Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Dos años después se conoce que hay “22 órdenes de aprehensión” por la Gigantesca Estafa fraguada y ejecutada en Segalmex, la empresa estatal que tiene como misión “llevar alimentos -granos y lácteos-a precios reducidos -es decir, sin utilidades comerciales- de las cuales, oficialmente informa el jefe de la banda presidencial, se han ejecutado 8. No se revelan nombres ni los cargos que tenían asignados y desde donde, se presume, hicieron la triangulación que permitió distraer, desviar o hurtar más de 15 mil millones de pesos en solamente dos años.
La cifra revelada con la cual las Fiscalía General de la República solicitó y obtuvo de un juez de control las órdenes de detención, es por ¡142 millones de pesos!
Apenas para pagar las propinas.
Representan el 0.9 por ciento de la suma que, conforme a datos de la Auditoría Superior de la Federación y del INA, no se solventaron a pesar de las observaciones.
Cuando uno escucha decir al presidente de México que en su gobierno no se permite la impunidad de nadie y se ufana de gastar su palabrería de “no somos iguales a los de antes”, la repuesta siempre está a flor de labios: ¡son peores!
Durante el mandato de Enrique Peña Nieto, la organización civil Mexicanos contra la corrupción documentó el desvío de 7 mil 500 millones de pesos en lo que determinó “La Estafa Maestra” y al inicio de la presenta administración comenzó la cacería de los presuntos culpables, encabezados por la que fuera secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Urbano y Rural, Rosario Robles, a quien se le acusó de “omisión en el cumplimiento de su responsabilidad”, delito administrativo que no merecía prisión oficiosa y, sin embargo, pasó poco más de tres años en el penal de Santa Martha Acatitla. Y aunque ya recuperó su libertad, la Fiscalía General anda colocando quejas en el Consejo de la Judicatura General. como medida de “apremio” a los y las ministras que tienen en mente arrojar al drenaje profundo las reformas a las leyes del sistema electoral. De entrada y sin llegar a la Suprema Corte, un Tribunal Federal Administrativo hizo añicos la destitución de Edmundo Jacobo como secretario ejecutivo del INE y ayer en sesión del Consejo General fue reinstalado.
¿A qué obedece que la suma reclama por la FGR no coincida con las de la ASF y el INAI?
A ciencia cierta, nadie lo sabe. Sin embargo, en el imaginario colectivo se piensa que la medida fue tomada porque no había de otra. La sopa de fideos se agotó. Y se trata, opinan los que saben, que se trata de “taparle el ojo al macho”.
Si la especie que se corre en los tribunales es acertada, estamos de nueva cuenta ante el uso virtualmente faccioso de las instituciones de procuración de justicia. De ahí que cuando desde el púlpito guinda se exclama ¡no somos iguales, no somos como los de antes! deja de tener el efecto que busca el huésped temporal de Palacio Nacional.
En algunas opiniones de legisladores -diputados- se encuentran palabras que, muy probablemente tengan sustento, y que muestran ineficiencia o tibieza de parte del auditor superior, el economista David Colmenares Páramo, a quien frenaron desde Palacio Nacional cuando anunció que la suspensión del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, NAIM, habría costado 300 mil millones de pesos. La cifra irritó al presidente y la desmintió con el falso argumento de la corrupción de constructores, socios, funcionarios. El primer secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú recibió la orden de hurgas bajo los cimientos y encontrar la corrupción. Después de larga investigación llegó con el resultado: no hubo corrupción. Y el rey del olimpo estalló en furia y afirmó: claro que hubo corrupción… querían hacer edificios en los terrenos del Aeropuerto Internacional Benito Juárez…
Nada que ver la magnesia con la gimnasia.
Cierta o no la tibieza del auditor superior, las pruebas hablan por sí solas. Se presume un desvió, hurto, de 15 mil millones y los detenidos son acusados de no solventar observaciones por 142 millones.
¡Para las propinas!
Y claro: no son iguales a los de antes… ¡son peores” y no tienen llenadera.
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