*Les Salió el Chirrión por el Palito: a los
Ochenta Años el Antiguo Absorbió al Nuevo
IVÁN RUIZ FLORES
No pasaron más de tres años cuatro meses para decir adiós al Instituto Nacional Para la Salud (INSABI). Fueron 40 meses de no hacer casi nada y gastar mucho. Sumaron 1,209 días de sostener contra viento y marea la promesa de campaña lema del actual presidente en turno. El desastre en todos los renglones de la corta vida de dicha institución fue evidente. La vanidad presidencial nos está saliendo muy cara a los mexicanos.
Hoy, (para ira del presidente) el PAN tenía razón, ya que desde el principio y posteriormente en las cámaras de Diputados y Senadores insistió no sólo en la falta de servicios de salud de parte de ese organismo, sino del desastre administrativo que se está exhibiendo.
Desde el mes de febrero de 2020 a través de la senadora Martha Cecilia Márquez Alvarado, cuestionó el surgimiento de esa institución, al advertir que “la entrada en vigor del INSABI en este 2020 ha sido deficiente y plagada de múltiples irregularidades, en perjuicio de la salud de miles de pacientes en el país, quienes han denunciado el alza a cuotas en los servicios de salud, como son internamientos y procedimientos quirúrgicos, la falta ya permanente de medicamentos e insumos básicos, así como la falta de tratamientos para enfermedades catastróficas como el cáncer infantil, situación que se viene experimentando desde 2019, entre otras”. Y dijo una verdad de a kilo:
“El gobierno no puede jugar con la vida de las personas. Lo hemos dicho desde antes y los reiteramos ahora, fue un grave error quitar el “Seguro Popular” e imponer el INSABI, sin un periodo de transición y sin la debida planeación, provocando que no se ofrezcan a los pacientes mejores servicios de salud con oportunidad y con calidad”.
Pero no pasó nada y siguieron adelante con aquel que se observaba como fracaso.
“El desorden en los servicios de salud es consecuencia de la improvisación en la toma de decisiones por parte de este gobierno. Ante el caos en los servicios de salud que pone en peligro a miles de mexicanos, es necesario que continúe el “Seguro Popular” para brindar atención médica a la gente más necesitada”, insistió.
Pero todo mundo creía que era sólo defender el Seguro Popular que había instituido el presidente de la república emanado del PAN (Vicente Fox Quesada).
No fue así, porque ella tenía razón. Tres años y meses después el fracaso de la mencionada institución es una realidad que se inscribe en la historia ante la pérdida económica del INSABI calculada en más de 457,000 millones de pesos.
LOS BARATOS
PREGONES
Hoy que ya no está, desde la cúpula del poder siguen sin enterar a los mexicanos del desastre administrativo que lo llevó a la tumba. No cumplió con nada, ni siquiera con aquella propaganda.
Hasta con desprecio para el Instituto Mexicano del Seguro Social, se pregonaba:
“El nuevo Instituto brinda servicios de salud gratuitos y de calidad a todas las personas que se encuentren en el país y no cuenten con seguridad social; se hará bajo criterios de universalidad, igualdad e inclusión”.
También se decía con mucha pompa:
“Los beneficiarios del INSABI recibirán servicios médicos sin restricciones porque habrá atención universal para todos los padecimientos, incluidos aquellos que generan gastos catastróficos, para lo cual se ha creado el Fondo de Salud para el Bienestar; también recibirán medicamentos gratuitos y demás insumos requeridos para sus tratamientos”.
Pero no solo ello, sino con mucha vanidad mentían:
“A diferencia de antes, con el INSABI las personas sin seguridad social no necesitarán afiliarse ni pagar cuotas para recibir atención médica y medicamentos gratuitos; solo deberán contar con CURP o presentar acta de nacimiento”.
Había más:
“Para garantizar y mejorar la atención en los servicios públicos de salud, el INSABI reclutará a nuevos médicos y enfermeras con sensibilidad social, con alto sentido de la ética profesional y que estén dispuestos a trabajar en las regiones de mayor marginalidad del país, por lo cual recibirán estímulo adicional”.
¿Qué sucedió?
Que ni el autor de la idea, ni quienes la pusieron en lamentable marcha tenían la menor idea de nada. Mientras tanto, aquellos viejos que fueron los creadores del Instituto Mexicano del Seguro Social se carcajeaban. Algunos en sus tumbas, como el presidente Manuel Ávila Camacho que el 19 de enero de 1943 lo había inaugurado “para garantizar el acceso integral de los trabajadores al desarrollo.
Inclusive la historia señala que el primer director del IMSS fue Vicente Santos Guajardo.
Aseguran que en un ensayo biográfico Ignacio García Téllez (titular del Instituto de 1944 a 1946) relata que en 1943 cuando ya había renunciado a la Secretaría del Trabajo, fue llamado por el presidente Ávila Camacho, quien al llegar la pregunta:
“-¿Qué se ha hecho, Nacho?
“-Luchando en mi despacho, señor Presidente.
“-¿Qué dice su ilusión por el Seguro Social?
“-Señor, Presidente, ya renunció el Licenciado Santos Guajardo, desilusionado.
“-Bueno ahí tiene usted la oportunidad de realizar sus sueños del Seguro Social.
“-Señor Presidente, con las cosas como van lo creo difícil.
“-Licenciado, yo soy el Presidente y le doy mi palabra que lo apoyaré. Se me ha atacado de conservador, pero al organizar y poner en marcha el Seguro, dejaré una obra trascendente en materia social, que salvará a mi gobierno ante la posteridad. Así que señor licenciado, usted me responde.
“-Entonces, Señor Presidente: ¡Vamos a fundar el Seguro Social en México!”.
¡Y con sus problemas, pero… ahí está!
Años más tarde, el 30 de diciembre de 1959, se crearía el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como un organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios, para administrar los seguros, prestaciones y servicios que la misma contiene…”
Pero ese es otro cantar, porque hoy el IMSS está recibiendo los restos del INSABI.
¿Qué sucederá?
Ya veremos…