Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Salvo que se sustente en la frasecita “abrazos, no balazos”, ya se anunció el “nuevo paradigma de seguridad de México”. Es el anuncio de Marcelo Ebrard.
No se conoce en qué consiste, aunque seguramente el adoctrinamiento durante la clausura de la Reunión Anual de Embajadores y Cónsules que nos representan en los países del mundo, permitió esbozar las líneas generales.
Sin embargo, como es costumbre ante el fracaso aduanero mexicano de impedir el ingreso de armas proveniente mayormente de Estados Unidos y después de países de la Unión Europea, el reclamo es para los otros y no existe la admisión de las fallas en los controles mexicanos.
Para entrar al tema y después de adoctrinar al cuerpo diplomático mexicano, en entrevista con periodistas, dio a conocer que la Fiscalía General de la República coopera para identificar en dónde y cómo adquirió Ovidio Guzmán las armas que estaban en su poder.
Lo declarado por el titular de exteriores, después de clausurar el evento, se presumiría que la base de “lo nuevo” es el viejo reclamo -de 4 años para acá- de que el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea son los responsables de la violencia. Baste leer el siguiente párrafo:
“Si ustedes nos quieren apoyar para reducir la violencia en México, no necesitamos otra cosa más que dejen de producir, vender o distribuir ese tipo de armas. Eso es lo que México va a proponer”. No dijo en dónde y ante qué autoridades se haría pública la propuesta.
“Los resultados de la indagatoria -por la armas en poder de Ovidio Guzmán al ser capturado- se presentarán ante Estados Unidos para demostrar por qué es necesario frenar el tráfico de armas y prohibir su venta”, expuso al cuerpo diplomático mexicano que representa al país en el mundo.
“Es decir, indagar dónde se compraron esas armas, quién las compró y cómo llegaron a México. Y eso puede ser que nos tome un par de meses, pero lo vamos a investigar”, trato de explicar quizá, como parte del “nuevo paradigma de seguridad (mexicano)”.
“¿Por qué? Hay tráfico de armas por un lado y, por el otro lado, demuestra que tenemos razón porque por qué una persona puede comprar un arma antiaérea, o sea, quién puede necesitar un arma antiaérea en su jardín. Evidentemente, el que la compra es un delincuente o un país extranjero que lo quiere hacer sin que tú lo sepas. Entonces, se debe prohibir eso”, sostuvo el secretario.
No habló, por supuesto, del tráfico de drogas, fundamentalmente de cocaína y fentanilo a Estados Unidos y diversos países de Europa e incluso de Asia, que se realizan desde México estando o no “El Ratón” en activo y no en el penal de alta Seguridad del Altiplano.
Es la comodidad de gritar ¡al ladrón, al ladrón! y quien vocifera es el ¡ladrón!
Si se conociera cuál es el “nuevo paradigma de seguridad (mexicano”, entenderíamos la razón por la cual los homicidios dolosos son cotidianos, el control de la siembra, trasiego y la producción química de drogas siguen al alza y controlados por dos cárteles visibles: el Jalisco Nueva Generación y el Sinaloa.
Sin explicar la idea del “trueque”: no vendan armas y reducimos la violencia, Ebrard sigue la línea retórica presidencial, en la que se trata de esconder la realidad para mostrar que “los culpables son los otros”. Nunca nosotros.
Con toda la verborrea cotidiana en los monólogos presidenciales, se confirma la no-estrategia contra los criminales y narcos y se observa que en lo que queda de la actual administración el juego continuará: la culpa de la violencia la tienen los neoliberales, conservadores, fifís y clasemedieros. Nunca se admitirá el error.
Si Ebrard resultara ganador de la encuesta de Morena y se convirtiera en candidato a la Presidencia de la República y, lo peor, ganara, ya nos tiene anunciado cuál sería su prioridad en el gobierno: mentir y echar la culpa de las tragedias del país a los gobiernos de antes… de antes de López, por supuesto.
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