Al menos 300 personas han resultado heridas en un enfrentamiento tras la irrupción de la Policía de Israel en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, donde fueron utilizados gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para desalojar a los ocupantes del recinto.
Este mes los musulmanes celebran el Ramadán y se encontraban rezando en la mezquita, que estaba llena de mujeres, niños y personas mayores.
Según medios locales, sobre las 22:00 hora local los oficiales se colocaron en las puertas de la mezquita, impidiendo la entrada a los fieles. Después, entraron en el edificio, dejando decenas de heridos por balas de goma, gas pimienta y granadas aturdidoras, e impidiendo el tratamiento médico de los afectados.
Las Fuerzas de Seguridad desalojaron a las mujeres y niños de la mezquita, y luego comenzó el enfrentamiento con los hombres, que según fuentes policiales citadas por medios israelíes, confrontaron a los agentes con palos, piedras y fuegos artificiales.
Según medios palestinos, el portavoz de la Presidencia palestina, Nabil Abu Rudeineh, advirtió a las fuerzas israelíes de que «no crucen líneas rojas» en los lugares sagrados, asegurando que serán responsables de los daños y alertando de que una escalada de violencia «tendrá consecuencias peligrosas para todos».
El primer ministro palestino, Mohamad Shtayé, calificó lo que está ocurriendo en Jerusalén como un crimen religioso contra los fieles y defendió el derecho de rezar en la mezquita de Al-Aqsa de los musulmanes palestinos.
Información: teleSURtv.net
Foto: Anadolu