Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Cn las pilas recargadas, surgió la justificación que, suena más a amenaza que a verdad.
¿Par quién es fundamental defender al Ejército y de quién?
Sin sacar el IQ del cajón de trebejos, la hipótesis más acertada corresponde al cuidado personal de su proyecto político. Sin el Ejército, el huésped temporal de Palacio Nacional no habría avanzado hasta donde ha llegado.
Utiliza a las fuerzas armadas no para proteger a la Nación, sino sus intereses políticos disfrazados de “caridad gubernamental”.
Apenas retornó a las mañaneras y llegó con la espada desenvainada. Abordó temas diversos y dos son los que tienen algo de miga para comentar.
El primero, la justificación para que lasa fuerzas castrenses estén en la calle y por ello debe respaldarlas. Dijo: “Se protege al Ejército porque es una institución fundamental para el Estado mexicano. Y no es un Ejército represor, es un Ejército que ha cumplido órdenes de civiles para llevar a cabo actos de represión lamentables pero que ha actuado siempre recibiendo órdenes de los presidentes”.
El segundo, la pregunta irracional, aderezada con amnesia: ¿Si china no produce fentanilo, entonces quién lo hace?
“Tenemos entonces que saber en dónde se produce el fentanilo. Si no se produce en China, ¿en dónde se produce? Lo que se sabe es que se utiliza y causa mucho daño en Estados Unidos, pero lo primero, y qué bueno que todo esto se esté ventilando, es saber dónde se produce”.
La amnesia lo atacó o intencionalmente borra de su lenguaje lo que reconoció públicamente, después de omitir los informes de la Secretaría de la Defensa Nacional sobre la destrucción de laboratorios clandestinos en donde se produce fentanilo y el decomiso de miles de pastillas.
Ambos temas son tratados con una displicencia que debe alarmarnos.
En el caso de las fuerzas armadas a las que “hay que proteger”, nadie se explica de qué o de quiénes. Los civiles no enfrentamos a los criminales y menos al Ejército. Sabemos como actúan sus elementos y si bien no se puede acusar a todos los soldados de represores y criminales que ejecutan a personas inocentes -caso de Nuevo Laredo, el más reciente-, ignorar que están capacitados para disparar a matar y lo hacen, no limpias los desaciertos de los mandos militares que ordenan a la tropa.
Es más respetable admitir que soldados, marinos y guardia nacional, protegen los intereses del presidente, no del país, al ser utilizados en funciones que no están en los protocolos de actuación. Ellos y ellas -porque también hay mujeres militares, marinas y en la GN-, realizan labores que van desde cuidar las espaldas presidenciales, las de sus familiares y amigos hasta construir aeropuertos, ferrocarriles, puentes, administrar aduanas, construir sucursales bancarias, resguardas camiones que transportan recursos económicos, combustibles, frenar a los migrantes y un largo etcétera.
¿De quién se debe proteger al Ejército?
Lo del fentanilo para no entenderlo. Busca quedar bien con Estados Unidos y le da de a cachetas al gigante asiático.
Y quizá le asista algo de razón, porque China no se distingue por ser apegada a las normas de legalidad. Sin embargo, las preguntas formuladas para que le “informen” cuándo salen los embarques, en qué puertos mexicanos anclan y descargan, se las puede y debe contestar el almirante Rafael Ojada, porque bajo su mando están las aduanas marítimas.
Y si se trata de adunas en los aeropuertos, que le pregunte al general secretario Luis Cresencio Sandoval González.
Para saber quiénes compran los precursores, debe pedirle a Raquel Buenrostro los datos de quienes solicitan los permisos de importación y para qué los usan.
No es tan difícil hurgar en los rincones de su “mundo fantástico”. ¿O sí?
Amnesia con mentira, es una mala combinación.
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