Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Marcelo se volvió a equivocar.
Decir que en 2012 cedió el ligar para que Andrés Manuel se postulara para la Presidencia de la República y, con ello, pretender cobrar “el favor”, es un despropósito.
¿Acaso ganó López?
¡Entonces no lo debe nada!
El excanciller no supo la crónica de una derrota anunciada. O la leyó correctamente y la entendió.
En algún momento fue considerado “hermano”, no por la relación sanguínea sino por la política y porque, en los primeros meses de la administración del señor López, Ebrard se convirtió en la pieza clave para apagar fuegos.
Si tenía información de que su jefe, más allá de su “amigo”, le dio esperanza de ser el sucesor, no supo aprovecharla.
Siguió trabajando, obedeciendo las órdenes aunque no las compartiera. Se convirtió en el traductor oficial y, quizá, mantuvo la lealtad y no cambió ningún sentido de los interlocutores.
Estaba arando, sembrando y en espera de la cosecha. El cambio climático, lo arruinó. ¿O le dio vida más allá del 024?
Sabía y bien, desde el momento mismo que renunció para iniciar el periplo por la República Mexicana, de la existencia no de uno sino de centenares de espectaculares, de otras tantas bardas, del volanteo, del apoyo de gobernadores, de dirigencias estatales, distritales y municipales de Morena y, sin embargo, firmó los compromisos.
Tenía la seguridad de que el huésped temporal de Palacio Nacional le pagaría la deuda.
¿Cuál?, seguramente se preguntó el señor López.
Y quizá para sus adentros, los de su altísima serenísima, se preguntaba: ¿qué le debo a este güey?
Esto es lo que parece ser y a lo mejor no es. ¿O sí?
Si Ebrard, cuyo destino era manifiesto y ahora es incierto, y si en efecto deja Morena y se va a Movimiento Ciudadano, hay que preguntarse si aceptó el sacrificio a cambio de que su “amigo” complete el ciclo de su transformación y le toque la candidatura en 2030, cuando ya esté en el séptimo piso y sin cobrar la pensión universal.
No es onanismo.
Penetrar en la perversa mente del quien de suyo supera todo pronóstico de ambición y confirma su convicción que su mal llamada transformación de cuarta requiere su presencia por interpósita persona, es algo que no logró el nuevo “jefe vulcano”.
Si alguien recapitula los logros alcanzados en su función de jefe de exteriores y omite la revelación del entonces presidente Donald Trump, no tiene memoria. Haber sido calificado de un ser un funcionario que “se dobla fácilmente” y no desmentirlo, se entenderá que el ahora rupturista en Morena declare: “no aceptaremos estar bajo el mando de esa señora”.
¿Y si todo es una pantomima?
Ante ello, nadie debe sorprenderse si se confirma que Dante Delgado le ha hecho el trabajo sucio a López y que todo estaba planeado por el maquiavélico de Macuspana desde las campañas anteriores.
La meta: obtener el poder y no soltarlo hasta que “el creador lo decida”.
Ficción que será superada por la realidad.
Y el colofón para no olvidar:
Si no gané ¿Qué le debo a este güey?
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