Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Este día viajará Alicia Bárcena a Washington. Es su primera gira como secretaria de Exteriores y, cómo no, va a la capital del imperio económico al que ya le envió dos memorándums para reclamar la instalación de boyas en el río Bravo por orden del gobernador Greg Abbott. Su viaje no será un día de campo. Tendrá reuniones con personajes con los que hablará de migrantes, tráfico de armas, desarrollo económico y ¡fentanilo!
Para el gobierno de Joe Biden la exportación ilegal de fentanilo desde México hacia Estados Unidos se ha vuelto un problema de salud que debe resolver antes de iniciar la campaña para obtener la candidatura demócrata para su reelección.
En los últimos meses, funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca han viajado a Palacio Nacional en donde se han entrevistado con el huésped temporal y con sus empleados del gabinete de seguridad para abordar, específicamente, el tema del fentanilo. El presidente, como pedro, ha negado en tres y más ocasiones, que en México se fabrique la letal droga, no obstante los informes que han hecho públicos los secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval y de Marina, Rafael Ojeda, que contienen el número de laboratorios clandestinos destruidos por las fuerzas castrenses, la incautación de millones de pastillas y de precursores provenientes de China.
Sin embargo, la directora de la DEA, Anne Milgram, ha denunciado en comparecencias en el Senado y la Cámara de Representantes, bajo juramento, que tienen localizadas las acciones de los cárteles criminales que importan precursores, procesan la droga y la llevan ilegalmente a Estados Unidos.
Ahora es el jefe de la oficina antidrogas del Departamento de Estado de Estados Unidos, Todd Robinson, quien señaló que “el fentanilo sí se fabrica en México”.
“Todo lo que hemos visto muestra que, de hecho, el fentanilo sí se está fabricando en México y sabemos que sus precursores químicos vienen de China“, afirmó el secretario adjunto para Asuntos Internacionales de Narcóticos, en una entrevista con EFE.
El gobierno estadounidense tiene información de que los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación producen el fentanilo en laboratorios clandestinos mediante productos químicos y cosméticos que adquieren legalmente de China.
El subsecretario antidrogas estadounidense dijo a la agencia informativa: “Yo mismo he viajado a México y he visto lo que se fabrica allí, tanto de metanfetaminas como fentanilo. Y estamos trabajando tan duro como podemos con nuestros socios en México para detener el tráfico de dichas sustancias”.
Se presume que en privado, en las charlas “amistosas” entre el presidente mexicano y su equipo del gabinete de seguridad y los funcionarios de Estados Unidos y Canadá, se precisan datos y se reconocen la inacción o la acción para frenar la producción de fentanilo. Una de las propuestas que se hizo pública por la secretaria de Seguridad Ciudadana de nuestro país, fue el acuerdo para cortar las cadenas de producción de la letal droga.
El huésped temporal de Palacio Nacional como regla, rechaza que en México se produzca fentanilo. Lo hace en sus monólogos matinales. Pone en entredicho el trabajo de las fuerzas castrenses y sabe y bien, que su política de abrazos, no balazos, de los “voy a acusar con sus abuelitos, sus mamás y su papás”, ha permitido el crecimiento exponencial de la violencia, las ejecuciones, la instalación de laboratorios clandestinos –no podría ser de otra manera- en donde se fabrica fentanilo y otras metanfetaminas como la piedra.
Negar todo, es su política pública. ¿Qué dice y que acepta en lo privado?
Por fortuna los estadounidenses gustan de oxigenar los acuerdos a los que llegan con otros países. Gracias a ellos nos enteramos de lo que aquí, en el gobierno de la transparencia, se nos oculta.
Bárcena se estrena en el extranjero y asiste a la nación con la cual hay diferendos serios: armas, drogas, violación al T-MEC y migración, entre otros.
Por supuesto que la secretaria de Exteriores es diplomática de carrera y tiene enorme experiencia para atender los asuntos. Veremos cómo la tratan y qué informa a su regreso.
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