ALBERTO F. MENA MALLEN
El presidente de la República, además de su partido, Morena, se han encargado de enlodar a México y a los mexicanos, en política, economía, y sobre todo lo social, cuando han dividido a la población, al emitir consignas, mentiras, falsedades, preferencias, desinformación, irregularidades, impunidad y aún mucha corrupción que toleran hacia los suyos, mientras a quienes no coinciden en su proyecto, los confrontan con lodo y más lodo que se tira todos los días, y agresiones desde la mañanera y redes sociales.
El tabasqueño se ha encargado de proferir insultos a muchos mexicanos y sectores de la población, incluyendo a diversos países, como a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a quienes ha acusado de ser corruptos, así como a miembros del sector empresarial, clases medias, a las feministas y a periodistas, a los que señala de no coincidir con su proyecto de nación, cuando es él quien ha demeritado y dinamitado su propuesta con sus actitudes autoritarias, de cacique, de ser Dios y que él es el único que puede resolver los problemas de todos los mexicanos aunque solo actúe como dirigente electoral.
Se ha dedicado a despilfarrar los recursos públicos, aunque para taparle el ojo al macho, apoya a gobiernos estatales y municipales en algunas obras, para que no digan que no hace nada, pero es claro el camino que está tomando en priorizar las monumentales de Tres Bocas, el Tren Maya y su aeropuerto regional Felipe ángeles.
De la refinería ya se ha demostrado que, para justificar las inversiones, tardarán decenas de años para capitalizar el dinero que se ha gastado en dicha obra, mientras que a duras penas, para no quedar como un presidente que no apoya las inversiones extranjeras en el país, apoya a extranjeros como Tesla, -porque trató de dinamitar su llegada a territorio nacional-, para que ingresen capitales al país y que trae en su portafolio planes de ser más ecológico en la movilidad urbana, por lo que se ha considerado que el gasto en petróleo ya es obsoleto. La tecnología camina rápido en este sentido, mientras que la 4T, va de regreso.
Del tren Maya, se ha escrito y debatido mucho, sobre todo en el sentido de que, al no conocerse toda la información y su proyecto, al no transparentarla, -se reservan los datos-, se comenta que va a destruir la selva, muchos cenotes, fauna y flora de la región, sitios arqueológicos, además de que dará mayores facilidades a la delincuencia organizada de transportar sus productos hacia el Caribe. Se ha estudiado mucho la rentabilidad de estas vías de comunicación y son pocas las que existen, donde se recuperan las inversiones, pero este no será el caso.
Como sucede con el Felipe Ángeles, que, a un año de su inauguración, pierden recursos públicos que se le inyectan para presumir la obra presidencial, pero que ha tenido una serie de problemas que ha demeritado su funcionamiento y donde las empresas no desean instalarse en él por cuestiones de costos, de tiempos de traslado y de problemas con la delincuencia que no han atacado en esa zona donde está instalado.
Desgraciadamente, ya hay muchos ejemplos de lo que pasa en forma negativa en el territorio nacional, y que enloda el ambiente, como lo que sucedió desde marzo de 2022, donde dos marinos adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública de Acapulco fueron enviados como escoltas del senador de Morena José Narro Céspedes, Victoriano Rodríguez Zurita y Óscar González Andrade, mismos que desaparecieron y su rastro se perdió en un laberinto de oscuridad, contradicciones y mentiras.
Es fecha de que aún se desconoce el paradero de estos servidores públicos, mientras que la autoridad se mantiene agazapada sin informar nada de ello. “Estamos investigando”, sinónimo de la negligencia por parte del gobierno, quien se hace de la vista gorda por este tipo de casos que se suman a la impunidad en materia de justicia.
Siguen sumándose asuntos en materia de inseguridad, como el secuestro de cuatro norteamericanos en Tamaulipas, hechos que se conocen en todo el mundo y que lastiman más la imagen de México en el exterior y al turismo en general, pero el presidente siempre afirma que son aspectos políticos y electorales acusando a legisladores norteamericanos en campaña, los que desean calificar a los narcos de terroristas, por una mala política en materia de seguridad pública.
Se sigue mencionando con mucha insistencia el hecho de que el crimen organizado apoyó y lo sigue haciendo a Morena para ganar elecciones en los estados y municipios y que existe el riesgo de que también lo haga en los comicios de este año, en Coahuila y Estado de México, incluso en las elecciones federales del año próximo.
El primer mandatario usa los recursos públicos para echarle más lodo a la UNAM, de la que destaca que anteriormente contribuía más al desarrollo del país, mientras que ahora hace más “politiquería” y que se volvió muy conservadora, pero no lo alumnos ni maestros, sino los dirigentes, y afirmó que los corruptos que se fueron del gobierno están ahí, incluso Lorenzo Córdova. Tiene para todos.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, es otra funcionaria que abona a la separación social en la capital del país, al calificar de racistas y clasistas a quienes no aceptan que se instale la escultura de “la Joven de Amajac” en la avenida Reforma.
Y se puede seguir enumerando muchos casos donde el gobierno federal, con el presidente a la cabeza, no cuida las formas y prefiere seguir en su postura de dividir al país, a los mexicanos, enlodando con sus palabras todo lo que no le agrada o contra quienes no desean que la 4T continúe dañando a organismos autónomos, como pasa con el Instituto Nacional Electoral (INE), con el pretexto de que hay mucha corrupción y fraudes y que se gasta excesivamente en su operación y sobre todo en sueldos estratosféricos en sus dirigentes, aunque ya se demostró que la inversión electoral es mínima comprada con proyectos obradoristas.
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