De Tepito a la Casa Blanca

David Hernández.

El día comenzó con una imagen: una mujer con el pelo recogido, con lentes, chaqueta blanca y mascada multicolor anudada al cuello, camina por lo que parece ser una acera, separada de un jardín por una cerca negra. Tras ella, un poco más atrasados, vemos a cuatro varones que resultan ser ni más ni menos que el Secretario de Marina (el almirante Ojeda), el embajador de México en los Estados Unidos (el señor Moctezuma), el canciller de la República (Marcelo Ebrard) y un colaborador del canciller (Roberto Velasco, el director para América del Norte en la SRE). Si nadie supiese quienes son los personajes, la fotografía pasaría por ser una imagen de lo más cotidiana. Pero es llamativa por otras cosas: la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana va en primer plano y sonríe. Sabemos, por el medio que difunde la imagen, que el grupo se predispone a entrar a la Casa Blanca, el hogar del presidente de los Estados Unidos. De nuevo, la Secretaria sonríe. Es esa sonrisa lo que llama mi atención.

Le escribo a un amigo: esta foto me hizo recordar que ella empezó atendiendo el tema de seguridad en Tepito. Vaya viajecito. Pero a medida que el día se sucedía, la frase empezó a generar dudas y posibilidades. ¿Es posible hacer un perfil político a partir de imágenes sueltas, un poco disconexas unas de otras? ¿Qué nos dicen estas miradas? ¿Importa? Recurramos a la hemeroteca, pues.

Efectivamente, ella comenzó su trayectoria política en Coordinaciones Territoriales de Seguridad Pública y Procuración de Justicia en la colonia Morelos, donde se ubica el barrio de Tepito. La fotografía nos la muestra una mañana fría en medio dichas calles, micrófono en mano, rodeada de ciudadanos. No parecer ser un mitín, pues se ven, a la derecha, algunos colaboradores atiborrados de papeles. Da la impresión de ser más bien un acto de rendición de cuentas. Quizá haya ido a supervisar, a recibir quejas, sugerencias. A las ciudadanas y a los ciudadanos no se les observa descontentos. Aquí, se podría decir algo interesante: hay un amplio trabajo vecinal, de serenidad (una palabra interesante si recordamos, antes, la geografía urbana). Los habitantes de la colonia confían en ella, en lo que está diciendo. El que un grupo este filmando o tomando fotografías da que pensar. ¿Están acostumbrados a la visita de funcionarios? No parece. Pero la construcción de confianza implica cercanía, proximidad y, más aún, respeto a lo pactado entre vecinos y autoridades. Eso habla de un trabajo de coordinación que, por supuesto, está más allá de lo que muestra la foto.

La siguiente fotografía nos la muestra abrazada a una adulta mayor que sonríe. La entonces directora del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores muestra la tarjeta de la Red Ángel. Aquí hay que investigar un poco, porque lo que se ve podría pertenecer al ámbito íntimo: dicho instituto se creó para dar certeza a la pensión de adultos mayores que se entregaban en la Ciudad de México. La pensión, como todo mundo sabe, era un programa universal que tenía por derechohabientes a aquellas personas mayores de 68 años residentes en la Ciudad de México. Ella fue la primera directora del Instituto. Podría uno preguntarse: ¿qué tiene que ver la seguridad con la política social? Desde una perspectiva amplia, podríamos responder que todo. Es un proceso complejo, que seguramente costó lo suyo entender, pero lo resumiríamos de la siguiente forma: la seguridad de una persona no está exclusivamente ligada a la seguridad física sino también con la esperanza de que nuestros últimos años serán cómodos y prósperos. Es esta frase es lo que se intuye en la fotografía. Y es el inicio de la visión que ahora tiene como Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana. La hemeroteca no miente, entender ampliamente a la seguridad costó lo suyo. Existen dos libros que evidencian el proceso y están disponible en el sitio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (véase el sitio de la CEPAL en: https://acortar.link/ErYE68).

Su nombramiento como Secretaria de Desarrollo Social de la Ciudad de México fue consecuencia natural de esta visión amplia. Dotaba a la seguridad de un sentido comunitario, esencial para la paz y la tranquilidad. En la fotografía, se la ve en una entrega de la tarjeta Capital Social, en Reforma. Tiene la mirada baja, en contraste con la beneficiara. Es un acto masivo, pero llama la atención que no aparece alguna tarima o podio que separe a los funcionarios de la ciudadanía. Es más, parece que agradece estar ahí. La fotografía remite a la frase con la que cierra todos sus discursos: gracias por permitirnos servirles. El servicio como virtud pública. Se persigue el bien público, no las ganancias privadas. Se está al servicio de la ciudadanía, no de los consumidores. El éxito se valora en función del progreso social y la expansión de la igualdad y las oportunidades para la mayoría, no por el rendimiento económico que aporta a una relativa minoría. Estuvo ahí tres años, ¿cuál fue el resultado? Ha sido la única funcionaria capaz de reducir la pobreza en la Ciudad. Simple curiosidad, ¿cómo lo hizo?

Quizá la respuesta este en la última fotografía. La muestra, otra vez, en el barrio de Tepito, en la colonia Morelos de la Ciudad de México. Ahí la vemos con un chaleco reflector, con tarjetas en la mano, para no olvidar los datos importantes o para anotar aquello que la ciudadanía le pregunte. Bien mirado, quizá sean algunos volantes con la información de lo que es el programa. Está hablando con una mujer que atiende un puesto ambulante, difundiendo el programa Por tu familia, Desarme Voluntario (hoy conocido como Desarme Voluntario, que se aplica a nivel nacional). Por lo que se ve, no es una persona de oficina. Sale, camina, convive, pero también planea y ejecuta. Se puede ver esa cualidad en las múltiples fotografías que hay del Tianguis de Bienestar.

No es este un análisis político, ni siquiera una opinión informada o una loa medieval. Es tan sólo la observación a unas imágenes que han aparecido a lo largo de los años en Internet. También es ese desvelo mañanero frente al objeto, esa sonrisa al entrar a la Casa Blanca, un lugar distinto a Tepito, pero lúgubre donde los haya. Fotografía y poder, vamos. Hay otro aspecto (además de la materialidad misma del objeto) a tener en cuenta: el efecto que crea en las personas que la perciben. Este rol es fundamental porque la importancia de la política también está en la construcción de una actitud que nos permita interpelarla, reproducirla o cambiarla. Es decir, ser lo suficiente práctica y, al mismo tiempo, antisistémica como para dedicarle tiempo a la experiencia, no sólo social, sino estética; en un sentido que supere lo efímero y trascienda. Perspectiva, materialidad … razonar algo más allá de los límites que nos impone el sentido de la vista.

¿Sirve de algo?

 

 

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