Mueran la Corrupción, el Clasismo y el Racismo

*La Estigmatización, de Clases es Racismo

*EL Gobierno Obligado Velar por la Unidad

*Sumar y Multiplicar y no Restar, la Divisa

EZEQUIEL GAYTÁN

El cura Miguel Hidalgo convocó al pueblo de Dolores, en el hoy estado de Guanajuato, un domingo 16 de septiembre de 1810 a levantarse en armas en contra del mal gobierno. Nadie sabe a ciencia exacta cuales fueron sus palabras. También es un misterio, en muchos rubros, el pensamiento político de Hidalgo. Sus biógrafos sostienen que él deseaba la independencia de la Nueva España, pero eso era demasiado temerario. Así que su estrategia consistió en desconocer al francés liberal José Bonaparte, quien gobernaba en ese entones a España e invitar a Fernando VII o algún familiar cercano a estas tierras. Hidalgo sabía que no aceptarían, entonces diría pues entonces declaramos la independencia.

Pero son conjeturas. El caso es que al parecer sí gritó en favor del rey español, por la libertad y, en su arenga se pronunció con “muera la esclavitud” y “muera el mal gobierno”.

Desde que se retomó la ceremonia del grito de Independencia con el presidente Guadalupe Victoria y a partir de la idea del general Porfirio Diaz de hacerlo a las 23 horas del día 15 de septiembre todos los mandatarios convocan con arengas de “viva Hidalgo, Allende, Morelos y a los héroes que nos dieron patria”. Algunos agregan nombres y omiten otros. Por ejemplo, Luis Echeverría en una ocasión incluyó a los países del tercer mundo o Vicente Fox que incluyó a la democracia. Lo que no se había visto ni oído eran los mueras.

Este año el presidente López Obrador gritó “muera la corrupción”, “muera el clasismo”» y “muera el racismo”. Con lo cual todos estamos de acuerdo. Se trata de tres fenómenos sociales que denigran al humanismo. Es, en principio, un acto plausible. Pero la Noche del Grito es esencialmente para convocar al plebiscito nacional que reconoce y respeta el sacrificio de quienes nos antecedieron y que ahora, en una clara demostración de solidaridad vemos y construimos el futuro con optimismo, pues ya no hace falta más derramamiento de sangre hermana. 

Si la idea de gritar “mueras” continúa, podría acontecer que el próximo año se nos diga “muera el neoliberalismo” o “mueran los corruptos” o mueran los clasistas” o “mueran los traidores a la patria”. Entonces se desate una guerra civil entre quienes se asumen con la autoridad moral de estigmatizar a todos aquellos que no pertenecemos al Movimiento de Regeneración y seamos perseguidos al amparo de una arenga de un 15 de septiembre. 

Definir programas cuyos objetivos sean prevenir y combatir la corrupción le corresponde a la actual gestión. Ser consecuentes con esos programas y actuar bajo los principios de honestidad y honorabilidad ciudadana nos corresponde a nosotros. Son dos esferas diferentes y complementarias. De ahí que lo importante es converger en lo positivo y no ensancharnos ni dividirnos a partir de supuestos infundados desde la visión unidimensional del actual gobierno.

Vencer al clasismo requiere educación y, sobre todo, definir políticas desde el Estado que procuren la paridad, la distribución de la riqueza y la igualdad de oportunidades. Es cierto, es un hecho social heredado desde tiempos ancestrales y debe ser combatido más allá de lo jurídico. Requiere un diagnóstico serio y decisiones comprometidas con la idea de una sociedad igualitaria y superar las políticas asistencialistas focalizadas que no abonan en favor del igualitarismo. 

Finalmente, el racismo es a todas luces condenable. Es un flagelo poco reconocido en nuestro país. Es a todas luces real y su combate requiere también de estudios profundos a fin de obtener un diagnóstico preciso. Es cierto que lo hay en gran medida en contra de la población indígena. Asimismo, se manifiesta en otros estratos socioeconómicos y es bidireccional. Me da gusto que se reconozca desde el gobierno ese grave problema. Ojalá sea el propio presidente quien ponga el ejemplo y deje de hablar de los fifís, pues ese prejuicio se ha dirigido sobre todo en contra de las clases medias.     

Tal vez quede como una anécdota más de las noches del grito lo acontecido hace algunos días. Tal vez yo le estoy dando demasiada importancia. Lo importante es gritar “vivas” y no gritar “mueras”.  Una sociedad transformada sólo se puede construir mediante sumas y multiplicaciones y de ninguna manera al restar y dividir.    

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