- Mensaje de Monreal, Derecho al Pecho del Ganso: No Luchamos Para Destruir
MIGUEL A. ROCHA VALENCIA
Mientras desde Palacio Nacional el ganso prepara la hoguera para incendiar al país y confrontar a los mexicanos, Ricardo Monreal Ávila insistió en que es urgente un plan de reconstrucción nacional, tarea en la que está enfrascado y denunció que la vulgar ambición desmedida se apoderó de Morena “y nosotros no estamos de acuerdo con eso”.
En un mensaje directo al machuchón de Palacio Nacional, dijo que “nosotros no creemos en el pleito, no queremos el odio, nosotros no queremos el rencor, por eso fundamos Morena como una alternativa de vida y por eso contribuimos a que este movimiento se fortaleciera”.
Fue claro del desmarque el actual líder de la bancada mayoritaria en el Senado, del discurso de discordia, odio y confrontación que surge todas las mañanas desde el Zócalo sobre todo dijo porque la ambición desmedida se ha apoderado de Morena.
El discurso que sin duda coloca al zacatecano al otro lado de la balanza cuatrotera, lanzó una acusación lapidaria y sin decir nombres se refirió al mesías tropical: “Usar los medios de comunicación oficiales, usar el dinero, usar las redes controladas por el gobierno y sus simpatizantes, usar los programas sociales para destruirlos, no era por lo que luchamos, al menos yo como fundador”.
De hecho, Monreal Ávila se ganó a pulso la enemistad del caudillo por su respaldo a todo lo que este último condena y detesta cómo las clases medias aspiracionistas, las voces críticas, inversión privada, el avance científico, instrucción y salud de calidad, destierro de la corrupción institucional, pero sobre todo, el zacatecano se ha opuesto a los mensajes de odio y división entre mexicanos, esos discordantes gritos clasistas que surgen del salón Tesorería en las mañaneras.
Justo por eso al ser cuestionado acerca no ya de que dejen de invitarlo a desayunos de Palacio Nacional sino las consecuencias de su mensaje, el exgobernador dijo no tener miedo “más que de Dios, sólo tengo miedo de Dios y a él me encomiendo todos los días”. Y lanzó el reto: “Si van a atacarme y destruirme, que comiencen porque les va a costar trabajo”.
Precisamente en vísperas de la marcha anunciada por el tlatoani olmeca como respuesta a una expresión de libertad democrática de la sociedad que no aprueba su insistencia de cambiar las reglas y el árbitro electoral a su capricho, el líder de la Junta de Coordinación Política del Senado anunció que “estoy elaborando un plan de Reconciliación nacional porque no creo en el odio, no creo en el rencor ni en la confrontación permanente, sí creo en la conciliación, el acuerdo y el consenso”.
Creo insistió, que la República necesita reconciliación. Nosotros no queremos pleito no queremos odio, no queremos el rencor. Por eso fundamos Morena”. Esto es que, sin decir nombres, llamó traidores a quienes contravienen todos los principios fundamentales del movimiento: “Reconstrucción Nacional”.
Con todo ello el zacatecano abrió una brecha definitiva entre quien se alza como profeta de la 4T y se alza como encarnación viva de la “transformación” para convertirse en un vulgar traidor que en base a sus rencores y una estrategia de confrontación y condena permanente de quien se atreve a cuestionar sus “métodos” y se olvida de los principios que dieron como resultado su ascenso al poder.
Olvidó perversamente el caudillo de Tepetitán que el cambio era para mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos, respetar la ley, atacar la corrupción y a la delincuencia organizada de la que hoy por inacción al menos, es cómplice.
En vez de aplicar los principios de cambio hacia “arriba” nos lleva abajo en todos sentidos. NO se trata de empobrecer a todos los mexicanos sino de sacar de la miseria a la mayor cantidad posible de quienes la padecen; el camino no es hundir al país sino abrirle horizontes de crecimiento que se reflejen en bienestar, una mejor vida para todos.
Por eso quien hoy ocupa Palacio Nacional como un virrey y se asume como jefe de la nueva mafia en el poder, traicionó principios, a millones de mexicanos y todavía peor, pretende sostenerse en base a la confrontación y la miseria.
De Monreal, la suerte está echada.
