SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
El día de hoy cuando se escriben las presentes líneas, el senador suplente y consejero por MORENA, Alejandro Rojas Díaz, ofreció una entrevista mañanera en el noticiario de Oscar Mario Beteta donde a pregunta expresa del comunicador el primero señalaba que desde el partido político, desde el Gobierno de la Ciudad de México e indirectamente desde la Presidencia de la República, existe un golpeteo diario contra el senador Ricardo Monreal; además abundó que si seguía reproduciéndose la guerra sucia contra el zacatecano éste podría salir de MORENA. ¡¡Hay que tomarle la palabra a Monreal y Rojas para que salgan del partido!! ¿En qué fundamento mi afirmación? No en el golpeteo que es evidente, y más evidentes las preferenciales presidenciales por unos precandidatos más que por otros, sino en el discurso, la ideología y el fraseo utilizado por Rojas Díaz en la entrevista radiofónica. Antes de saber quién era el que hablaba, me parecía que estaba escuchando las opiniones de un senador del PAN, o de un seguidor de organizaciones tipo “México contra la delincuencia”, o un miembro señalado de partido como Movimiento Ciudadano, pero definitivamente no de un miembro senatorial de MORENA que, se supone, más allá de los puestos burocráticos comulga con el ideario y ruta crítica del movimiento político/social encabezado por el presidente López Obrador. Era, en sentido contrario, como si hubiera escuchado a un republicano del estado de Florida hablando bien del presidente cubano Díaz Canel o de las familias transgénero.
¡¡Hay que tomarle la palabra a Monreal y a Rojas!! Repetirían en su respectivo ámbito político nacional los primeros ministros del Reino Unido, de Polonia, de Italia o el mismísimo Donald Trump que claramente vocifera: estás conmigo o en contra de mi proyecto, no hay medias tintas. Y en los procesos de cambio, cuando históricamente los políticos y las sociedades se enfrentan, no hay espacio para las transacciones. Dicho de paso, el zacatecano sí tuvo razón cuando subrayó que era un error anticipar tanto el destape de los precandidatos a suceder a AMLO; por ello repito, de cara a lo que está sucediendo en México y respecto a la carrera presidencial en pleno, si Monreal quiere salirse de MORENA, que lo haga y las dos partes saldrán ganando. Que navegue por su propia cuenta y riesgo, que la ciudadanía lo conozca y -muy importante- que proponga puntualmente una plataforma ideológica de lo que quiere cambiar o de asuntos que deben permanecer en este país de Huitzilopochtli.
Si el anterior caso motiva a una reflexión, no solo de lealtades y compromisos sino de la necesidad de estructurar un proyecto de gobierno, en la república mexicana pululan funcionarios públicos que a nivel de la titularidad de los Estados de la Federación o a nivel municipal dan vergüenza ajena. Estimado lector, se ha percatado de las campañas publicitarias que en el pasado reciente desplegaron en avenidas, calles y plazas los alcaldes de las demarcaciones Cuauhtémoc, Coyoacán y Álvaro Obregón. Por ejemplo, en pleno Eje Central, y en un edificio del conjunto Tlatelolco mostraba la foto gigantesca, de por lo menos diez pisos de altura, de Sandra Cuevas con anillo de diamante en la mano derecha. Ello me recordó la serie televisiva danesa “Borgen”, cuando el asesor de comunicación e imagen de la Primera Ministra, Birgitte Nyborg, le señalaba que no era conveniente que ésta ofreciera un discurso público con un reloj cuyo costo resultaba prohibitivo para la mayoría de los daneses…pero aquí estamos en México, los políticos escuchan poco y la moderación en ellos es rara avis.
El presidente López Obrador calificó de clasistas, racistas, aspiracionistas, hipócritas y demás lindezas, a las personas y organismos que están promoviendo la marcha dominical bajo el título: El INE no se toca. En una primera lectura uno podría afirmar que tales epítetos se lo han ganado semejantes “opositores”, ello si el interesado ha leído, visto, escuchado, vislumbrado todo el cúmulo de críticas, nada civilizadas, en contra de la propuesta para reformar el sistema electoral en México. Sin embargo y en otra lectura, hubiera sido más útil para la ciudadanía y como especie de desincentivador para la marcha, si el Presidente en lugar de utilizar tales calificativos hubiera expuesto puntualmente lo que pretende la susodicha reforma: el INE sigue pero se le corrige en sus funciones últimas realizadas en tiempos de Peña Nieto, se reducen las partidas millonarias para los partidos políticos, se reducen los miembros de las dos Cámaras del Poder Legislativo y demás propuestas, que dicho sea de paso, pocas personas las conocen a cabalidad pero algunas de ellas han sido bandera de lucha por varias décadas. En fin, me parece que los políticos mexicanos, como muchos otros en países subdesarrollados como el nuestro, necesitan refrenarse, necesitan capacidad argumentativa, necesitan posicionarse con un decálogo ideológico asequible y, sobre todo, no creer que el pueblo carece de sentido común y es borrego…aunque los hay.
