ALFREDO MEJÍA MONTOYA
El Instituto Nacional Electoral (INE) desde su creación el 4 de abril del 2014, cuyo antecedente es el IFE Instituto Federal Electoral, creado el 11 de otubre de 1990.
Aunque actualmente el INE es el organismo autónomo encargado de organizar las elecciones en México, no siempre fue así. Antes de su surgimiento en 1990, los comicios en el país se efectuaban a través de la Comisión Federal Electoral, encabezada por la Secretaría de Gobernación, es decir que las elecciones del país estaban a cargo del gobierno en turno, era juez y parte y decidía quién ganaba y quién perdía.
Ahora mismo, el INE es un rehén del actual régimen que pretende modificar todo el contenido institucional del mismo, al grado de desaparecerlo virtualmente, cuestión que inició con la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación, donde le bajaron su presupuesto en más de 4 mil mdp, esto es, lo pretenden asfixiar financieramente, y López Obrador pretende que en las elecciones presidenciales del 2024, sea ya el nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) el que realice los comicios correspondientes.
Es de considerar que en las ocurencias del inquilino de palacio está evidenciar a la oposición partidista como premisa para las elecciones del 2024. Y lo que busca, Igual como lo hizo en la reforma eléctrica es mostrar a sus correligionarios y a la oposición como antinacionalista y traidores a la patria al no dejar pasar dicha reforma. Ahora con esta iniciativa o propuesta los podrá exhibir como defensores de las burocracias partidistas, adictas al dinero público, propensas al dispendio, enemigas de la austeridad. Con esta ideología, López en su carácter del rey de las campañas quiere ganarse a sus followres y ciudadanos que le siguen y no a los legisladores. Considerando que en la Camara Baja no le quitarán ni una sola coma, esto es, que ni siquiera la leeran. Una vez mas los legisladores de la Camara de Diputados no ejercerán sus funciones de representantes del pueblo.
Paso a paso en su insondable trayecto de pretender transformar al país en solo seis años, con su inelegible proyecto de la cuarta transformación, y ha ido vaciando todos los fondos de reserva que sus antecesores habían ido dejando desde tiempos de Vicente Fox, y ahora para el ejercicio 2023, solicitó un techo de endeudamiento de más de un billón de pesos. López Obrador ha ido eliminando instituciones que le impiden avanzar en dicha tarea, haciendo a un lado presupuestal e institucionalmente los contrapesos existentes, instituciones que le estorban para sus fines, y ahora el embate monumental es contra del Instituto Nacional Electoral (INE).
Él quiere proclamar en el 2024 al presidente o a la presidenta electa desde un conteo en su escritorio en palacio nacional, y mostrarle a la población que el partido oficialista estará ahí durante varias administraciones para su beneficio por los programas asistenciales y que ello asegurará sus apoyos, sus becas, sus ayudas, pagados con dinero público.
Ningún ciudadano del pueblo bueno ha solicitado la desaparición del INE, sino aquel grupo que ahora sigue siendo la mafia del poder, pero con otros actores, y que juntos organizan y controlan toda actividad del jefe del ejecutivo, del Congreso de la Unión y de titulares del ejecutivo de diversas entidades estatales con representación del partido oficialista, que ejercerán el mayor presupuesto de toda la historia del país, y con techo de endeudamiento interno de hasta 1 Billón, 170,000 millones de pesos y; un monto de endeudamiento neto externo de hasta 5,500 millones de dólares.
No toda la iniciativa esta en contra de los principios o valores historicos de la democracia, la igualdad, la libertad, la justicia y la solidaridad. Como toda reforma, la que nos ocupa tiene aspectos positivos y otros negativos, algunas ocurrencias totalmente fuera del contexto legal o constitutcional.
Dentro de los positivos, es adelgazar los gastos que esta labor tenga; implementar la tecnología de punta para que los electores puedan ejercer su derecho mediante el Voto eletrónico; la eliminación del financiamiento público para gastos ordinarios de los partidos políticos; La desaparición de los diputados uninominales y la composición de la Cámara solo en términos de la representación proporcional; acotar el funcionamiento del Tribunal Federal Electoral y que sea la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que resuelva impugnaciones y califique los procesos electorales, vaya, hasta el reducir el porcentaje de participación en una consulta de revocación para ser vinculante, pasando de 40 a 33%.
De las ocurrencias está la de que los consejeros y magistrados electorales se elijan mediante voto popular, lo cual ademas de irrisorio nos muestra a López Obrador y a su equipo, de carecer de los conocimientos suficientes para proponer esta reforma; “Aprobar algo así partidizaría a las autoridades electorales y el árbitro sería más parcial de lo que ya son hoy”. Ciro Murayama y Lorenzo Córdova (sic).
El Presidente sabe que su propuesta de reforma político-electoral no va a pasar. No tiene mayoría para hacer reformas constitucionales y el momento político no es propicio. López está plenamente consciente de que su iniciativa es inviable, pero lo hace para distraer a la población de los problemas reales que le aquejan al país.
Convendría que el INE tuviera mas y mejores atribuciones y pueda ejercer el cumplimiento de los valores históricos de la democracia. Actualmente sus atribuciones son: las de declarar validez de las elecciones de Diputados y Senadores; Expedir constancias de mayoría para los ganadores de estos cargos; Establecer topes a los gastos de campaña; Fortalecer la confianza y credibilidad de la ciudadanía en las elecciones; Promover la participación ciudadana y; Asegurar condiciones de equidad y civilidad en las campañas electorales.
Qué nos haría pensar que el INEC va a funcionar si en el Gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene al mayor corrupto de la historia en materia electoral: Manuel Bartlett que al observar en 1988 los registros de que Salinas de Gortari iba perdiendo, desconectó el sistema de conteo concentrador, ya que de lo contrario hubiera ganado Cuauhtémoc Cárdenas … El inquilino de palacio pretende tener esa oportunidad en el 2024, si nota que la ciudadanía y la Alianza opositora van ganando, esas reformas son tendientes a perpetuarse en el poder.
Una reforma de esta naturaleza al aprobarse terminaría por enterrar a la democracia, al estado de derecho y estaríamos en el umbral de la frontera con la dictadura institucional.
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