AMLO ya no es Presidente

ALBERTO F. MENA MALLEN

Andrés Manuel López Obrador ya dejó de ser presidente de México para convertirse, otra vez, en líder de su partido Morena para encabezar las campañas de sus corcholatas que competirán para sucederlo en el trono. Se olvidó de quienes no votaron por él y de sus detractores, no nos quiere ni voltear a ver ni oír, porque le estorbamos para su proyecto.

Para ello, ha tenido que utilizar sus dotes de encantador de votantes, a los que quiere para que su 4a Transformación continúe en el país y para ello usa muchas artimañas, como el de violar leyes y reglamentos y engañar con sus cuasi mentiras y medias verdades.

Pero quiere más… apoyó al expresidente del Perú Pedro Castillo, argumentando que su caída se debió a los “intereses de las élites económicas y políticas”, cuando las acusaciones más fuertes que se le formularon en su país fueron por la corrupción y por querer desaparecer los poderes, anticipándose a sus contrincantes.

Los 101 votos que se emitieron en el legislativo peruano fueron a favor de la “vacancia”, 6 en contra y 10 abstenciones, lo que no le importó al mandatario mexicano, pero como es un ser obsesivo, sigue en busca del liderazgo de la izquierda latinoamericana, a pesar de que se le solicitó no ser intervencionista en las políticas extranjeras. Lula da Silva es a quien se ha mencionado para ese puesto.

Aquí, en México, no sucederá algo parecido a Perú, ya que el congreso mexicano es aún morenista, lo que impediría que se le juzgara por tantas arbitrariedades que ha cometido en contra de la mitad de los mexicanos, quienes buscarán algún camino en las urnas para evitar que siga la 4T.

Su andar durante cuatro años de su gobierno, ha demostrado que sólo busca ser el líder electoral de su movimiento, que no prende a pesar del derroche de recursos públicos y se ha olvidado de aquellos mexicanos que no piensan como él, al hacerles la vida imposible con políticas públicas que han lastimado a millones de ciudadanos que confiaron en sus promesas, al ser engañados con sus mensajes de bienestar para todos.

Dejó de ser presidente desde el momento en que buscó la división de la población, apoya a aquellos que están con él y busca dejar a un lado a los que lo critican, lo que se ha visto con decisiones como el desaparecer las escuelas de tiempo completo, un programa que ha sido reconocido a nivel mundial por los beneficios que proporcionó.

El mandatario mexicano utilizó a los pobres para llegar al poder, quienes le siguen por sus apoyos económicos, pero que no reflexionan, analizan o recuerdan que hay proverbios chinos como el de “Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”, mismo que es bien conocido en el mundo de la cooperación al desarrollo. Aquí, quiere mantener a las personas cautivas para utilizarlas como votantes sin salir de pobres.

Cabe destacar que esta nación oriental logró el milagro económico asiático con la aplicación e impulso de diversas políticas públicas que les dieron resultado, mientras que, en nuestro país, el presidente privilegia un nacionalismo y el paternalismo priista ochentero, que impulsa Morena y que no logra ver hacia el futuro donde las tecnologías modifican a diario los entornos económicos, sociales y políticos.

Ha desaparecido instituciones que se han logrado a través de muchos años, y que ahora busca hacer lo mismo con el Instituto Nacional Electoral, (INE), que tal vez se haya modificado por los grandes intereses de grupos que buscan el poder a toda costa y de que haya corrupción, pero, como en otros organismos, prefiere empezar de casi cero o hacerlos a modo, como lo busca el mandatario que aplicar planes B para combatir la corrupción y los excesos que puedan existir o de mejorarlo, que sería para muchos el mejor camino y no desaparecer instituciones de un zarpazo.

Una de las señales de que dejó de ser presidente fue por la marcha de la defensa del INE, el pasado 13 de noviembre, lo que provocó la ira del tabasqueño, por lo que convocó, con el pretexto de su cuarto informe de gobierno, a una marcha el 27 de noviembre para festejar sus avances en su administración pública, de las que solo destacan algunas pocas como sus obras emblemáticas del tren maya, de la refinería de dos bocas y del aeropuerto Felipe Ángeles, mismas que aún no se concluyen en su totalidad, pero existe la promesa de que en estos dos años que le quedan, se terminarán e inaugurarán. Ya lo veremos.

Este hecho fue calificado como una respuesta a la participación ciudadana en contra de sus deseos de modificar o desaparecer al INE, y con los recursos públicos logró convocar a miles de seguidores, mismos que fueron acarreados al mitin morenista, donde López Obrador se dio un chapuzón de baño de pueblo, -lo que a él le gusta-, mismo que presumió en días subsecuentes.

También dejó de ser presidente de muchos mexicanos, por ser un mandatario que prefiere a líderes señalados por su comportamiento ilegal en contra de sus ciudadanos a quienes tienen sufriendo, autoritarios y violatorio de los derechos humanos, lo que aquí ha sucedido al no cumplir con sus obligaciones de entregar medicamentos a los mexicanos, que tienen que gastar sus ingresos en la compra personal mientras otros han muerto porque no tienen recursos para adquirir las medicinas o para pagar servicios médicos privados, que por cierto son muy caros.

Y de la violencia, ya mucho no se puede agregar, porque miles de mexicanos se han percatado en viva voz de la misma, al perder a un ser querido en las luchas entre narcos y delincuentes, incluso también de servidores públicos que ya se despidieron de sus seres queridos porque cayeron por las balas al pretender darles abrazos. Además de los desplazados de sus lugares de origen, ante las amenazas de muerte que padecen, por lo que la ola de migrantes mexicanos hacia los Estados Unidos continúa creciendo.

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