A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
Hoy que los organismos internacionales vuelven la mirada hacia la corrupción en el área del deporte, se desconoce cuántos deportistas triunfadores, convertidos posteriormente en dirigentes nacionales del área deportiva, obtendrán el nuevo trofeo: el descredito para siempre. En México tenemos varios ejemplos, por cierto, de hombres y mujeres.
Ante miles de quejas, la intervención de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), por ejemplo, puso el dedo en la llaga tras una investigación a fondo realizada.
Porque no solamente se trata de la manipulación de las competencias mundiales y nacionales, sino de la corrupción dentro de las organizaciones deportivas y, por si no fuera suficiente la delincuencia organizada también está interviniendo en el deporte.
Asegura la organización internacional que “los grupos delictivos se aprovechan de las vulnerabilidades vinculadas a los cambios relacionados con el desarrollo y de las debilidades de los marcos legislativos y reglamentarios que rigen el deporte. La necesidad de reforzar los marcos e instrumentos legislativos y reglamentarios ha puesto el foco en la administración y la autonomía del deporte y en cómo deben desarrollarse los enfoques para combatir eficazmente la corrupción en el deporte”.
Desconocemos si en México, el Congreso de la Unión ya tomó nota de la tácita recomendación realizada. Lo cierto es que urge poner un hasta aquí en el asunto.
Ante tan grave situación, la mencionada organización internacional emitió un documento en el cual advierte de los “riesgos de corrupción relacionados con la infiltración delictiva”.
Dice, por ejemplo, respecto de la infiltración de intereses criminales que ningún deporte es inmune a la infiltración de los mismos, “…pero el fútbol, en particular, ha sido blanco de los grupos del crimen organizado como un vehículo conveniente para el lavado de dinero y la actividad lucrativa”.
Además…
“Los flujos de dinero, importantes y a menudo mal controlados, conectan a una gran variedad de actores (por ejemplo, personal directivo de clubes, propietarios/as, accionistas, jugadores/ as, personal, patrocinadores, agentes y abogados/as) y el crecimiento financiero del deporte ha hecho que este marco sea cada vez más susceptible de ser explotado.
“Un ejemplo de esta vulnerabilidad es la forma en que terceros pueden tomar el control de un club de fútbol. Muchos clubes están muy endeudados y buscan inversores para reducir o pagar las deudas y comprar mejores jugadores”.
Hacen notar que las dificultades económicas por el Covid-19 aumentaron aún más la presión financiera sobre los clubes.
También mencionan que el acceso directo a jugadores y al personal ofrece muchas posibilidades de manipulación y lavado de dinero:
“En cuanto a esto último, los sistemas financieros de un club son susceptibles de ser explotados, por ejemplo, el dinero generado a partir de actividades ilegales puede lavarse a través de los ingresos de las entradas, con lo que se aumenta artificialmente el número de espectadores, o inflando los costes de los proyectos de construcción, como los relativos a los centros de entrenamiento y las ampliaciones de los estadios.
El remate es que el panorama que está dejando la pandemia en el deporte es de lágrima:
“En consecuencia, los clubes, las y los jugadores y el funcionariado pueden ser más vulnerables a los acercamientos de quienes buscan explotar esta situación ofreciendo ingresos alternativos, incluidos los grupos de delincuencia organizada”.
¿Y LOS ACOSOS?
A LA ORDEN DEL DÍA
Pero en el deporte también se presentan los abusos (no sólo en mujeres sino también en varones) los cuales han sido clasificados como: Abuso psicológico, Abuso físico, Acoso sexual, Abuso sexual y Descuido.
De ahí que la UNODC recomienda que para combatir mejor el abuso en el deporte y mejorar el entorno relacionado con la denuncia, es necesario abordar las deficiencias de los marcos social, institucional, reglamentario y legislativo que son responsables de que no se denuncien los abusos.
Sugiere:
Adoptar una legislación clara y completa que prohíba todas las formas de violencia, incluidas la venta y la explotación sexual de niños y niñas en todos los contextos, incluido el deporte.
Obligar a todas las instituciones deportivas a disponer de políticas y procedimientos de protección, incluida la comprobación de los antecedentes de cualquier persona que trabaje con niños y niñas en el deporte.
Desarrollar marcos centrados en las víctimas que faciliten la denuncia de los casos de abuso y protejan a denunciantes, testigos y víctimas.
En los casos de investigaciones, enjuiciamientos y sanciones, proporcionar servicios integrales de atención, recuperación y rehabilitación y garantizar que se consulte a las víctimas en la puesta en marcha de dichos servicios.
Apoyar y participar en los esfuerzos de recopilación de datos sobre el alcance de la venta y la explotación sexual de niñas y niños en el deporte para garantizar que las respuestas estén basadas en la evidencia.
Lanzar y apoyar campañas de concienciación sobre el deporte seguro y sobre cómo prevenir la violación de los derechos de niñas y niños en la práctica deportiva.
Pero no sólo en los niños y niñas se presenta este problema, sino también en los adultos, porque…
“La perpetración de abusos en el deporte existe debido al silencio, la complacencia y el abuso continuado de poder y de posiciones de confianza, con los perpetradores sintiendo que pueden actuar con impunidad.
“Una cultura institucional de la corrupción se produce por una multiplicidad de factores, como las complicadas estructuras de liderazgo y los elevados niveles de autonomía y discrecionalidad, con una falta de transparencia, responsabilidad y ética. Por lo tanto, una cultura institucional de la corrupción es tanto un resultado como un facilitador de la corrupción”.
Especifica el organismo internacional:
“Las y los jugadores jóvenes son vulnerables al tráfico a través y dentro del fútbol. Se trata de las actividades delictivas de individuos que se hacen pasar por cazatalentos o agentes de fútbol y que utilizan el fútbol y la perspectiva de las pruebas en el extranjero para sacar dinero de forma fraudulenta a los padres y las madres de jóvenes jugadores ávidos. Esta forma de explotación de jóvenes jugadores se produce como resultado de la dinámica de poder y la falta de supervisión independiente inherentes a la industria del deporte, pero también de las condiciones culturales y económicas que la rodean.
“Por lo general, jóvenes jugadores de África y América Latina son llevados a Europa, y más recientemente al sur de Asia y al sudeste asiático, con visados de visita estándar de tres meses antes de ser abandonados. En los casos en los que se materializan los contratos profesionales, éstos suelen ser muy explotadores y desfavorables para las y los jugadores, ya que los agentes se llevan hasta el 50% de los salarios de los jugadores durante la duración de los contratos”.
En México, desde el año pasado la Secretaría Ejecutiva del Sistema Anticorrupción (SESNA) colabora con la Comisión Nacional de la Cultura Física y Deporte (CONADE) para realizar una limpieza y además, prevenir y combatir la corrupción. Inclusive, la Secretaría de la Función Pública sancionó a tres funcionarios de la mencionada Comisión.
Sin embargo todavía falta…y mucho.