No Íbamos Bien, Pero…

 

*Los Electores Volvieron la Mirada Hacia Otros Horizontes Tras lo Diferente

*El Depositario de la Confianza de los Ciudadanos fue López Obrador

*Lo Terrible de la Actualidad es que Estamos Peor y los Vicios del Pasado Permanecen

*Sí se Requería Impulsar la Cultura Democrática, Pero no Eliminarla

*La División de Poderes se ha Visto Constantemente Amenazada y Socavada

*Fueron Desmantelados los Sistemas de Salud y de Educación

*Las Libertades se han Visto Severamente Limitadas y la Violencia es Mayor

*Pemex Continúa Siendo un Pozo sin Fondo con una Deuda Impagable

 

 ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO 

  En el colectivo social permeaba la idea de un cambio; luego de los excesos en el sexenio de Peña Nieto se arraigó la esperanza de una transformación. La inseguridad, impunidad y la corrupción, fueron factores que incidieron en el ánimo de una buena parte de los electores para volver la mirada hacia otros horizontes que garantizaran una etapa diferente.

El gran usufructuario de la molestia ciudadana fue López Obrador quien, hábilmente conquistó las conciencias y atrajo una gran cantidad de sufragantes, en buena medida depositándole la confianza frente al deseo de mejores épocas; alguien que estuviera dispuesto a cortar de raíz los vicios de una élite privilegiada.

Después de más de cuatro años de ese acontecimiento, podemos decir con certeza que las cosas han cambiado radicalmente, no íbamos bien, sin embargo, la situación ha empeorado, la calidad de vida ha disminuido, los vicios del pasado permanecen, igual que la corrupción y la impunidad, se cambió a una clase privilegiada por otra. 

Viendo las circunstancias en retrospectiva, echando una mirada al pasado, nos percatamos que las condiciones que antaño prevalecían requerían ajustes, corregirse, perfeccionarse, hacer un sistema más funcional; desarrollar, fortalecer e impulsar la cultura democrática, los valores cívicos, la identidad nacional, pero de ninguna manera su eliminación. 

Estos cuatro años en realidad no podemos hablar de progreso y desarrollo, sino de imposición, autoritarismo y destrucción. La división de poderes se ha visto constantemente amenazada y en ocasiones seriamente socavada; los organismos constitucionales autónomos, prácticamente han ido desapareciendo, pues, aunque subsisten, la gran mayoría ha sucumbido frente al Ejecutivo. 

Tanto en educación como en salud, se desmanteló el sistema, en cuanto al primero los esfuerzos se han encaminado al adoctrinamiento a conveniencia; con relación al segundo rubro, el abandono es patente, la incapacidad y negligencia de la administración ha provocado una gran pérdida de vidas, personas que las dejaron a su previsible destino, sin ninguna conmiseración. 

Las libertades que tanto han pregonado, cada vez se ven más limitadas frente a un avance indiscriminado de los grupos delincuenciales, la estrategia fallida del gobierno es evidente, es difícil distinguir si se trata de incapacidad o complacencia, lo cierto es que la violencia en todo el territorio nacional es cada vez mayor, la inseguridad y el temor se han apoderado de quienes habitamos el país. 

El titular del Ejecutivo hizo énfasis en que Pemex representaba la soberanía nacional, por lo tanto, habría de ponerle especial atención, no obstante, pese a que se le ha inyectado una importante e histórica suma de recursos, continúa siendo un pozo sin fondo, con gran e impagable deuda y una empresa ineficiente. 

En síntesis, la llegada de la 4T se ha convertido en una larga y obscura noche, queríamos avanzar y en vez de ello, retrocedimos y, aún falta. No añoramos las épocas pasadas, como tampoco queremos las actuales, simplemente deseamos un país con democracia, instituciones que funcionen y líderes honestos, seguramente es mucho pedir, sin embargo, resulta indispensable luchar por ello, pues el experimento se está acabando al país. 

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