Segundo paso rumbo a la Rectoría

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

A partir de mañana ante la Junta de Gobierno de la UNAM, órgano compuesto por 15 miembros de la comunidad académica designados por el Consejo Universitario, con un cargo honorario que se renueva anualmente con la salida del miembro de mayor antigüedad, inicia la presentación de programas para alcanzar la Rectoría y en la que participan los 17 aspirantes que reunieron los requisitos establecidos en la Convocatoria emitida por el propio órgano el 6 de septiembre.

Conocidos los nombres de todos y cada uno de ellos, sus capacidades, sus trayectorias y la aceptación por parte de la comunidad académica y estudiantil, se quedará reducida la lista y el próximo 22 del presente, será la reunión en la que se adelantará quién sucederá al doctor Enrique Graue, quien cumple sus 8 años de ejercicio al frente de la máxima casa de estudios.

Durante los últimos 24 años han sido médicos los que han estado al frente de la Rectoría. Inició el doctor Juan Ramón de la Fuente, lo sucedió José Robles Narro y finalmente Graue. Es el periodo de los médicos, no de los doctores, en el que la UNAM terminó con la huelga de 9 meses que paralizó todas las actividades y fue necesaria la presencia de la Policía Federal para recuperar las instalaciones y regresar al trabajo escolar y de investigación.

Entre los aspirantes, se presentan los médicos: Germán Fajardo Dolci, Laura Susana Acosta Torres, Esperanza Martínez Romero y el veterinario Jorge Alfredo Cuéllar Ordaz. Dos son físicos, tres son ingenieros, uno es economista, dos biólogas y uno en literatura y otro en derecho.

De acuerdo con las informaciones proporcionadas por las y los aspirantes, 12 hombres y 5 mujeres, 16 de ellos tienen doctorados y solamente uno se quedó en maestría.

Todos y cada uno de quienes buscar llegar a la rectoría reúnen capacidades diferentes, son docentes y ejercen sus profesiones de manera privada.

Esta será una elección de rector en momentos álgidos del país. Previó a la sucesión presidencial y en pleno proceso electoral, la UNAM ha sido víctima de descalificaciones de parte del presidente de la República, quien para obtener el título de licenciado en ciencias políticas tardó 14 años. Por cierto, prometió mostrar el documento oficial desde hace cinco meses y todavía estamos en espera de conocerlo y comprobar que no es uno de los que expiden los evangelistas de Santo Domingo.

La UNAM ha sido, es y seguramente será la máxima casa de estudios y mantendrá, es de esperarse, su reconocimiento global que le sitúa entre las 100 universidades más profesionales en el ranking correspondiente.

Ha sido generadora de presidentes de la República, secretarios de Estado, gobernadores, senadores, diputados etcétera en el mundo político; raíz de literatos reconocidos universalmente, semilla de grandes economistas, ingenieros, arquitectos, físicos, biólogos. Cuenta con más de 116 carreras y en ellas la pluralidad es la distinción.

Gobernar la Universidad Nacional de México, cuya población estudiantil supera los 350 mil de matriculados, no es tarea fácil. En el ejercicio de su autonomía, ha sabido caminar por senderos pedregosos y terminó por convertirlos en autopistas de concreto. 

Es una entidad apetecible por quienes ejercen el poder político y quisieran controlarla para contar con el espacio en el que dominen las ideas personales.

Su pluralidad es indiscutible. Las opiniones de los pensantes jamás se ocultan. Hay estudiantes y profesores de izquierda, de centro, de derecha. El análisis de las corrientes ideológicas conlleva a enriquecer el conocimiento. La ciencia es su fuerte. La investigación uno de los pilares fundamentales. 

En los últimos cuatro años, el huésped temporal de Palacio Nacional la emprendió contra la UNAM. La acusó de conservadora, de producir neoliberales y de enseñar un derecho que ya no se usa: el agrario, entre otras muchas lindezas.

Se sabe que grupos afines al gobierno se infiltraron para tratar “conducir” la sucesión de la Rectoría, pero también se conoce que el sector académico cerró filas y que la mayoría de los trabajadores se sumaron; en la parte estudiantil hay carnita para la protesta, la manifestación y hasta la violencia. No avanzaron lo suficiente.

Finalmente hay que resaltar que ante las presiones gubernamentales y de grupos extremistas, los cimientos de la UNAM han resistido y resistirán como lo han hecho las templos de Teotihuacán o Chichén Itzá, entre los múltiples existentes de las culturas originarias de lo que hoy es México.

La elección del rector o rectora no será mil sobre hojuelas ni estará rodeada de tersura. Los malandros querrán y estarán presentes para armar las protestas. Pero la UNAM es más fuerte que las ambiciones políticas.

Quien sea elegido para conducir los destinos los próximos 4 años, sabrá que por su raza hablará el espíritu.

E-mail: jesusmichelpm@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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