Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Del gozo al pozo.
Así fue la reacción de Mario Delgado, dirigente nacional que no líder, de Morena, al ratificar que si se “pierde Coahuila” el PBVEM y el PT no estarán en la alianza de 2024.
Porque sería una “situación muy incómoda” había dicho el 9 de mayo al acusar a las dirigencias locales de PT y PVEM de haber traicionado a los coahuilenses y ayer lo repitió. Sin embargo, el sábado celebró la decisión de la dirigencia nacional del Verde, encabezada por Karen Castrejón, por declinar en favor de Armando Guadiana.
El mismo sábado les cayó el veinte a los morenistas: Lenin Pérez no declinó y advirtió que llegará a las elecciones del próximo domingo “porque estoy en las boletas”.
La tardía reacción de los verdes para abandonar a Pérez no servirá de nada. Ahora solamente podrán pedir a los ciudadanos que voten por Guadiana, cuando el tiempo de acaba y la elección se realizará.
Tampoco analizaron o intencionalmente lo ignoraron, que las boletas ya estaban impresas y en ellas aparece el nombre de Lenin Pérez cobijado por el PVEM y el partido local UDC -Unión Democrática Coahuilense-, por lo que el candidato que ocupa el cuarto lugar en las encuestas con 7 por ciento de las preferencias electorales, podría repuntar al hacer público el abandono del Verde para “solidarizarse” con Guadiana, quien se encuentra en segundo lugar con una diferencia de 15 puntos por debajo de Manolo Jiménez.
Delgado ha demostrado con esta candidatura que se equivocó. Sin embargo, en los corrillos de Morena se afirma que solamente “cumplió la instrucción presidencial”.
Sorprende que el senador Ricardo Monreal haya pedido a la dirigencia del PT abandonar los intereses personales y sumarse a la campaña del candidato Guadiana, quien va como el llanero con antifaz: solito y de vez en cuando se hace acompañar por Toro.
El magnate del carbón no tiene siquiera esa suerte. A él lo dejaron cabalgar en soledad y nadie se atrevió a brindarle su amistas, aunque fuera de dientes para afuera.
Una derrota de este talante pondría en evidencia que Morena no es tan poderoso partido como lo pregona sus dirigentes.
Hay que revisar los mensajes presidenciales y las amenazas incluidas si los beneficiarios de los programas sociales no votan para que siga la transformación de cuarta.
Por otra parte, si surte efecto en los electores del Estado de México el pasado de Delfina Gómez, los comicios se apretarán peligrosamente para la protegida del huésped temporal de Palacio Nacional.
La ambición del gobierno era ganar las dos elecciones y terminar de sepultar al PRI.
Por las encuestas reales, no las ficticias de Edomex, todo apuntaría que Coahuila seguirá siendo tricolor y que en la vecina entidad a la Capital del País puede haber sorpresa y Morena, con todo y sus aliados, podría morder el polvo.
El domingo próximo sabremos la verdad. Se podría dar por descontada la derrota de Guadiana porque sin la declinación de Lenin y la ausencia del PT, su soñado triunfo se diluirá y con la señora Gómez, todo es posible que ocurra. ¿La alcanzará su pasado o los electores se lo perdonarán?
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cruzan apuestas.
