¿A Quién Representan hoy los Partidos Políticos?

 

*Hasta la Alternancia en 2000, se Diferenciaban por

ser de Derecha, Centro o Izquierda

 

*El Actual, se Dice Gobierno de Izquierda sin Tener

una Distancia con Todos los Otros

 

*Disminuyó la Militancia en la Mayoría de Ellos y

Perdieron la Fidelidad de la Sociedad

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

En su origen los partidos políticos, en el caso mexicano, sobre todo en el siglo XIX y principios de XX se integraban a grupos o movimientos grosso modo visiblemente diferenciados. 

 

La burguesía, los federalistas y pequeños propietarios eran del partido Liberal, por su parte el clero, terratenientes, centralistas y grupos de origen aristocrático se identificaban con el partido Conservador. De ahí que la sociedad en general se identificaba con uno u otro partido político. Empero, con el fusilamiento de Maximiliano, Mejía y Miramón en junio de 1867, el partido Conservador también fue enterrado. Los liberales se apoderaron del poder y con la llegada de Porfirio Díaz el esquema dictatorial de la vida política del país le funcionó hasta la llegada de la Revolución. Los nuevos gobiernos, específicamente a partir de Plutarco Elías Calles y el Maximato, nació el Partido Nacional Revolucionario (hoy PRI) y pocos años después, con el general Lázaro Cárdenas, se configuró un partido de masas en el que cabían los sectores obrero, campesino y popular en el que, para fines prácticos, cupo prácticamente casi toda la sociedad política nacional, hasta que a fines de la década de los años sesenta y principios de los setenta la sociedad buscó nuevas opciones y las encontró en la reforma política de 1977. Las clases medias de diversificaron políticamente. Algunos grupos, como los obreros y campesinos siguieron siendo leales al PRI, otros estratos se identificaron con los partidos políticos de izquierda, otros con fortalecimiento del Partido Acción Nacional, de tendencia derechista.

 

Con la alternancia en el año 2000 aún era posible identificar en el mapa político las preferencias electorales y las intenciones del voto de los grupos sociales. Sobre todo, porque los partidos políticos en México aún representaban principios, ideologías y programas de acción diferenciados. Lo cual permitió que en los estados de la República y en sus municipios gobernaran la izquierda, a través del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la derecha representada en el PAN y el PRI que oscilaba del centro izquierda al centro derecha. 

 

En la actualidad y después de que la sociedad ya experimentamos lo que es ser gobernados por el PAN, el PRI y el PRD, independientemente de los órdenes de gobierno y que ahora nos gobierna un partido que se dice de izquierda, queda claro que en la práctica no hay diferencias sustanciales. El ofrecimiento de que la democracia, concebida como un sistema de mejoramiento constante de la calidad de vida, no se ha logrado. Consecuentemente, hoy vivimos lo que los politólogos llaman el desencanto de la democracia.

 

Más aún, el número de militantes de los partidos políticos ha disminuido prácticamente en la mayoría de ellos y la fidelidad de la sociedad a manifestarse por su partido, independientemente del candidato, ya es mínima. Hoy en día lo que impera en términos de la emisión del sufragio es el nombre del candidato, pero no necesariamente la opción ideológica que representa cada partido. Queda claro que el voto de castigo es, además, una constante y su incremento es cada día más notorio. El diagnóstico se agudiza porque la desilusión de la democracia ha incrementado el abstencionismo y la sociedad ya no se identifica con un partido como lo era antes de la alternancia. El comportamiento político de la juventud es diferente al de las personas de mediana edad y éste a su vez a de las de la tercera edad. Por si fuera poco, las campañas electorales quedan resumidas en el absurdo del “marketing político” y nos olvidamos de las ideologías, los principios y programas de los partidos. 

 

Hoy los partidos políticos no representan a grupos sociales, sus respectivas ideologías plasmadas en sus estatutos están olvidadas en el nombre de la realpolitik y los políticos están evaluados por la sociedad como personajes de alta desconfianza. La crisis de los partidos es una realidad, están desbordados por la sociedad y sus conflictos internos florecen con relativa frecuencia.

 

Grave, muy grave mi tesis porque los partidos son, hasta el momento, la mejor opción que tenemos a fin de que el Estado actúe organizadamente en una democracia y la lucha por el poder funcione con reglas iguales y claras. Sostener que los partidos no representan a grupos sociales como lo fue antaño tiene explicaciones lógicas. La sociedad lo que desea son gobiernos de resultados eficientes, eficaces y libres de corrupción. También desea que le resuelvan sus demandas y necesidades sociales. De ahí que ya no le importa de qué color es el gato, sino que cace ratones. El desencanto de la democracia tiene responsables y los partidos políticos no acaban de asumirlas. En buena medida porque no saben qué hacer y mucho menos cómo hacerlo.  El caso es que de entrada los partidos políticos ya no representan a nadie.

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