Espectáculo Maravilloso: la Bioluminiscencia de la Laguna de Manialtepec, sí, en Puerto Escondido

*Y el Agua se Cubrió de Tonalidades Moradas, Lilas, Rojas Cuando Llegó la Noche

*La Admiración y el Asombro Atraparon a los Turistas con las Chispitas Pegadas al Cuerpo

*Sobre la Lancha Erick Comenta la Vegetación de los Manglares Alimento de Aves y Peces

*También de las Iguanas, Nutrias, Víboras y Demás Fauna de la Zona

*Experiencia Inolvidable que Siempre Estará en la Mente de Quien la Vivió

*Y en Mazunte los Pobladores: Eslovacos, Ingleses, Franceses, Argentinos y Asiáticos… 

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

PUERTO ESCONDIDO, Oaxaca.- La tarde se fue no sin antes colorear la laguna de tonalidades moradas, lilas, rojas, rosas; la noche llegó, y con ella la hora para comenzar una experiencia inmersiva, casi mágica, maravillosa, que ofrece la naturaleza en pocos lugares a nivel mundial: la bioluminiscencia de la laguna de Manialtepec, localizada a 15 minutos de Puerto Escondido; un espectáculo al que asisten turistas nacionales y extranjeros que causa admiración y asombro.

Y es que la noche es ideal para observar destellos de luz blanca, azul, naranja, roja o verde que emite el plancton que se junta en los manglares de las aguas de Manialtepec; son lucecitas, chispitas que se pegan al cuerpo; que aparecen sólo en temporada lluvia.

Erick, quien conduce la lancha, aconseja que en el trayecto se evite meter las manos al agua porque hay ramitas que pueden lastimar. Comenta que la vegetación de los manglares es de tres por ciento a nivel mundial, pero lo más importante, representa el 10 por ciento de la alimentación del ser humano porque forma parte de la cadena alimenticia de aves, peces, y animales como las iguanas, las nutrias, las víboras y demás.

Durante la navegación, explica que el aire está muy fuerte, lo que hace que el plancton sea llevado sin rumbo fijo, por lo que, en esta ocasión, hay que buscar dónde hay más concentración para que la bioluminiscencia se observe mejor.

La luna poco iluminó la negrura de la noche. El capitán, con lámpara en mano, alumbra a lo lejos para cerciorarse de la presencia de pescadores y del rumbo de otras embarcaciones que están en la búsqueda de la bioluminiscencia. Hace altos constantemente, ocasión que los pasajeros aprovechamos para tocar el agua que, tibia, invita a nadar.

La paciencia ante todo para -como aseguran- garantizar que tendrás una experiencia que siempre estará en tu mente, que nunca olvidarás, que compartirás para que otros anhelen estar en este lugar que se podría decir que, si hubiera punto de comparación, sería el equivalente al de la aurora boreal, pero en el agua.

Las estrellas se asoman y es otro espectáculo que asombra, que embelesa, sobre todo, a quienes venimos de ciudades donde poco se ven estos cuerpos celestes; el aire peina los cabellos hacia atrás; el agua salpica con pequeñas y cálidas gotas; el silencio de la noche es interrumpido con el ruido del motor, no obstante, se impone la voz del guía.

Después de varios minutos decide parar y atar la cuerda de la lancha en una rama y, entonces, la hora se sumergirnos. Surgen las preguntas: 

-¿Te vas a meter?, le dice un papá a su hijo. 

-¡Claro, a eso venimos!, responde. 

El hermano mayor cuestiona: 

-¿Qué tal si sale algún animal?

Y ese niño dijo que ¡también hay cocodrilos! 

De inmediato la aclaración del guía: 

-Están en el río, no en la laguna. Nunca los expondríamos; pero ustedes deciden. 

-Es que ¡venimos de tan lejos!, señala una joven. 

Su madre precisa: 

-Sí, a ver la bioluminiscencia no a saltar al agua…

El capitán anima y, entonces, la mayoría se avienta al agua sin pensar más y se dedica a sentir la tibieza, a vivir el momento, a disfrutar de este fenómeno físico que se acelera con el movimiento del agua por lo que se recomienda agitar las manos, ponerse en forma de angelito moviendo pies y manos.

El vaivén del agua poco a poco aleja al bañista del barquito. De inmediato se acerca al grupo, se sostiene de la pequeña escalera de la embarcación. Otros más se divierten metiendo y sacando la mano que se observa iluminada, con brillos blancos.

Apenas, en ocasiones, la bioluminiscencia se tornó azul. Las cámaras de los celulares no pudieron captar el momento mágico, pero eso impidió que la diversión se apagara.

El tiempo en el agua cada quien lo decidió. Poco a poco nos fuimos subiendo a la embarcación. La experiencia fue sumamente placentera, grata, de asombro al verte brillar con pequeños destellos que se apagaban repentinamente.

Cabe resaltar que es obligatorio, antes de subir a la lancha, ponerse el chaleco salvavidas que ofrece el guía.

En cuanto a los precios por realizar esta actividad, varían. Si llegas en carro al punto de partida de la embarcación, el costo se reduce notablemente. Va de los 200 y hasta los 800 pesos por persona.

OTRAS ACTIVIDADES

También en Puerto Escondido puedes hacer un viaje en lancha para el avistamiento de delfines, nado con tortugas, paseos a caballo, renta de cuatrimotos y/o sencillamente ver el amanecer o el atardecer.

En la playa, en la Principal, los pelícanos caminan, juegan con el ir y venir de las olas; no les perturba la gente que llega a observarlos. Más allá las embarcaciones que esperan que el turista se anime a pasear. Los niños insisten a sus acompañantes refrescarse con el agua de mar con las, aparentemente, inofensivas olas que, de pronto te sorprenden con su fuerza y hacen que caigas y te revuelques en la arena que te empaniza por completo.

MAZUNTE

Pueblo Mágico es Mazunte, con su pequeña pero multicultural población de extranjeros. Eslovacos, ingleses, franceses, argentinos, asiáticos y más que han decidido quedarse en esta población que cuenta con un lugar muy especial: Punta Cometa, donde se admira el amanecer y el atardecer.

Y es que su forma de medio círculo permite observar los atardeceres o amaneceres que día tras día ofrece la naturaleza cuando se une el mar y el cielo.

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