Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Entendiendo que la educación, sobre todo en sus primeros años, es la piedra angular para alcanzar la cultura, hay que llorar o reír a carcajadas cuando Delfina Gómez Álvarez define que vale la pena apostarle a las artes y a la cultura porque sólo así podemos ser mejores seres humanos, pues las artes son el reflejo de nuestras emociones.
Salvo excepciones, todo se aprende en el caminar de la educación. Habrá quien nazca con cualidades para se tenor, barítono, soprano, bailarina, pintor, escultor… sin embargo, para comprender qué significa dedicarse a la lectura ya sea de las bellas artes, de la literatura, de la historia, etcétera, se tiene que pasar por el aprendizaje que brindan los maestros en los niveles de primeria y secundaria, en donde se adquieren los conocimientos básicos, sí, pero que encaminan al alumno hacia el camino que quiere seguir, si las condiciones económicas y sociales se lo permiten.
Hablar las artes y a la cultura nos hacen ser mejores seres humanos, es brincar el primer paso que, durante 17 meses, ignoró como secretaria de Educación Pública.
Hay definiciones sobre las diferencias entre cultura y educación.
Tome 3.
1.- La educación se basa más en el aspecto formativo y la capacidad de desarrollar el conocimiento.
2.- La educación con respecto a la cultura se diferencian en cuanto al conocimiento debido a que la cultura trabaja más con la lengua, el habla, los rituales culturales, las actividades musicales tradicionales y,
3.- La educación y la cultura se diferencia entre sí, debido a que poseen un propósito principal el cual es la educación proporcionar valores y conocimientos a diferencia de la cultura la cual tiene como propósito principal proporcionar tradiciones y costumbres.
Presumo que la señora exsecretaria de Educación Pública tenía idea de las diferencias. Sin embargo, no aplicó ninguna.
Reconocer el talento de Elisa Carrillo, primera bailarina del Staatsballett Berlín, es un acierto. El yerro estriba en comprar la educación con la cultura y no entender que la primera trabaja para el futuro y la segunda es consecuencia de la enseñanza, no solamente en el hogar, sino principalmente en las aulas.
Y claro, si los maestros provienen de la Isidro Burgos, adió cultura y adiós enseñanza.
Comprometerse a gestionar acciones y recursos que permitan que más jóvenes mexicanas puedan cristalizar sus sueños artísticos, cuando la Secretaría de Cultura con la invisible titular, Alejandra Fraustro, carece de recursos, le recortan el presupuesto y lo más que presume es que en Los Pinos, las instalaciones de ahora, se venden tlayudas, forma parte de la vida mentirosa de la autollamada cuatroté.
Si el gobierno está por “expropiar” 21 mil millones de pesos de “cuentas bancarias que no han tenido movimiento en 6 años y tendrá un presupuesto de egresos para 2023 con un déficit de un billón 170 mil millones que se financiarán con deuda ¿de dónde va a obtener recursos para que los jóvenes puedan cristalizar sus sueños artísticos?
Cuando fungió como destructora de la educación en el país -y recordar que su programa piloto del nuevo programa educativo fue frenado por un amparo federal no es ocioso- no hizo nada por los niños y adolescentes que buscaban exhibir el título de sexto año, el de la secundaria y hasta el de la prepa. En lugar de estimular el estudio de los menores, quitó las escuelas de tiempo completo y destino los recursos a la inexistente La Escuela es Nuestra. ¿Cuántos menores dejaron de aprender para después ser cultos?
La verdad, las ganas de llorar o carcajear, aparecen involuntariamente al leer lo que dice la que quiere gobernar el Estado de México. Si consigue el triunfo, no será por la cultura que posee.
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