Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Cansados ya, de la mentira cotidiana.
Apostar que en el régimen moderno, el humanista, el impoluto, el transparente, se levantó el pañuelo blanco porque se “acabó la corrupción” … “bueno queda tantita”, es perder hasta la camisa.
Con la soberbia que lo caracteriza basada en su “autoridad moral”, desde Palacio Nacional la emprende contra una abogada que sí presentó su tesis original y no necesitó de pejelagartos para nadar.
La ofende junto con otros 8, cuando menos, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Lo dice con el orgullo del cretino que ejerce el poder prestado, porque no es de su propiedad: “No, no confío en ella”.
Exige limpiar de corrupción al Poder Judicial de la Federación que, en su cúpula, está compuesto por integrantes del régimen pasado, en donde se acostumbraron por servirse de los cargos sin mirar al pueblo, al bueno, por supuesto y estar a las órdenes de los poderosos empresarios, los adversarios, los ladrones, los aspiracionistas. Y si no le hicieron caso, simplemente espeta: a mi no me vengan que la ley es la ley.
Presumir que en la 4t hay “entrega, lealtad, honestidad, honradez”, porque “no mentimos, no engañamos y no robamos”, es un slogan rebasado por la realidad.
Un botón de muestra es el organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), nacido de la fusión entre Liconsa y Diconsa, que fue señalado por la Auditoría Superior de la Federación de haber utilizado fondos sin comprobación y realizado adquisiciones de último minuto por asignación directa, lo que provocó la participación de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) en tiempos de Santiago Nieto Castillo y cuyos resultados comprobaron el desvío de cuando menos 11 mil millones de pesos. Hay 26 exfuncionarios detenidos, pero no han reparado el daño.
El acto de corrupción es llamado la “Estafa de la Cuatro t”, comparándolo equivocadamente con la conocida “Estafa Maestra”. El modus operandi es diferente y la suma sustraída o desviada es del doble.
Aunque está comprobado el fraude desde 2021, al revisarse la cuenta pública de 2020, los avances están comprometidos por el paso de quelonio que llevan las investigaciones. No obstante la comprobación, los baños de pureza ocurren una y otra vez.
En la primera actuación del monólogo de 2023, el primer mandatario señaló a pregunta expresa:
El asunto de Segalmex “no va a afectar al presidente, porque no soy corrupto, tan sencillo como eso”.
Y por si no se entendió, coronó su pureza con este párrafo:
“Yo di la instrucción que se presentara la investigación, la denuncia, y que se fuese a fondo. Pero no sólo eso, no le permito la corrupción a nadie ni a mis familiares”.
El río de sangre serpenteó por el Salón Tesorería.
¡Se mordió la lengua!
Y ni Pío dijo.
Como el botón de Segalmex, hay decenas. La Secretaría de la Función Pública “investiga e investiga” aunque todavía no concreta los casos.
La calidad moral, la honestidad cobarde, afloran.
Con qué derecho “exige”, porque eso fue, una exigencia y una falta de respeto a una profesional del derecho, que se ataque la corrupción en el Poder Judicial si, en su casa, se esparce sin que nadie la note.
Viejo adagio y aplica en la modernidad: El buen juez, por su casa empieza.
Claro, el acusador cotidiano no sabe de derecho, estudió quién sabe qué en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, carrera que tardo 17 años en terminarla.
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