Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Conforme pintan las cosas, Alejandro Moreno Cárdenas terminará por entregar la presidencia del CEN del PRI en el tiempo para el que fue elegido.
A diferencia de lo que se dice en radio pasillo de que el “sucesor” sería Rubén Moreira Valdez, sería entregar el “partido a Lutero”. Porque el coahuilense tiene un grupo de políticos -si así se les puede llamar- detrás que estarían ansiosos porque el “jefe de la banda” -tambor y trompeta- arribe y de inmediato los acomode en las secretarías que están bajo el mando de quien sea el dirigente partidista.
¿Qué pasaría con los personajes que fueron colocados por Alito?
¡Se irían a la calle!
Y Moreira tomaría el control total del partido, algo que no está en la mentalidad del campechano.
Una fuente cercana al CEN del PRI me confió la jugada: será mujer quien lo suceda.
¿Quién?
Una hidalguense que compitió por la gubernatura y fue derrotada por ¡Omar Fayad Meneses!
Moreira no tendría cara para reclamar el puesto de su pareja. Esa sería una verdadera guerra que perdería.
El control, entonces, lo mantendría el que fuera dirigente de las juventudes tricolores, cuando existían y será el que en su momento imponga a todos los candidatos para las elecciones federales de 2024.
Y en una de esas, negocia su postulación a la Presidencia.
Es capaz de eso y más aunque esté consciente de perder. Porque puede ser bravucón, gritón como merolico. Sin embargo, no traga fuego.
¿Qué lo orilla a buscar mantenerse en el poder, poco, pero al final y al cabo poder?
Una de las hipótesis que se comenta tiene sentido: sería senador de la República plurinominal. El primero de la lista. Seguro ingresa a un escaño en el oropelesco edificio de la Cámara Alta.
¿Y por qué buscaría el cargo?
¡Por el fuero!
Y si los comicios de 2024 resultan positivos para la coalición Va por México, es muy probable que el número de senadores de oposición se eleve y que le otorguen la coordinación de los tricolores y con un golpe de suerte se convierte en el Monreal de la LXV Legislatura.
¿Sueño guajiro? A lo mejor, pero todo es posible en 2024 hasta que Morena pierda la Presidencia de la República.
Moreno Cárdenas está confiado en que el Estado de México lo ganará Alejandra del Moral, con quien le une una añeja amistad. Ella fue lideresa juvenil en la misma etapa que el campechano. Sin embargo, está claro que el gobernador Alfredo del Mazo Maza no la apoya como presuntamente se ha pensado. No era su candidata. Se la impusieron y ahora rema contra la corriente y la abandona a su suerte. No hay recursos para apoyar su campaña y la mexiquense se tendrá que rascar con sus propias uñas. No las del mandatario. No las del Comité Directivo Estatal. Es probable que desde el CEN le brinden respaldo, pero las finanzas no están del todo bien.
De acuerdo con la información, en Coahuila es seguro el triunfo de Manolo Jiménez, un joven que se ganó el respaldo de los ciudadanos durante su gestión como alcalde de Saltillo. En el Edomex no está garantizado el resultado.
Sin embargo, pareciera que Alito juega ajedrez de altura y que mucho de lo que dice está analizado por sus “asesores”. Hasta ahora sus discursos y acciones no lo dejan bien parado. Hay, no obstante, un poderoso -si se le puede llamar así- grupo que lo sigue y le brinda todo el apoyo posible desde el Consejo Político.
De confirmarse la especie que llevaría a Carolina Viggiano a la dirigencia nacional del PRI, se le acomodarán las jugadas y dejará sin efecto la intentona de Moreira por hacerse del máximo cargo partidista.
¿Lo sabrá el coahuilense o se está chupando el dedo?
Más pronto que tarde habremos de saberlo y comprobaremos si, en efecto, Alito es un malévolo o simplemente aspira a serlo sin lograrlo.
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