Ganó el Miedo…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Celebrar la modificación constitucional que amplió el plazo para que el Ejército se mantenga en tareas de seguridad pública, es un error. 

La “pausa” de la obligatoriedad para que las policías sean conformadas por civiles como mandata el artículo 21 constitucional, debe alarmar. Dígase lo que se dijere, los militares no están preparados para dar la seguridad a los ciudadanos. Su capacitación es para disparar y no para respetar los derechos humanos.

Negar que se ha militarizado la seguridad pública, es imponer un criterio autócrata que, para desgracia de los mexicanos, avanza rumbo a la dictadura.

Aplaudir que senadores del PRI y del PRD votarán a favor de la reforma que, en su primera presentación fue rechazada, es no darse cuenta del daño que se le causó a la democracia.

Las versiones corren como reguero de pólvora e indican que los senadores que se sumaron a la mayoría morenista, fueron amenazados. Sin embargo, el secretario de Gobernación desechó la versión y en contraparte señaló que pronto dará a conocer los que sí amenazaron, sin decir a quién.

Perdió la democracia, sin duda.

Lo más grave está por venir.

Fracturado el Bloque de Contención y al parecer sin remedio, aunque se haga cirugía mayor, es de esperarse escuchar el réquiem por el INE.

Esta reforma, la de legalizar las funciones del Ejército, era una prueba de fuego para las oposiciones. La traición del PRI en la Cámara de Diputados, terminó en la tragedia para México y para la coalición opositora que se desmorona de manera sin posibilidad de unir las piezas del rompecabezas.

Baste señalar que Miguel Ángel Mancera, coordinador de los tres senadores del PRD desoyó la postura de Jesús Zambrano, dirigente del partido quien horas antes de las votaciones había ratificado mantenerse en el Bloque de Contención y con sus tres votos y otros del PRI, Morena, aliados y el presidente de la República ganaron la batalla. La importante, porque con esa victoria allanan el camino para conquistar todo el poder, someter a los adversarios e imponer un nuevo modelo de gobierno que nada tiene que ver con la democracia.

Sin oposición, como en los países totalitarios verbigracia: Rusia, China, Cuba, Nicaragua, los gobernantes se convierten en dueños de las libertades y las otorgan solamente a los que profesan sumisión.

Cuando se escucha a los senadores oficialistas “explicar” el “avance” al lograr la reforma constitucional, uno tiene que reflexionar y entender que forman parte del grupo que solamente tiene 10 por ciento de capacidad y 90 de lealtad. Una lealtad que no es con quienes los eligieron, es con quien quiere ser dueño de México, le pese a quien le pesare.

Y si nadie de los “leales” quiere ver lo que hizo, tendrán tiempo de darse cuenta en un muy cercano futuro.

Los que entendemos el civilismo, que sabemos cómo hicieron avanzar, con tumbos y todo, al país, sabemos que el verde olivo tiene más poder que nunca y que el presidente de la República los respalda hasta con deslindarlos de cualquier ambición natural. 

Cuando el señor López logre su propósito de desaparecer al INE, espero que los morenistas y aliados, no nos impongan una “policía moral”.

Ganó el miedo… perdió el país.

 

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