Cárteles Mexicanos: Ayer Consistencia hoy Diseminación 

A la Vuelta de la Esquina

 

IVÁN RUIZ FLORES

Los que se fueron. Los que ya no están. Algunos de aquellos grupos de narcotraficantes que asolaron México durante décadas, han ido desapareciendo, al tiempo que se pulverizan y se distribuyen en decenas de pequeños organismos, cada vez más sanguinarios, que operan en todos los estados de la República.

El Mapa Criminal de México 2019-2020 es claro en sus exposiciones.

Por ejemplo, al hablar de Los Zetas (cartel conformado en 1999) y cuyo fundador fue Osiel Cárdenas Guillén, operó y aterrorizó a los mexicanos durante 19 años, pero lo fueron diezmando poco a poco hasta que de acuerdo al Mapa Criminal de México 2019-2020 de Lantia Intelligence, “…el 8 de febrero de 2018 se detuvo a José María Guízar Valencia “El Z-43 o El Chema” en la colonia Roma Norte de Ciudad de México -un disminuido líder zeta que operaba en Chiapas, Veracruz y Tabasco, y al que el gobierno federal de entonces le atribuía la violencia en el sureste mexicano. Actualmente, el resto de Los Zetas se encuentra atomizado en pequeñas células antagónicas entre sí y sin cohesión, por lo que, en los hechos, Los Zetas ya no existen como tal”. 

Dicha institución precisa: “Hay doce escisiones en 12 entidades del país, entre las que destacan Cartel del Noreste y su brazo armado la Tropa del Infierno, agrupaciones responsables de generar violencia en Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz; Los Zetas Vieja Escuela en Hidalgo, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz; Zetas Sangre Nueva en Coahuila, Puebla, Tamaulipas y Veracruz; y Los Talibanes (actualmente grupo asociado al CJNG) en Aguascalientes, Quintana Roo, Tabasco y Zacatecas”.

Otro cartel que también está diciendo adiós, vía la pulverización es el Del Golfo, de la cual la misma institución investigadora dice: 

“Como en el caso de Los Zetas, el Cártel del Golfo fue pulverizado con operativos federales: primero, en noviembre de 2010, la cabeza de la facción de Los Escorpiones, “Tony Tormenta”, fue abatido por fuerzas federales en Matamoros, Tamaulipas; y, después en el contexto de la “Operación Lince Norte”, el 12 de septiembre de 2012 la Armada arrestó a Costilla Sánchez “El Coss”.

Los desmembramientos han continuado, casi al mismo ritmo que la conformación de grupúsculos no tan influyentes, pero de mayor crueldad y sed de sangre.

En Lantia Intelligence precisan los estudiosos lo ocurrido en 2009, cuando la Secretaría de Marina, en un operativo, abatió a Arturo Beltrán Leyva alias “El Barbas”, muerte que “…detonó un violento desmembramiento, toda vez que ninguno de los hermanos tenía autoridad para garantizar la disciplina en las distintas facciones de la organización; y aunque Edgar Valdez Villareal “La Barbie” o Héctor Beltrán Leyva “El H” lo intentaron fueron detenidos en 2010 y 2014. Para 2019, quedan sólo diez restos en trece entidades federativas. El grupo más relevante y que aún mantiene ciertos elementos de la estructura original es la familia Meza Flores encabezada por Fausto Isidro Meza “Chapo Isidro” que dirige los grupos criminales de La Oficina y Los Mazatlecos con presencia en Aguascalientes, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora”.

No todo lo que han hecho las autoridades ha estado mal. Es evidente que, quizás lo que ha faltado es una mayor educación para los jóvenes, así como fuentes de trabajo y salarios dignos, para evitar que sean cooptados por los narcos.

Pero siguiendo con el trabajo de los expertos, mencionan: 

“Otros grupos que surgieron de las cenizas de la Organización Criminal de los Beltrán Leyva (OCBL) -pero antagónicos y sin nexos- son: Los Rojos, en Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Morelos y Puebla; Guerreros Unidos, en Ciudad de México, Estado de México y Guerrero; Sierra Unida Revolucionaria (SUR)-Cártel del Sur en Estado de México, Guerrero y Morelos y el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) en Ciudad de México y Guerrero. Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana, escisiones”.

Actualmente, aseguran, Los Zetas, el Cártel del Golfo, la Organización Criminal de los Beltrán Leyva, los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana, “…ya no existen como organizaciones cohesionados; se han atomizado en varias escisiones, algunas antagónicas entre sí o sin relación alguna con los liderazgos originales”. 

Pero… 

“De cualquier forma, la mayor parte de las organizaciones criminales que actualmente operan en el país provienen de éstas…”

Sin embargo, eso no significa que ya todo terminó. No, Los especialistas precisan los nombres de las agrupaciones que, afirman, destacan por su capacidad: Cártel de Los Arellano Félix (CAF) o Cártel de Tijuana, en Baja California; La Línea, (Nuevo Cártel de Juárez) en Chihuahua; La Unión Tepito, en la Ciudad de México; el Cártel de Santa Rosa Lima, de José Antonio Yépez Ortiz “El Marro” en Guanajuato; Cártel de Oaxaca o del Istmo en Oaxaca y Yucatán.

También señalan a la Banda de “El Loco Téllez”, en Tlaxcala y Puebla y además a las mafias dedicadas al tráfico y trata de personas que operan, afirman, desde Tlaxcala y tienen vínculos con otras organizaciones criminales tanto en México como en Estados Unidos: “familias Granados, Hernández y Rojas Romero”.

El problema, decimos nosotros, es que durante el actual gobierno se desconoce si realmente hay suficientes detenciones… a no ser la de “El Chapito”, que se sepa.

Y es que en México en el renglón de la justicia las eternas deficiencias no se han superado.

Tal y como lo dijo el que fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia al trazar algunos de los errores que evitan que los delincuentes sean debidamente procesados: 

“Algo que percibo es que hay un alto número de personas detenidas en acciones de la policía o de las Fuerzas Armadas o detenidas en flagrancia, sin embargo, también, finalmente el número de personas sujetas a proceso o condenadas es significativamente menor al número de personas que se detienen”.

Veremos que nos depara este año y los del porvenir.

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