Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Calificado como un hecho “inédito” -y, lo es porque no hay registro alguno- la solicitud de amparo de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, ha levantado una ola de críticas en su contra que, equiparándolas con las recibidas por Marcelo Ebrard, se lleva la victoria.
Uno de los tuits publicado por Emilio Álvarez Icaza, senador independiente, señala: Sabiendo que el resolutivo de la @UNAM_MX le podría ser adverso para retirarle el título, una jueza subordinada amparó a #YasminEsquivel.
Su presencia en la @SCJN daña la credibilidad en la justicia.
#YasminFueraDeLaSCJN
Después del 21 de diciembre, cuando se hizo público el presunto plagio de su tesis para obtener el título de abogada, la ministra no ha salido del hoy y, por el contrario, parece haber entrado a un pantano en que, debido a sus movimientos, la absorbe irremediablemente.
No limpiara el rostro con la prohibición que la jueza ordenó a la UNAM no hablar más del tema y, por cuanto a la conformación del Comité de Ética, parece un exceso cuestionarlo.
La hasta ahora jurista, no ha demostrado su inocencia. Y desafortunadamente, en la UNAM han actuado con exceso de cuidado y lentitud para tomar la decisión, la que fuere, y ello ha permitido que la imputada acceda a herramientas que solamente utilizan los presuntos culpables.
¿Cómo negarle una suspensión provisional a una superior jerárquica?
¡Aplicando el criterio de independencia!
Sin embargo, la postura a la que fue sometida la juez es fácil y sí, difícil de no acatar la petición.
Habrá que decir que silenciar el caso, no limpiará la trayectoria “inmaculada” que defiende doña Yasmín.
Entre más argucias utilice para salvar el pellejo, más se advertirá su presunta responsabilidad en el plagio. De nada sirvió que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México al mando de la abogada Ernestina Godoy la haya “exonerado” y cambiado la narrativa para declararla de plagiaria a plagiada.
Tampoco la “aportación de la confesión” de Edgar Ulises Báez, formulada ante “notario público” desvaneció la duda. Se diría que, al contrario.
Algunos congresistas, se afirmaría que muchos, solicitan su renuncia o remoción del cargo de ministra. E incluso, la presidenta de la Corte, Norma Leticia Piña Hernández ya ordenó al ministro Alcántara Carrancá elaborar un proyecto para que el Pleno decida de qué manera se debe atender el cúmulo de quejas presentadas en contra de la ministra Esquivel Mossa.
Un paso delicado y que deberá ser firme. Sea cual fuere el resultado que determine el Pleno, nada cambiará en la percepción de los ciudadanos, de los juristas, de los congresistas, de los universitarios.
El daño, lo he repetido y lo hago de nueva cuenta, está hecho y no hay manera de remediarlo. Vaya, ni siquiera que el alumno que habría presentado la tesis un año antes, desapareciera del mundo terrenal actuaría como goma de borrar.
Quizá gane el amparo y el caso se sobresea.
La historia, sin embargo, estará presente en cada resolución, en cada sentencia, en cada voto, que realice la hoy todavía ministra.
Aferrarse al cargo bajo el argumento de una inocencia no comprobada o por haber cometido “un pecado de juventud”, denota solamente que la dignidad es algo que se ha perdido en la 4t y la vergüenza profesional y humana, desaparecieron.
Me dice un jurista cuyo nombre reservo para no crear polémica: “solo los culpables se amparan para evitar la aplicación de la ley”.
Ahí lo dejo.
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