Las Vicisitudes de la Alianza del Pacífico 

Los Dados de Dios

*Y las Acciones de las Bandas Delincuenciales Colombianas en México 

NIDIA MARIN

La Alianza del Pacífico está en riesgo de muerte, tras la estrepitosa caída del presidente de Perú, Pedro Castillo, quien ostentaba el cargo de presidente pro tempore que apenas recibió en agosto pasado. Pero no todo ha sido el escandaloso asunto de los sucesos en aquella nación, sino otras cuestiones que han estado afectando dicha institución internacional.

Está con el alma en un hilo, después de la abierta injerencia del presidente de México en los asuntos de Perú, al ser consejero de Castillo, opinar acerca de lo que debería hacer y buscar a toda costa dar asilo al golpista del congreso peruano.

Pero no es todo, lo que asola a dicha organización latinoamericana. También está el desbordado incremento de las bandas de colombianos, en México, que cumple 10 años. 

En 2012, enmarcado en la Alianza del Pacífico, signada y acordada por Chile, Perú, Colombia y México, el gobierno de nuestro país eliminó el requisito de visa para los colombianos.

Desde entonces Misión Política advirtió de los riesgos de que ingresaran a México bandas delincuenciales (además famosas por su crueldad en toda Latinoamérica), una vez establecida dicha política. En ese tiempo la secretaria de Relaciones Exteriores era Patricia Espinosa y el titular del Instituto Nacional de Migración Salvador Beltrán del Río (2012) y posteriormente Ardelio Vargas (2013).

Tal y como lo advertimos la cifra de bandas colombianas en México se incrementó. Mujeres y hombres conforman agrupaciones dedicadas al secuestro de menores, robo a casas habitación, narcotráfico, narcomenudeo, robo a negocio, asaltos a escolares afuera de las escuelas, asaltos a cuentahabientes, clonación de tarjetas de identidad y de crédito y robo a joyerías entre otros delitos.

En 2018, por ejemplo, ingresaron 205 extranjeros, entre ellos una buena cantidad de colombianos; en 2019, sumaron los llegados de otras naciones 224, en el año 2020 arribaron 281 y en el 2021, sumaron 293.

Al agravarse la situación el mayor número de extranjeros detenidos por las autoridades en México fue de colombianos en 2020, fue de 398, seguido de peruanos (98) y venezolanos, (95).

Actualmente, las autoridades migratorias está llevando a cabo una política de mayor precaución. 

De acuerdo al diario “El Tiempo de Bogotá”: 

En el último año, según cifras oficiales con corte a septiembre pasado, se le ha negado el ingreso a México a un total de 21.829 colombianos, a pesar de que cumplen con todos los requisitos migratorios. Ese registro es tres veces mayor al del periodo anterior, el de 2021, cuando esa cifra fue de 5.238.

“La cifra, de hecho, viene en aumento en los últimos años. En 2019, el registro de colombianos inadmitidos en México fue de 3.113, mientras que en 2018 fueron 2.704”.

Efectivamente, de acuerdo a las autoridades de nuestro país, los ciudadanos colombianos no requieren visa para viajar a México por turismo, negocios, estudios o tránsito, siempre y cuando la estancia sea menor a 180 días. En estos casos, ingresarán al país como visitantes sin permiso para realizar actividades remuneradas.

Pero ha sido tal el impacto de las bandas (sobre todo contra adolescentes niños y niñas), además de otras razones no especificadas, que a partir del 01 de abril del 2022, todos los ciudadanos colombianos que ingresen a México por vía aérea deberán realizar un pre-registro de su viaje, el cual es obligatorio.

Es justo decir que los delincuentes extranjeros de los países miembros en México, es la parte más negativa de la Alianza, (suponemos que lo mismo sucede con los delincuentes mexicanos en las naciones miembros, por ejemplo, narcos), ya que el actual mandatario mexicano deberá irse en 2024 y pudiera llegar alguien menos intervencionista.

ALGUNAS DE LAS

BONDADES

Sin embargo, hay otras áreas que son de cooperación. Por ejemplo, las instancias técnicas suman 30, que se encargan de ejecutar los diversos mandatos presidenciales en los asuntos de sus respectivas competencias, además de que el Consejo de Cooperación se encarga del seguimiento de la cooperación con Estados Observadores.

Las instancias técnicas son: Acceso a mercados, Agencias de Promoción, Agenda Digital, Asuntos Institucionales, CE-CEAP, Ciencia, Tecnología e Innovación, Compras Públicas, Consejo de Cooperación, Cooperación, Mejora Regulatoria, Cultura, Desarrollo e Inclusión Social, Economía Digital, Educación, Encadenamientos productivos, Estrategia Comunicacional, Reglas de Origen, Facilitación del Comercio y Cooperación Aduanera, Género, Inversión, Pesca, Laboral, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Medio Ambiente y Crecimiento Verde, Movimiento de Personas y Facilitación del Tránsito Migratorio, Obstáculos Técnicos al Comercio, Operador Económico Autorizado (OEA), Propiedad Intelectual, Pymes, Servicios, Turismo y Ventanillas Únicas de Comercio Exterior (VUCE).

Desafortunadamente un buen programa ha sido vulnerado por la delincuencia.

Pero, las virtudes de la misma ahí están. Aseguran Eduardo Pastrana Buelvas y Rafael Castro Alegría:  

Desde sus inicios, los miembros de la AP la han promocionado como un proyecto regional, cuya innovación y pragmatismo la llevaría más lejos que otras experiencias regionalistas anteriores en América Latina y el Caribe. A diferencia de otros proyectos, la AP no aboga por la autonomía de la región, no critica el capitalismo y no se desliga del paradigma neoliberal, tal como hicieron las organizaciones que abanderaron el regionalismo posliberal o poshegemónico: la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). La AP, por el contrario, promueve el afianzamiento de los valores liberales, imperantes en sus países, y los usa como plataforma para la inserción económica internacional y para la atracción de inversión extranjera (Pastrana, 2016: 13)”.

Ojalá continúe, pero hasta ahora se observa casi imposible que se logre la aspiración de la Alianza del Pacífico, una de cuyas metas era sumar en 2030 diez Estados asociados adicionales; articularse en foros internacionales que sirvan a sus objetivos, como la OCDE y el G-20; y contribuir al fortalecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Además, se dice que se busca reforzar la cooperación económico-comercial con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), y obtener el estatus de observador en el Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC) y construir una relación de cooperación estructurada con la Unión Europea.

Hoy, todo ello, podría convertirse en una utopía… hasta nuevo aviso.

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