Los Suspirantes por la Presidencia

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Desde que México nació como país independiente, el problema de la sucesión presidencial le ha quitado el sueño a muchos personajes, otros, pocos pero significativos como Vicente Guerrero, Madero, Obregón, Serrano y Colosio los asesinaron en funciones o como candidatos presidenciales que no contaban con la venia del poder que no quería ser removido.

Antonio López de Santa Anna estuvo en la presidencia once veces distintas, como producto de un cuartelazo, presidente constitucional resultado de elecciones no muy democráticas, se fue a descansar varias veces a su hacienda Manga de Clavo y puso a sus testaferros como Valentín Canalizo, que llegó como parte de las peticiones que le hicieron conservadores y pocos liberales, finalmente complotó en el extranjero para suplantar a Juárez en 1867 y regresó a la república cuando (1875) ya no era un peligro para los políticos del momento. El caudillo republicano tuvo una relación con la presidencia como la contemporánea referida a López Obrador y a otros tantos suspirantes a la silla presidencial que han pululado en sexenios anteriores y hoy son “corcholatas”, azules en demasía, tricolores y las guindas que no se ruborizan al bailar como lo hizo Boris Yeltsin durante la debacle de la otrora URSS, ni disfrazarse como lo hizo Ebrard. ¿Qué diría la impertérrita Von der Leyen?, inclusive el light de Trudeau en Canadá. 

Coincido, sin que me simpatice, con lo dicho por el senador Ricardo Monreal, en el sentido de que el Presidente de la República cometió un error, voluntario o involuntario, al destapar a precandidatos de su Movimiento con mucha antelación a las elecciones presidenciales. ¿Cuándo podremos tener elecciones como en los países civilizados que tan solo duran un par de meses en campaña? Ello no quiere decir que sus acciones como gobernantes, autoridades, legisladores oficialistas o de oposición, no sean actos tendientes a aumentar su visibilidad para futuras contiendas electorales. TODOS LOS HACEN y por ello es un galimatías que el INE, los partidos de oposición, ayer y hoy, se rasguen las vestiduras cuando el jefe del Ejecutivo inaugura una obra pública y dicen con tono vociferante que se está promocionando o respaldando a un determinado candidato. Los resultados en los programas de gobierno se cacarean, aquí en los Estados Unidos, España o Alemania.

Para el caso de las elecciones presidenciales, hoy la lista de corcholatas o suspirantes, es grande en apariencia, pero reducida en posibilidades reales de ganar el cargo por todos tan deseado. Cuando escuchaba hablar al gobernador Samuel García, de Nuevo León, señalar que, había en el norte y su estado personas para llegar a la presidencia y gobernar bien, me acordé que los regios como los ciudadanos del estado de Morelos han votado por todos los colores partidistas y el común denominador ha sido la desilusión. Dejen a Colosio Jr. en paz, que madure como político, que se muestre buen gobernante de tiempo completo en Monterrey, y entonces con resultados y el tiempo, de por lo menos un sexenio más, ya se dirá.

¿Estimado lector, no han escuchado a los panistas parecerse a pastores de iglesia evangélica? Con esa enjundia, con esa visión de un mundo en blanco y negro, con la verdad en la mano, pero olvidándose de que muchas cosas que critican bien del régimen actual, ellos tampoco hicieron nada cuando tuvieron la titularidad del gobierno federal. Existen entre las filas neopanistas y agregados de última generación personajes, hombres y mujeres, verdaderamente impresentables, como la expremier británica Liss Truss, con la diferencia de que el partido conservador sí lo es, en cambio los panistas de hoy son una bandería resentida; lo anterior sin olvidarnos que la democracia inglesa se ha construido en varios siglos y la nuestra…

Finalmente, los priístas, Dios mío qué barbaridad. En una perspectiva histórica y de cara a las elecciones y sus suspiros, creo, es el único partido de inicios del siglo XX que no ha hecho un mea culpa. Escuchaba a Enrique de la Madrid, mi contemporáneo, y a Beatriz Paredes; lo que decían era racional y producto de su larga experiencia en la administración pública, pero me preguntaba ¿y lo robado por el viejo y nuevo PRI? A los mexicanos, por lo menos a muchos, no se nos olvidan las crisis económicas que provocaron, los asesinatos cometidos en los distintos órdenes de gobierno y, genuinamente, un rosario de todas las calamidades provocadas por dicho partido político que no ha terminado de extinguirse, para desgracia del pueblo mexicano y de los partidos de oposición, incluyendo a Morena, que tiempo atrás criticaban ferozmente sus errores. Ellos son, en parte culpables del “pequeño priista que todos tenemos dentro del cuerpo”. Pero ¿por qué pequeño? agregaría con sorna un argentino.          

 

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