Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Nadie está en desacuerdo que el gobierno federal voltee la mirada hacia los ejidatarios, indígenas, micro productores y medianos productores de granos, principalmente maíz y que se les hayan destinado recursos públicos para apoyarlos, además de entregarles “millones de toneladas de fertilizantes”.
¡Qué bueno que los que menos producen por alta de buenas tierras y recursos estén en el radar presidencial!
Qué mala definición de los grandes productores: ¡abusivos, conservadores, acaparadores y corruptos!
La frase “sin maíz no hay país” es una verdad de tonelada. Porque la idiosincrasia de los mexicanos los lleva a comer tortillas por encima del pan. Los tacos son insustituibles, ya sean de comercios u hogareños.
De acuerdo con datos oficiales, México produce suficiente maíz blanco para el consumo interno y exporta poco más de un millón de toneladas. El gobierno decidió vetar el maíz transgénico, amarillo, que se utiliza para ganado y aves.
El campo, con todo y el apoyo a los indígenas, ejidatarios y comuneros principalmente, se encuentra abandonado. Con la supuesta política de combatir la corrupción, eliminó a los líderes agropecuarios que “se robaban el dinero” y ahora se “entrega directamente, sin intermediarios”. Al mismo tiempo, el gobierno de la cuatroté, tardo cuatro años para fulminar la Financiera Rural, cuya función primaria fue otorgar créditos con bajos intereses e incluso a la palabra cuando los campesinos no tenían forma de comprobar sus propiedades.
Ahora todo se maneja desde Palacio Nacional.
Y esa exclusión de los llamados “grandes productores” reúnen los requisitos para degradarlos y poner en riesgo la siembra y cosecha de maíz, sorgo, frijol, entre otros granos.
Dándole cuerda a Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, quien propuso a los productores que tomaron por 4 días el aeropuerto de Culiacán, tomar las bodegas de los “acaparadores” representados por Gruma, Minsa y Cragil, el huésped temporal de Palacio Nacional, anunció que no esperen ningún apoyo, porque su política es “por el bien de todos, primero los pobres”.
Nadie le discute el apoyo a los pobres. Se critica que suponga que con ese respaldo suponga que habrá suficiente producción de granos.
Es un desacierto descomunal comparar los distritos de riego, en los que se genera la mayor parte de producción agrícola, con las tierras convertidas en páramos por falta de agua, fertilizantes, semillas.
Si bien hay precios de garantía, no alcanzan ahora para cubrir la inflación y el reclamo de los productores de Sinaloa y ya de otras entidades, es que el gobierno a través del fraudulento Sistema Alimentario Mexicano (Segalmex) compre la producción que está, prácticamente, a la intemperie.
La respuesta es NO.
Y cuando escasee el maíz, aumente sustancialmente el precio de la tortilla y el pan, solamente se sobará la frente y dirá: es culpa de los conservadores.
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