Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Nadie ha olvidado la tragedia ocurrida el 3 de mayo de 2021 en la Línea de Cobre, la 12. Y en el lapso de 17 meses, el Sistema de Transporte Colectivo ha registrado decenas de “incidentes menores” hasta que ayer hubo uno con muertos y heridos.
La gobernadora capitalina estaba ausente. Andaba de gira artística en Michoacán en donde habría de firmar un convenio de quién sabe qué, mientras en la Línea 3, en la estación La Raza, convulsionaban dos convoyes que causaron la muerte de una persona, 4 quedaron atrapadas en los hierros y 59 resultaron heridas y trasladadas a nosocomios.
Al director sustituto de Florencia Serranía, responsable directa del letal accidente del 3 de mayo de 2021, Guillermo Calderón Aguilera, le sigue los pasos. Los recursos para el mantenimiento de todo el sistema no se han aplicado o no los tiene el funcionario. No hay explicación que justifique las decenas de “incidentes menores” ocurridos desde su llegada que no son otra cosa que una réplica de lo que pasaba en tiempos de la “vecina y amiga” de la gobernadora capitalina.
¿Cuántas vidas costará, cuántos heridos habrá, cuántos daños se contabilizarán?
Claudia Sheinbaum sigue instrucciones y atiende los “compromisos que le formulan desde Palacio Nacional” para que la conozcan; se placea semana a semana en cualquier entidad del país en donde gobierno algún militante o advenedizo de a Morena. Firma acuerdos de seguridad, de desarrollo, de tecnología, de recolección de basura, de salud y el que a usted le guste. Añádalo.
Poco o nada le importa lo que ocurre en la Ciudad de México. La violencia se incrementa, el ambulantaje recibe a los clasemedieros desplazados por la animadversión presidencial, que copia sin cambiar una coma, incrementa el predial, el costo por consumo de agua, retrasa decisiones, reduce presupuestos a la Alcaldías de oposición y abandona la movilización al no repavimentar las vías primarias.
Ah, pero ella anda firmando convenios.
Y sus “fantasmas fans” dan la cara para evitar que se le acuse de realizar actos anticipados de campaña que, con la actual legislación electoral, orillan a la autoridad a negarle el registro para cualquier cargo de elección al que aspire.
Llegó de Michoacán -nadie sabe cómo le hizo para regresar en tan corto tiempo, aunque hay la sospecha de que le prestaron un helicóptero desde las oficinas de Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de la entidad- y de inmediato se trasladó al lugar de los hechos, en donde ya su oficina de prensa había montado un atril con micrófonos y logos de la Ciudad de México, desde donde presuntamente respondería las preguntas de los periodistas, a los que se les citó para la “conferencia de prensa”.
Descontrolada, probablemente por haber tenido que cancelar su viaje y por la ignorancia de las razones para el choque de convoyes, salió apuradamente de la estación La Raza sin contestar nada.
Uno tiene que suponer que si es incapaz de gobernar una Ciudad, aunque sea la Capital del País, cómo le hará para dirigir a la Nación si, como se espera desde ahora, gana la amañada encuesta de Morena para elegir candidato a la Presidencia de la República.
A los desaciertos políticos en los que ha incurrido, entre ellos no mostrar personalidad propia sino ser una copia de la imagen de su amo, se suman las decenas de “incidentes” en el Metro, que se ha convertido en su calvario y parece no darse cuenta que ya cayó dos veces.
A la tercera, la crucifican. Y no resucitará a los 3 días.
A propósito: ¿podría rendir cuentas claras, precisas y verdaderas de en qué se ha gastado el dinero destinado para el mantenimiento del Metro?
Es pregunta que se hacen lo mismo los trabajadores sindicalizados que los de confianza del Metro. Merece respuesta de la “jefa de jefas” en la Ciudad de México. ¿O no?
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