Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Milei, impuso su ley.
Y dejó atrás al oficialismo y muy probablemente se convierta en el nuevo presidente de Argentina.
Mauricio Macri puso fin a la “monarquía” de la pareja presidencial formada por Ernesto Kirchner que le heredó la silla más valiosa de la Casa Rosada a su esposa, Cristina. Ella vivió la crisis económica del “Corralito” y debió entregar el poder al adversario de la derecha que no pudo o no quiso resolverla.
Por ello, Alberto Fernández, primo de Cristina recuperó el “cetro” y gobierna desde 2019 y todo indica que se lo arrebatarán este año. Diciembre, diría José Alfredo Jiménez: “diciembre me gustó pa’que te vayas” y, don Beto, “amigo personal” del inquilino temporal de Palacio Nacional, le tocará una “amarga navidad”.
El “politólogo”, aprendiz de todo y oficial de nada, levantó la voz para señalar que la crisis económica fue la responsable de que Milei obtuviera el triunfo en las elecciones primarias de Argentina.
No solo fue el problema económico.
Para el “experto” analista, a su “amigo”, Alberto Fernández, le faltó decisión y, “zigzaguearon mucho, “cuando no hay definición, también, no se puede contar con el apoyo del pueblo”.
El año pasado, Brasil renovó a su presidente. Y lo que se esperaba como una victoria arrolladora por parte de Lula Da Silva, no se consiguió. Hubo necesidad de la segunda vuelta para obtener el triunfo y trasladarse al despacho presidencial en Brasilia. Ahora, en 2023, Fernández y el kirchnerismo viven en carne propia la zozobra de saber que en las elecciones sean derrotados.
Todo indica que así será.
Y es momento de reflexionar dónde están fallando los populistas, que se disfrazan con el traje de izquierdistas. En Argentina hay pruebas del enriquecimiento “inexplicable”, aunque se tenga que decir que es muy explicable, de la ahora vicepresidenta que, por cierto, se encuentra bajo proceso judicial y solamente el fuero que le otorga ser senadora ha impedido a la autoridad encarcelarla. La exhibición que se ha hecho de su cuantiosa riqueza, tiene a los habitantes, sorprendidos. La corrupción que impera en la República de Argentina es conocida globalmente sin que se haya podido detener. Fernández pretendió gravar con altos impuestos las herencias, lo que le ocasionó un choque frontal con la clase pudiente, la misma que ahora impulsar a Javier Milei.
La falla de los “neoizquierdistas”, porque en su pasado no lo fueron, es que prometen el oro y el moro y solo entregan el moro. El oro se queda en su círculo cerrado.
Sin ir más lejos, aquí, en México, se observa la existencia de un gobierno que ha polarizado a la población, secuestrado las leyes, atacando a las instituciones bajo el argumento de sus elevados costos y ha pauperizado, en gran parte, a la clase media que mostraba empuje y aspiración de superarse. Suficientes elementos para que el pedagogo y demagogo, los calificara de aspiracionistas.
Pese que afirma poder morir tranquilo al saber que ha reducido la pobreza, se niega a mirar la letra chiquita de los reportes elaborados por INEGI y Coneval y acomoda los números y los porcentajes para señalar que es un orgullo haberlo logrado.
Y sin tener vela en el entierro ni ser el padrino del novio, el huésped temporal del virreinal edificio, se mete en lo que no le importa y señala que “las devaluaciones y crisis económicas le ayudan a la derecha” y al conservadurismo, “es un poco lo que pasa en Argentina, no lo estoy comparando (a Macri) con Hitler, que quede claro, es una referencia histórica”.
¿Nos aplicará la misma referencia histórica? Por cierto ¿dónde la encontró?
Los “progresistas” en Argentina miran con lágrimas en los ojos el riesgo de que Milei gane la Presidencia. ¿Y entonces en dónde hallarán justicia y empleo?
Tiempo es de que el ciudadano López ponga sus barbas a remojar.
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