Iliana Olivié. La globalización en tiempos de pandemia. Instituto Elcano, Madrid, 2023. 40 páginas
DAVID MARKLIMO
Hablar sobre el impacto de la COVID-19 en la globalización ha sido, durante estos años, un motivo de incertidumbre. En primer lugar, porque no ha sido posible reunir los datos con la rapidez con que se necesitaban. También, en segundo lugar, habría que decir que los propios sociólogos, politólogos, economistas e internacionalistas no tenían claro qué clase de crisis era una pandemia. Digamos que había dos grandes escenarios:
Uno que sostenía que la pandemia era una crisis igual, o incluso peor, que la Gran Recesión. Así, se hubiesen acelerado, naturalmente, las tendencias mundiales recientes: una globalización económica languideciente, un estancamiento de la globalización militar (tras la puesta al día de los grandes actores asiáticos como la India y China) y una globalización blanda o suave que asume el liderazgo de los intercambios internacionales. Pero conforme pasaban los meses, este escenario no acababa de llegar y se terminó por desechar.
No quedó más remedio que aceptar que la COVID-19 era una crisis distinta. A nadie se le escapaba que las restricciones a los movimientos internos e internacionales de personas, que se iban multiplicando y extendiendo de un continente a otro, frenarían considerablemente el turismo, las migraciones, los movimientos internacionales de estudiantes universitarios o el deporte como formas de proyección global. Así las cosas, la dimensión blanda de la globalización, más dinámica, podría verse súbitamente interrumpida. Mientras el comercio de servicios digitales o mercancías, las inversiones productivas en el exterior o las innovaciones tecnológicas podrían seguir desarrollándose, en parte reinventándose, en un contexto de confinamiento mundial, estas facetas blandas de la globalización son particularmente susceptibles a las restricciones a los movimientos internacionales de personas. Con una segunda ola de contagios (y las medidas de control consiguientes) prácticamente inmediata a la primera en América del Norte y Europa (las dos de las regiones del mundo que más participan en la globalización), la contracción ha quedado ampliamente superada.
Con el paso del tiempo, este escenario logró asentarse. Es importante ver que diversas organizaciones ya han publicado un gran número de estimaciones y proyecciones acerca del comportamiento del comercio e inversión mundiales y de los movimientos internacionales de migrantes, turistas y estudiantes durante la pandemia. Es el caso del Instituto Elcano y su reporte La globalización en tiempos de pandemia, redactado por Iliana Olivié, investigadora principal del Instituto.
A principios de 2023, va quedando claro que sucederá con la globalidad. El valor agregado de la proyección económica mundial podría contraerse en un 12,0% y el de la militar aumentar en un 7,6%. En el caso de la dimensión blanda se mantienen los escenarios dado el impacto, aún incierto, de la pandemia en la tecnología, la cultura y la información. Con previsiones o proyecciones para el resto de las variables de esta dimensión, ésta podría contraerse entre un 9% y un 14,3% en este año. Como resultado, podríamos asistir, con la pandemia global, a una desglobalización de entre el 7,5% y el 8,8%, la mayor variación negativa anual, incluyendo los años de desintegración de la Unión Soviética o la Gran Recesión.
Estos resultados, han de tomarse con todas las cautelas necesarias, como subrayan las fuentes de los datos que empleamos, puesto que si bien la COVID19 ha remitido no ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS) el fin de la pandemia. No obstante, sí apuntan inequívocamente a una caída abrupta de los intercambios mundiales, en casi todos los planos. También apuntan, a diferencia de la Gran Recesión, a una fuerte contracción de los intercambios blandos, que habían sido la punta de lanza de la globalización en los años previos a esta crisis.
Así, recuperarse de la pandemia costará todavía un par de meses, Veremos si esta recuperación logra ser de largo aliento o, si como parece, será sólo la antesala de nuevas crisis con incidencia en los procesos globales.
