Y sin Cambio en la Actualidad
Del cine y las leyes
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Sin Novedad en el Frente” (“Im Westen Nichts Neues”), película alemana dirigida Edward Berger, con la actuación de Felix Kammerer (Paul Bäumer), Albrecht Schuch (Stanislaus Katczinsky), Aaron Hilmer (Albert Kropp), Moritz Klaus (Franz Müller), Edin Hasanovic (Tjaden Stackfleet), Daniel Brühl (Matthias Erzberger), Adrian Grünewald (Ludwig Behm), Devid Striesow (General Friedrichs) y Michael Wittenborn (Director de escuela); su estreno en el Alemania fue el 29 de septiembre de 2022.
Primera Guerra Mundial, año 1917, el joven alemán Paul Bäumer, junto con sus compañeros, es enviado al campo de batalla para combatir en el frente occidental contra el ejército francés; pronto experimenta en carne propia como la euforia inicial de la guerra se convierte en desesperación y miedo mientras lucha por su vida en las trincheras.
Es la tercera adaptación cinematográfica de la novela homónima de Erich Maria Remarque; la primera ocasión que fue llevada al cine es en 1930 de manera magistral por Lewis Milestone y la segunda vez en un tele filme de 1979 por Delbert Mann; cada una de estas versiones tiene su propia visión narrativa de la historia, pero son contundentes con el mensaje: La guerra es una estupidez.
UN DISCURSO
“En el futuro serán juzgados en lo que se atrevan a convertirse hoy… cualquier duda, cualquier titubeo es una traición a la patria”, así es el discurso del profesor Kantorek que motiva a los jóvenes alumnos para que se enlisten en el ejército alemán como voluntarios y combatan en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial.
Y tiene razón el profesor en afirmar que la gente es juzgada por lo que decide hacer de su vida y por sus decisiones, pero ¿quién juzgara a aquéllos que a través de supuestos discursos motivacionales alienta a los jóvenes a morir sin causa ni razón alguna en una guerra que nadie sabe a bien cómo inició?
En esta versión de 2022, el discurso se da en las escaleras centrales de la escuela, mientras que en la versión de 1930 así como en la de 1979 es en el aula.
LAS TRINCHERAS
Un teniente grita: “Bienvenidos soldados, ahora éste es su hogar”, así es el recibimiento de los jóvenes que han llegado a las trincheras ubicadas al frente occidental de la batalla contra los franceses.
Las trincheras permitían que la guerra se disputara en frentes estables, situados en territorios de ambos bandos; el objetivo principal era mantener el territorio bajo control para evitar que el enemigo pudiera conquistarlo; los alemanes crearon las trincheras para defenderse de los Aliados Francia y el Reino Unido.
La guerra de trincheras se asocia con la Primera Guerra Mundial, cuando la «carrera al mar» expandió rápidamente el uso de trincheras en el frente occidental a partir de septiembre de 1914.
En los siguientes años, los combatientes de uno y otro bando se vieron obligados a vivir en estos hoyos hediondos que les cubrían de los disparos enemigos y les permitían resistir el asalto a bayoneta de oleadas de contrarios, pero también eran lugares infectos en los que abundaban las ratas, proliferaban las enfermedades y la higiene era tan escasa como la comida y el agua.
UN PEDAZO
DE METAL
Después de un ataque nocturno que toma por sorpresa a los soldados atrincherados, Paul Bäumer, al igual que muchos otros, es recatado de los escombros, Katczinsky le da un pedazo de pan, mientras que el teniente le pide que ayude a los ‘demás’ y le lanza una bolsa de tela.
Además de salvar a los sobrevivientes y sacar de las trincheras los cuerpos, el joven Paul debe arrancar la mitad de la medalla identificativa de cada soldado que ha fallecido; esta escena muestra lo cruenta que es la guerra, cuerpos inertes llenos de sangre y barro, algunos atrapados entre los tendidos de alambre de púas, otros en las barracas, y muchos en el lodazal.
Y ahí en el lodo, los anteojos de manchados de sangre de Ludwig Behm, un compañero escolar, cuyo cuerpo está mutilado de una pierna; Paul llora y simplemente dice. Adiós.
LA INSENSATEZ
DE LA GUERRA
Al mismo tiempo, y de forma paralela, la cinta sigue al político alemán Matthias Erzberger, cuyo hijo falleció en los primeros meses de la guerra y busca llegar a un acuerdo con las potencias aliadas para terminar todo el conflicto y así evitar el derramamiento de sangre.
Este personaje es un hilo conductor para que el espectador entienda el sinsentido del aparato bélico y cómo las “muertes honrosas” de los soldados son en realidad una cruel masacre sin propósito.
La crítica a la guerra se acentúa más en el contraste de la vida de los soldados que sobreviven en las trincheras frente a la situación acomodada del General Friedrichs, quien desde un verdadero palacete simplemente juega al ajedrez con la vida humana de sus soldados, y llama traidor a todo aquél que busca un armisticio.
En la guerra se ve la cruda inhumanidad, donde llega el momento en que no hay buenos ni malos, sino sólo hombres matándose entre sí por una idea adoctrinada; la línea moral divide dos escenarios: el de las víctimas en las trincheras que sufren todo el peso de la ilógica armamentística, que no es otra que la muerte, y el de aquéllos que sin una mínima mancha en su uniforme deciden la vida de unos y otros.
Otra faceta antibélica de este filme se muestra en la transición de la inocencia de Paul Bäumer para luego endurecerse progresivamente hasta llegar al punto en donde ya nada le importa, lo ha perdido todo y por culpa de un orgulloso general Friedrichs debe batirse a duelo con el enemigo minutos antes del final de la guerra; ahí es donde verdaderamente se aprecia la transformación total del personaje, su descenso a la locura y a la animalidad; el propio Paul se da cuenta de está deshumanización cuando enfrenta a un soldado francés en un cráter que ha dejado una bomba, y lo apuñala salvajemente, acción que va más allá de defender su vida, pues advierte que ese soldado, al igual que él, tiene un nombre, tiene una familia, que ha dejado a una mujer viuda y a una menor huérfana.
La cinta termina con una fuerte sentencia: al inicio de las hostilidades de la Primera Guerra Mundial, en 1914, comenzó la guerra de trincheras en el frente occidental, para cuando llegó el final del conflicto, en 1918, el frente se había movido apenas unos cientos de metros: 17 millones de personas perdieron la vida por unos cuantos metros de tierra.
La novela se escribió en 1926, y fue publicada en 1929, pero el tono antibelicista del relato, al que el propio autor no consideraba político, fue considerado antipatriótico por los nazis y tuvo que radicarse en Estados Unidos a partir de 1938, mientras su libro era quemado públicamente en las calles de su país.
Después de 1929 han existido muchas guerras más, y el general Friedrichs, que desciende de familia militar, se pregunta: ¿Qué es un soldado sin guerra?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…