Cinco Años Después

*Persistencia: Continuar Distribuyendo la Responsabilidad al Pasado

*En la Etapa Final del Sexenio los Mexicanos Pagamos el Costo

*Pero él Cinco Años Después, Sigue Justificando su Negligencia

*Al no Ejercer con Responsabilidad sus Funciones, el Daño a los Gobernados es Mayúsculo

*Y Aunado a Ello Está Solapar la Corrupción de sus Allegados

ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

El inicio del sexenio despertó gran interés, las condiciones del país requerían un cambio profundo, el hartazgo social había llegado al límite, el clamor generalizado exigía una transformación con énfasis en el combate a la corrupción e impunidad; la seguridad pública y; el desarrollo económico, lo electoral se daba por descontado al considerar solventado ese rubro. 

La ola se desbordó en favor de López Obrador, persona a quien se consideró capaz de darle la vuelta y solucionar los grandes problemas de México. Así, con esa esperanza, millones de electores depositaron su confianza, creyeron que pondría las bases para combatir con eficacia esos males, lo que lamentablemente no aconteció.

A partir de que comenzó su mandato ha sido pura verborrea, desde un principio utilizó un discurso para responsabilizar al pasado con relación a esos escabrosos temas, acusando a sus antecesores de haber propiciado las pautas que condujeron al país a esas prácticas nocivas, narrativa que desde luego tuvo el efecto esperado, pues era evidente la descomposición que prevalecía.

Así, descargó días tras día su mensaje distribuyendo las culpas al pasado: un régimen de complicidades, de abusos, de excesos y privilegios, en fin, todo un sinnúmero de calificativos dejando caer la desgracia presente como consecuencia de acciones y omisiones ajenas a su administración, lo que tuvo eco.

Desde antes de asumir el mandato sabia a lo que iba a enfrentar, por lo que no puede decirse engañado y menos desinformado, sabía que esos problemas serian de su incumbencia, estaban dentro de su ámbito de responsabilidad y bajo su control.

Sin embargo, a menos de un año de terminar la encomienda y después de cinco de ejercer el cargo, sigue con el mismo discurso: la culpa es de los de atrás. Es una forma de justificar el fracaso palpable en materia de seguridad, corrupción e impunidad. Los datos duros dicen que se han incrementado en este sexenio considerablemente ese tipo de conductas ilegales, con sus consecuentes efectos.

La persistencia de continuar distribuyendo la responsabilidad al pasado, cuando su administración está en la etapa final, lo único que significa es que en esos rubros los resultados son negativos y, la irresponsabilidad en su manejo la pagamos los mexicanos, sin que sean de ayuda los pretextos oficiales.

Precisamente fueron esos rubros la razón de ser elegido y, ahora, ante el incumplimiento a la confianza depositada en él, cinco años después, sigue justificando su negligencia con el prurito de voltear al pasado, cuando ha sido en esta administración donde se han presentado el mayor número de ejecuciones y los más evidentes actos de corrupción.

Y conste que no se trata de justificar a nadie, el que la deba que la pague, por eso aspiramos a un estado de derecho, sin embargo, cuando un Jefe de Estado no ejerce con responsabilidad sus funciones, el daño que causa a sus gobernados es mayúsculo, como actualmente ocurre.

Además, tampoco es aceptable que después de cinco años de gobierno siga con la misma cantaleta, aludiendo al pasado con el objeto de esconder sus faltas, su negligencia, incapacidad y aunado a lo anterior, solapar la corrupción de sus allegados.

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