En la búsqueda de ofrecer a sus visitantes nuevas formas de aprendizaje, el Museo Memoria y Tolerancia, en colaboración con Meta Platforms Inc. (antes Facebook) ha introducido tecnología de realidad aumentada en varias de sus salas con las que complementa sus exposiciones permanentes relativas al recuerdo de los genocidios ocurridos en la historia y las reflexiones sobre inclusión social en un mundo diverso.
“Creemos y estamos convencidos de que nuestros visitantes tienen ante ellos un museo que grita, que duele, que le dice no a la indiferencia y que necesita que las personas regresen cada vez más. Es por eso que utilizamos esta tecnología, para que nuestro museo crezca y se expanda. Al recorrer las salas los visitantes se van a encontrar con un gran logro, que es el que esta tecnología nos permite sentir más y conocer más”, dijo Sharon Zaga, presidenta y cofundadora del museo, durante la inauguración.
Aunque por el momento, sólo están habilitadas seis de las 16 salas que serán modernizadas con esta tecnología, que superpone elementos digitales sobre objetos reales para profundizar en los contenidos académicos del recinto, los visitantes ya pueden hacer uso de la aplicación, disponibles tanto para iOS como Android, que les permitirá tener acceso a este contenido digital.
En las salas faltantes estará disponible el formato, según informaron trabajadores de la empresa mexicana Inmersys encargada del desarrollo de cada una de las “experiencias”, quienes puntualizaron que hay dos tipos de realidades aumentadas utilizadas durante el recorrido: unas que forzosamente piden el reconocimiento espacial con el museo, aunque no se tenga internet, y otras que funcionan como filtros de Instagram, mismos que se pueden experimentar desde la cuenta del museo.
De este modo, los visitantes podrán dimensionar el atroz lucro que los nazis realizaron con las pertenencias de sus víctimas en campos de concentración, como lo fue con miles de zapatos, mismos que aparecen en las pantallas de dispositivos, acompañados de un contador que no se detiene nunca; visualizar los espacios que fueron negados a la población en Camboya, durante el régimen de los Jemeres Rojos, como centros religiosos, escuelas y hospitales; así como ver en movimiento el icónico memorial Potencial Perdido, del artista holandés Jan Hendrix, dedicado a los más de dos millones de niños asesinados en genocidios.