Eduardo Ramírez dijo que se debe reflexionar a profundidad la legalización de la amapola para fines medicinales para resolver los problemas de fondo que genera.
Durante su participación en la presentación del libro “Regulación de la Amapola”, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado dijo que el cultivo de amapola impacta en la inseguridad que vive nuestro país y en el tejido social de las comunidades, porque los sembradíos no se ubican en las cabeceras municipales, sino en los núcleos de población ejidal.
El también coordinador del grupo parlamentario de Morena, señaló que Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Durango padecen “esta actividad ilícita”, en la que algunos campesinos son explotados, otros son conscientes de lo que hacen y otros más son obligados a cultivarla.
Agregó que existe desabasto de medicamentos derivados de los opioides, como la morfina y oxicodona, y que de las cerca de 500 mil personas requieren cuidados paliativos contra el dolor, sólo la mitad los recibe y no en la cantidad que los necesita.
A pesar de que en México se cultivan alrededor de 30 mil hectáreas de amapola en el país, hay desabasto, significativo de medicamentos derivados de los opioides.
“En el año 2000 a la fecha, se han destruido más de 50 mil hectáreas de esta planta. No obstante, su cultivo no se ha erradicado y hay personas en prisión, hay un grave problema de desabasto para los medicamentos”, indicó.
Ramírez Aguilar agregó que México es el tercer productor de amapola ilícita en el mundo, sólo después de Afganistán y Birmania; además de que su producción legal para medicamentos no está autorizada por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, lo que provoca que toda la amapola que se produce termine en el mercado ilegal.
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