ALFREDO MEJÍA MONTOYA
Cada vez el sistema político mexicano se acerca más a escenarios apocalípticos, de miseria, de destrucción sincronizada con la maldad, odio y resentimiento de López Obrador.
¿Estimado lector, alguna vez se ha preguntado por qué no se ha exterminado a la corrupción? La respuesta podría ser muy sencilla, simplemente porque no se ha combatido, ni se quiere combatir, ya que dentro de su círculo más cercano y equipo han mostrado que si se combate, se detiene, se investiga o interviene la Fiscalía General de la República, el team estaría en graves problemas, pero no lo hacen, porque pararía el sistema presupuestal de recaudación para su movimiento. Recordemos que la FGR es afín a los intereses y mandatos autoritarios de López obrador.
Existen tantas o más operaciones fachadas, invisibles, adjudicaciones directas, contratos amañados, ofrecimientos de pensiones al ejército por su digna labor de cooperar con el pueblo de México, que quizá más que en los gobiernos anteriores, ahora solo hay tres o cuatro casos significativos. Sin embargo, López Obrador ya rebasó el límite legal en el otorgamiento de Contratos por Adjudicación Directa hasta en un 30%.
Como muestra el Contrato plurianual de PEMEX por 5 mil millones de pesos por rentar camionetas, usadas en el combate al huachicol a una empresa investigada por la FGR, es solo es una prueba del cómo se están asignando las obras violentando la ley de Obras y Adquisiciones, el estado de derecho se conculca a cada día y la escalada del huachicol no cede, pese a que en múltiples ocasiones López ha dicho desde sus matinales y lo repite, que se está acabando con ese flagelo a PEMEX y obviamente a México.
¿Cómo se aprecia la institucionalidad y manejo del ejercicio del presupuesto? En el caso, habiéndose perdido esa institucionalidad con el autoritarismo de López, la corrupción se ha propagado a manos llenas.
El reunir fondos o como él le llama “aportaciones “es un proyecto fraguado en las entrañas de palacio nacional a fin de perder el rastro del ejercicio presupuestal, para recabar fondos para las precampañas y las campañas de sus corcholatas.
Sobre todo, si dentro de esos saqueos, autorizaciones, adjudicaciones directas o licitación dirigida, se encuentran personajes en su círculo más cercano, independientemente de los parientes del inquilino de palacio, a los que ha encubierto una y otra vez a fin de que no se criminalice su conducta. Toda la nación vio en los videos de sus hermanos Pío y Martín, recibiendo fajos de billetes como príncipes del cash o los contratos directos a su prima, a su hijo o hijos, a sus mejores amigos, entre otros que han llegado al círculo de la mesa donde se ha hecho la repartición y participación presupuestal en obras de bajo y de alto impacto.
¿Que esto no debería mencionarse en las precampañas y posteriormente en las campañas de sus corcholatas? Que gastan dinero no presupuestado y sin rendición de cuentas, ¿dónde quedó la institucionalidad?
El solo slogan de López Obrador que en su gobierno nadie miente, roba o engaña, ni que nadie paga comisiones, ni pide mordidas, ni se pactan adjudicaciones directas de obra pública, según el INAI ha sido el rebasando al 83% del límite legal, el 30% en los contratos otorgados sin concurso ni licitación, o la información desde adentro a las mafias del huachicol sobre los ductos de PEMEX, o el criminal desabasto de medicamentos, es insuficiente, todo ello derrumba cualquier estrategia anticorrupción, y públicamente han aparecido en escándalos de esa naturaleza gente muy cercana a su esfera protectora.
El combate a la impunidad en actos de corrupción es el mayor reto que enfrenta la sociedad y su gobierno, y no el único. Sorprende que solo se pretenda combatir a la impunidad en actos de corrupción y no a otros delitos de alto impacto social.
En realidad, ninguna de las corcholatas ha contemplado en sus discursos ese flagelo de la sociedad, cuando la seguridad es una norma de bienestar para el ciudadano, y el no ponerle atención, donde estará el cambio que requiere el país de mejorar las políticas públicas de seguridad, de salud, de economía y de otras políticas afines a otorgar bienestar a la sociedad, como uno de los principios básicos y obligatorio de los gobiernos.
Por ello, el posible continuismo del partido oficialista comandado por Andrés Manuel López Obrador, parece que no tendrá resultado y su gran preocupación de desaparecer al INE y llevar a cabo las elecciones del 24’ manipulando la conformación de casillas en zonas y territorios previamente establecidos, donde todos votarían por el partido oficial. Los que callan son cómplices del autoritarismo que ejerce López en su régimen. Si bien es cierto que no es novedad, la sociedad consciente, preparada, en defensa de ese organismo ha hecho marchas tumultuosas en favor de conservar al organismo autónomo dentro del esquema político del país.
La sociedad como en las votaciones del 2018 no deseaba ya más actos de corrupción del PRI, del tráfico de influencias, del ejercicio indebido del presupuesto, se aventuró al cambio sobre todo los jóvenes y la clase media. Y eligieron a que un pandillero autoritario y bravucón tomará las riendas del país ganando las elecciones, pero después de cuatro años de administración la mayoría de esa población votó en el 2021, con el slogan de que ahora estamos peor que cuando estábamos peor y le quitó la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
La operación del sistema político mexicano no estriba únicamente en manipular o manosear la democracia a los intereses de cada uno de los grupos organizados. Si las corcholatas no traen impregnado la esencia de buen uso de la democracia repercutirá invariablemente en los resultados y la sociedad dejará que lleguen a administrar de nueva cuenta el país y el exterminio institucional de México se vendría abajo, más aún de lo que ya está y la reacción de los grupos populares, corporativistas y empresariales provocarían la debacle total del país, al enviar sus recursos a otros que le otorguen seguridad jurídica y la posibilidad de hacer negocios, perdiéndose miles de empleos y posibilidades de crecimiento, que tal parece, que en México el contar con capital, es tildado de conservador y sobre todo neoliberal y enemigo de la patria.
La tumultuosa acogida del ciudadano en el Zócalo y en 50 ciudades del país por lo menos, dan cuenta y muestras de su sentir. La democracia es primero.
a2m8m@yahoo.com.mx freedomm