Cinco Años de Romper Esperanzas

*Niños con Cáncer, Desaparecidos y Sueños de Progreso Quedan Para la Siguiente Administración

*Desencanto: Diferencia Entre Convencer en 

Campaña e Imponer Desde el Gobierno

*Las Promesas que no se Cumplieron: Reconciliación Nacional y el Combate a la Corrupción

*Tampoco Acabar con la Inseguridad y Eliminar Privilegios

*Mucho Menos Respetar la División de Poderes, y Caminar en la Austeridad

*No se Terminó con la Impunidad, ni se Habló con la Verdad

*Respetar la Constitución y la Legalidad no ha Sido el Sello de Esta Administración

*Desde Palacio se Rompió con la Unidad Nacional, Fomentando Rencores

*Hay Campo Fértil Para el Autoritarismo que cada día se Aprecia en Mayor Magnitud

  ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

Se vinieron abajo las promesas de reconciliación nacional; también el combate a la corrupción; el acabar con la inseguridad; la de privilegiar transparencia; quitar privilegios; respetar la división de poderes; el camino de la austeridad; proteger las libertades; terminar con la impunidad; hablar con la verdad y; dar prioridad a la pobreza, entre muchas otras que despertaron la ilusión ciudadana.

Vimos con desencanto la enorme diferencia que existe entre convencer en campaña a imponer desde el gobierno. La primera consiste en un ejercicio donde existe un compromiso; la segunda, un acto unilateral autoritario.

El apego a la Constitución y legalidad no ha sido el sello de la administración actual, más bien, ha dejado claro en múltiples ocasiones, que le estorban, por lo que no ha dudado en un buen número de veces en conducirse al margen de las normas, provocando un efecto multiplicador en los gobiernos locales, aplican el lema de primero los caprichos y después la ley.

El país, después de cinco años queda con el síndrome de los cristales rotos, donde hay pedacería por todos lados, fragmentos que para volver a armar tiene un grado de dificultad enorme, sin embargo, ese es el reto de la próxima administración.

Dos aspectos constituyen motivo de gran preocupación; la división social es el primero a considerar, pues rompe con la unidad nacional, en ocasiones rayando en el fanatismo, con posturas irreconciliables y fomentando rencores, sin escuchar razones. La confrontación auspiciada por discursos de odio es caldo de cultivo para propiciar actos de venganza y luchas intestinas.

El auspiciar lucha de clases, desde las mañaneras, fomentando una ideología basada en la animadversión por las clases medias aspiracionistas, alimentando diariamente el rencor y el odio, bajo la consigna: si estás a favor del inquilino de palacio nacional eres de los mexicanos buenos y, si no, entonces eres un mexicano traidor a la patria, colocando dos bandos en pugna.

El otro punto, se localiza en el rompimiento del tejido social. se observa una inercia en vías de descomposición sin un eje articulador que fortalezca los vínculos familiares, por el contrario, se induce a los jóvenes a conseguir satisfactores individuales por encima de los valores sociales.

Estos dos aspectos están rompiendo con la identidad nacional, dejando un campo fértil al autoritarismo que cada día se aprecia en mayor magnitud, ante una creciente apatía de los jóvenes para inmiscuirse en los asuntos públicos que nos atañen a todos.

Se quedaron atrás las esperanzas de un mejor México, el daño ocasionado por esta administración es terrible, la lógica de sus acciones ha sido encaminada a concentrar el poder y el manejo electoral en los procesos de esa naturaleza.

El saldo que arroja es negativo, de ser un país con un alto índice de felicidad, ahora nos acongoja la tristeza con los homicidios, los niños con cáncer, los desaparecidos y las limitadas libertades, los sueños de desarrollo y progreso quedan para la siguiente administración.

La opción de cambio permite renovar ilusiones y esperanzas; la continuidad cercena los sueños y estimula pesadillas.

 

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