*De los Cuatro, Quedarán dos; Layda, la Verdugo
*Encinas el Nuevo Negro de la Feria del Pueblo
*Mario Delgado se Auto Goleó con su Encuesta
GERARDO LAVALLE
A.- ¿Son aspiracionistas?
Sin duda. Y ello ha provocado fracturas al interior de Morena porque, cada cual, de los cuatro aspirantes, cree tener la bendición del jefe de la banda para sucederlo.
Cómo andarán las cosas que el mediático dirigente del partido oficialista pide a los suspirantes respetar la ley y terminar con las disputas internas.
Queda claro que Layda Sansores tiene la encomienda de realizar el trabajo sucio. Es, por supuesto, la aliada, de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México más provocadora y su misión, en este momento, es lograr que Ricardo Monreal se baje del carrusel y solamente queden tres morenistas en busca de la candidatura presidencial.
Tres que se irán recortando. EL siguiente en la lista para obligarlo a dejar su sueño, es Marcelo Ebrard. El titular de Exteriores ha criticado abiertamente a la jefa de Sansores por llevar a cabo mítines disfrazados de reuniones y a los que asisten son trabajadores sindicalizados y de confianza, además, claro está, de aquellos simpatizantes reales. Sin embargo, Ebrard ha señalado en sus, también mítines-reuniones, que los que lo acompañan lo hacen “porque quieren” y no porque les haya enviado autobuses para trasladarlos. El mensaje es directo.
Monreal, quien en las navidades decidirá si se mantiene como miembro del movimiento del cual es fundador o se va, ha dicho que después de él sigue Ebrard, con quien ha hecho mancuerna en muchos actos públicos y, seguramente, privados.
El panorama toma el cariz que evidencia una lucha entre dos: Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López. La primera, la consentida del profesor y muñeca de ventrílocuo, le lleva enorme ventaja en los sondeos que publican a cabo las casas encuestadoras. El secretario de Gobernación es, hasta ahora, el cuarto y la diferencia entre ambos es de al menos 30 puntos. La segunda posición la tiene, Ebrard y el tercer puesto es para Monreal. No obstante, el responsable de la política interior cuenta con el respaldo del paisano que se debate entre los dos para inclinar la balanza, aunque sostenga que será “el pueblo el que decida”, porque “el pueblo no es tonto y está informado”.
Por eso, no solamente Sheinbaum y López sino también Ebrard y Monreal buscan salir en la foto y están recorriendo el país con cualquier pretexto. Una reunión con basureros municipales, otra con los congresos locales, una más con gobernadores fronterizos y otras con autores de libros. Cada uno tiene su propio proyecto de campaña anticipada y no quieren quedarse en el arrancadero. Todos sienten ser pura sangre.
B.- A quien le ha ido como en feria de pueblo, en donde el espacio para pegarle al “negro” cambió de personaje y colocó la foto del llamado “buen hombre” aunque nadie sabe para qué, es a Alejandro Encinas.
El subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación no encuentra la salida del laberinto que construyó con el caso Ayotzinapa. Por las prisas, dicen sus compañeros de trabajo, personalmente elaboró el informe de la verdad verdadera que enterró la histórica de Jesús Murillo Karam.
En la búsqueda de culpables y con la venía del “señor” manipuló mensajes de WhatsApp que, incluso los miembros del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, cuestionaron las pruebas porque no pueden ser confirmadas y por lo que los abogados de los cuatro militares detenidos ya presentaron una denuncia penal “contra quien resulte responsable” de las falsedades.
Encinas se defiende y se enreda más. Lo cierto es que no ha encontrado nada que permita construir la “nueva verdad”. Eso sí, el presidente López le otorga su respaldo y afirma que su empleado es un hombre honesto y decente.
C.- Sin duda que en el INE metieron la pata, como se dice coloquialmente, al ordenar la encuesta que, con 400 entrevistados, fortaleció el ánimo revanchista del huésped temporal de Palacio Nacional.
Mucho se discutió durante casi dos semanas y la conclusión es que algo que pudo haber sido una herramienta para la defensa del INE, se tornó en un bumerang.
No pasaron tantos días para que el dirigente de Morena, Mario Delgado, no solo dejara pasar el balón en su portería. Se auto goleó con su encuesta en la que, según los números divulgados, el 71 por ciento de los entrevistados en una “encuesta robusta”, tiene confianza en el INE.
Si lo que buscaba el presidente mexicano y su fiel escudero era incrementar su arsenal para dirigirlo hacia la destrucción de la nave que hoy capitanea Lorenzo Córdova, hay que decir que compraron cartuchos con la pólvora mojada y ello produjo que el tiro saliera por la culata.
En ambos casos, el desacierto fue mayúsculo y si bien, se debe reconocer, las dos encuestas resultaron negativas para quien las ordenó y positivas para el oponente, los resultados se hicieron públicos a pesar de los actores en cuestión.
Avance, sin duda, de la exigencia social por conocer la verdad y no quedarse con informaciones inconclusas y manipuladas.