Un Crimen Argentino

Del cine y las leyes

¿Dónde Quedó el Cuerpo? 

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Un Crimen Argentino”, película de suspenso policial, dirigida por Lucas Combina; protagonizada por Nicolás Francella (Antonio González), Matías Mayer (Carlos Torres), Malena Sánchez (María Bussato), Luis Luque (Juez Jorge Eldo Suárez), Alberto Ajaka (Oficial Serbera), Rita Cortese (Adelma Gobbi), César Bordón (Rodolfo Ríos) y Darío Grandinetti (Mariano Márquez); se estrenó el 25 de agosto de 2022 en Argentina.

A principios de diciembre de 1980, en la ciudad de Rosario es secuestrado el empresario Gabriel Samid, y piden un millón de dólares por su liberación; el caso es asignado a dos jóvenes secretarios de juzgado para su investigación contra reloj.

La película está basada en la novela homónima de Reynaldo Sietecase que narra la historia de dos investigadores que son asignados para resolver el caso de una misteriosa desaparición de un empresario libanés en plena dictadura militar.

EL SECUESTRADO

Es martes 9 de diciembre de 1980, la noticia del homicidio de John Lennon es opacada por el secuestro del empresario Gabriel “Turco” Samid; sus familiares hacen la denuncia que le es turnada al Juez Jorge Eldo Suárez, quien instruye a sus dos secretarios Antonio González y Carlos Torres para que investiguen el crimen, con la consigna de que debe estar resuelto antes de navidad.

En la época en que se desarrolla la trama de cinta, Argentina estaba bajo el régimen militar del General Jorge Rafael Videla, y el Poder Judicial, en concreto los juzgados, estaban encargados de integrar la indagatoria, por eso es que la cinta muestra cómo es que dos secretarios tienen la encomienda de investigar el secuestro de este empresario.

Pero como la familia del plagiado mantiene relaciones con altos funcionarios del ejército, también intervienen militares en la investigación, así que paralelamente se dan las indagatorias, las judiciales dentro del marco de la ley y la castrense con los métodos más represivos posibles.

De hecho, hay una escena donde el coronel Rodolfo Ríos le dice al Juez que tienen el mismo objetivo dar con el secuestrador, aunque los métodos son distintos.

EL RESCATE

La familia Samid está dispuesta a pagar el rescate, el cual debe ser dejarse a temprana hora en el baño de mujeres de un conocido restaurante; así que María Bussato, otra asistente del Juez Eldo Suárez, se ofrece para realizar la encomienda.

En muchas ocasiones los secuestradores amagan a la familia de la víctima con que no den parte a la policía o a las autoridades, pues de lo contrario mataran al secuestrado; al menos no parece ser el caso, así el Oficial Serbera, militar encargado del caso, monta un operativo para detener a la persona que recogerá el rescate, pero falla el mismo y debe continuarse con la investigación.

Todo indica que el secuestrador ha planeado todo milimétricamente, pues los militares han detenido a una mujer que no tiene nada que ver con el plagio, pero es tan evidente su presencia y tan escandalosa la fallida detención, que eso sobre alerta al delincuente, que ahora sabe de la presencia de los militares.

Esta situación, retrasa y entorpece cualquier investigación.

EL SOSPECHOSO

Un familiar declara que vio por última vez al secuestrado en un bar al que acuden hombres buscando compañía femenina; así que Antonio González y Carlos Torres acuden a ese bar en busca de pistas y recabar información; los testimonios apuntan a que Gabriel “El Turquito” Samid estaba esa noche acompañado de una persona a la que todos le decían ‘Doctor’.

Los testigos presenciales son básicos para determinar una buena investigación, aunque no les conste el hecho delictivo, pero saber con quién estaba la víctima momentos previos al evento es inicio de la elaboración de líneas de investigación.

Además, la descripción fisonómica de cualquier posible sospechoso es de mucha utilidad, y en el caso hay uniformidad de los testimonios sobre la fisonomía del ‘Doctor’.

LA DETENCIÓN

Han pasado cinco días y se ha logrado la detención de Mariano Márquez, un abogado con licencia suspendida, que ha pasado algunos años en prisión por el delito de fraude, a quien le llaman “Doctor”.

Es sabido que en Argentina a los licenciados en Derecho se les conoce como Doctor, y que gozan de gran fama; pero en la cinta no es tan así, pues Márquez, no obstante que es un hombre inteligente, siempre ha estado metido en problemas legales, él mismo sostenía que era un estafador, no un asesino.

El sospechoso es intensamente interrogado, y reconoce que ha participado en el evento, pero de una forma distinta a lo que creen las autoridades, pues en verdad Gabriel Samid se ha fingido su secuestro y él sólo colaboraría en el cobro del rescate.

Si esto es verdad, sólo sería responsable de una tentativa de extorsión, aunque en México si está penado el auto secuestro, no sólo para el supuesto plagiario, sino también para sus auxiliadores.

La cinta recrea la situación impresentable de un crimen que se contaminó de corrupción policial y que fue resuelto con rapidez, aunque con plena violación a derechos humanos, pues la confesión de plagiario fue obtenida mediante tortura; hay una frase que se dice en la película y lo encierra todo: “El mundo está lleno de malas personas y la mayoría está suelta”.

La dictadura funciona, en términos narrativos, como mucho más que un contexto que permite una notable recreación de época y lo que implicaba meterse en las altas esferas de un poder cuyos intereses podían verse afectados, algo que rápidamente descubren los dos protagonistas, quienes ven amenazada, no sólo su integridad física, sino su propia vida.

El filme relata los hechos reales sobre la desaparición del empresario rosarino Jorge Salomón Sauan, que tuvo lugar el 16 de diciembre de 1980 en el Club Social Sirio Argentino, donde fue a tomar unos tragos con el abogado Juan Carlos Masciaro, quien fue el responsable de su desaparición y exigió a la familia de la víctima el monto de un millón de dólares como pago del rescate.

Masciaro hizo creer a las autoridades que por problemas económicos Sauan había fingido que lo tenían cautivo para sacarle dinero a su tío, pero que estaba en Brasil desde donde lo llamaba para saber cómo evolucionaba el caso; siempre afirmó: ‘Sin cuerpo no hay delito’, pues había disuelto en ácido el cuerpo de Sauan, pero luego de examinar los restos que había en un macetero, apareció una prótesis dental, una pulsera, un zapato roto y la parte de lo que fue un pie derecho.

Un crimen argentino que hasta horrorizó a los propios militares, pero ¿hasta dónde es capaz la maldad del hombre?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

 

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