Hilario J. Rodríguez. Construyendo Babel. Editorial Tropismos, Madrid, 2023. 232 páginas
DAVID MARKLIMO
El origen del libro fue un misterio familiar. El autor descubrió que había tenido un tío en Brasil, perdido, donde estudiaba una lengua casi al borde de la muerte, la lengua akroá. Según pudo investigarse, ese tío había vivido en comunidad, aprendiendo y detallando cosas para que perdurasen. La familia recibió, en 1992 -justo en el año del Quinto Centenario del encuentro de Colón-, la noticia de su muerte. Treinta y nueve años atrás le había perdido la pista en Portugal. ¿Cómo llegó a Brasil, por qué deicidio documentar una nueva lengua? ¿Qué papeles estudió?
Por ello, hay quienes consideran Construyendo Babel, del filólogo español Hilario J. Rodríguez, un ensayo, pero también hay quienes lo consideran una novela. Quizá sea un género híbrido o simplemente sea que partes del libro son novela y otras tantas un ensayo. No sería la primera ocasión que sucede algo así. Pero si tiene una particularidad importante: los libros que menciona porque se apropia de ellos, los hace suyos. Su historia no es solo la historia de una familia: es la introducción de esa historia en los espacios que hay entre otras historias, entre otras familias, en escenarios y tiempos distantes. Por eso comienza y acaba constantemente; por eso sus personajes pueden morir y resucitar en la misma frase; por eso el amor surge al mismo tiempo que se diluye; por eso, cuando uno acaba su lectura, tiene en realidad la sensación de estar comenzándola. Tiene tintas de Austerlitz, el famoso libro de Sebald, ya juzgará el lector.
Estructurado en 6 partes en las se entremezclan vivencias, anécdotas, pensamientos, memoria personal y colectiva, Construyendo Babel es una biblioteca de la memoria convertida en pirámide o quizá sea mejor decir que es un compendio de lecturas que más entroncan con la vida de Hilario Rodríguez. ¿Son las más significativas, las que más le gustaron, las que más recuerda? A saber. Lo que si podríamos decir es que biografía y lectura son las palabras clave de este libro. Ambas se entrelazan y uno no termina de saber, aunque realmente de lo mismo, si son los sucesos de nuestra vida en los que determinan nuestras lecturas como si son esas lecturas las que nos llevan por según qué caminos. Evidentemente, de esto se deriva una potente reflexión sobre la propia identidad: hay rostros y rastros que se desvanecen, nombres que solo son dos palabras en un libro, asociaciones, tenues hilos que nos llevan por lugares tan variopintos como Galicia, Londres, o los Estados Unidos.
Son extremadamente interesantes las partes en las que predominan las reflexiones sobre lectura y/o la escritura (esta como forma de supervivencia, aquella como alimento de la imaginación), sobre todo cuando se vinculan con la memoria familiar y/o colectiva. Resulta recomendable entender cómo un autor se plantea cuestiones como el significado de los libros, cómo se comienza a «edificar» una biblioteca, qué nos lleva a leer determinados autores u obras. De igual manera, es significativo acercarse a los textos en los que el autor indaga en autores más o menos malditos, con identidades difusas, como ese tío perdido en Brasil, ligado a la historia nunca dicha de la familia.
Una pregunta inquietante de Construyendo Babel es la escritura del dolor, cómo transmitimos lo que duele, lo que nos molesta en el ámbito emocional. ¿Qué sueles leer cuándo algo te escuece? Esos detalles de lo ínfimo y lo pequeño, alejados de la gran cultura, son bastante curiosos y controvertidos.
El libro, nos hablar de como descubrimos que quizá en nuestras bibliotecas se haya ido desplegando toda nuestra vida, a la espera de que algún día tengamos la necesidad de ir en su busca. Para pensarse, ¿no?