Pensiones Jubilatorias Decentes, una Deuda Social que es Necesario Cubrir lo Antes Posible

Los Privilegios del Poder

VERÓNICA V. GONZÁLEZ Y ARNOLDO PIÑÓN 

¿Es buena idea disminuir los días semanales laborales y aumentar la jornada diaria y el número de años de servicio para acceder a una pensión jubilatoria, como lo planteó el ingeniero Carlos Slim?

Sin duda en los últimos 40 años las esperanzas de vida han aumentado respecto a 1973, cuando en la reforma de la Ley Federal del Trabajo se estableció como requisito la edad de 60 años para tener derecho a tramitar una pensión por jubilación para los trabajadores cotizantes al IMSS, es decir para aquellos que regulaban su relación laboral por el apartado A del artículo 123 constitucional.

Una década más tarde, para los trabajadores del Estado se estableció como requisito para tener derecho a optar por una pensión jubilatoria, acreditar una antigüedad de 30 años para los hombres y 28 para las mujeres.

Años más recientes, a ese requisito entre los servidores públicos, se agregó otro: la edad empezó a aumentar un año cada fiscalía para ubicarse, en 2028, en 60 años, además de los años de servicio o antigüedad.

Y un aspecto de la mayor importancia fue que se definió qué se hará con los ahorros de los trabajadores como se financiarán sus pensiones jubilatorias. Sólo que con los actuales niveles de aportaciones a las Afores, la garantía es prácticamente inexistente, condenándolos a vivir en la pobreza.

Consecuencia de las aportaciones equivalentes al 6.5 por ciento del salario cotizable que garantiza pensiones míseras, es que en la actualidad un número importante de pensionados se emplean como cerillos -acomodadores de mercancía a los compradores- en centros comerciales.

Ojalá, como correctamente lo planteó Enrique Quintana en su espacio en el periódico El Financiero, sea aprobada la reforma a las Afores para que las aportaciones de los trabajadores aumenten de manera paulatina y ubicarse en 15 por ciento del salario base de cotización al finalizar la actual década.

La propuesta del ingeniero Slim consiste en que la edad para la jubilación sea de 75 años, con semana de tres días laborales y jornadas de 11 horas diarias.

Es una propuesta que debe analizarse con detenimiento, porque sin duda la esperanza de vida entre los mexicanos ha aumentado desde la década de los setenta en que se estableció la edad de 60 para jubilación.

Según las expectativas, al finalizar la década actual, la esperanza de vida será de 77 años.

Es evidente que vivir más de 15 años con una pensión jubilatoria implicaría un coste prácticamente impagable para cualquier sistema pensionario.

Ahora bien, ¿jornadas laborales de 11 horas diarias, así se trabaje sólo tres días a la semana? ¿No, sería excesivo y por tanto contraproducente con un impacto negativo en la productividad, la que ya de por sí en nuestro país es precaria?

Sin duda es un acierto que los trabajadores puedan acceder a mayores periodos de descanso para actividades recreativas por la diversidad de impactos positivos tanto en integración familiar, como en salud e incluso en productividad.

La propuesta del ingeniero Slim debe ser analizada con detenimiento. En tanto, debiera priorizarse aprobar el aumento en el porcentaje de las aportaciones de los trabajadores con fines pensionarios, a fin de garantizarles una vejez lejana lo nadie posible de la pobreza.

Las pensiones jubilatorias son una deuda social en la que debemos reparar. Prueba de ello es que el presidente de la República tiene como principal eje, los apoyos económicos a los que menos tienen, los cuales don un paliativo que no generan riqueza.

El futuro del país y de los trabajadores de acceder a mejores condiciones de vida -junto con sus familias- debe sustentarse en la creación de empleos productivos. Lo demás sólo tiene un interés electoral con un enorme costo para el presupuesto del país.

PARA LA AGENDA

Tres meses después de haber asumido la presidencia del Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE (SNTISSSTE), la doctora Norma Liliana Rodríguez Argüelles nada serio ha hecho por clarificar el saqueo que los últimos cinco años sufrió la comisión nacional de auxilio. El argumento es una auditoría, la que pareciera tener como objetivo ser argumento para una vez que ella concluya su gestión, que el manejo del dinero fue escrupuloso. Sólo que el faltante de los intereses generados por las inversiones en que estuvo el multimillonario fondo y la diminución del mismo -el cual supera los 250 millones de pesos- y la ostentoso nivel de vida de la familia García Culebro le obligan a acciones en contra de los responsables, o ¿es que no hay culpables? La gestión de la doctora Rodríguez Argüelles tiene demasiados problemas: cuatro demandas -incluida la de la sección Sinaloa-, son síntoma que su elección no fue ni pulcra y quizá ni legal y legítima. Tampoco nada ha hecho por sentar a la gestión de Pedro Zenteno, director general del ISSSTE para revisar las condiciones generales de trabajo, que cumplieron ya una década sin ser actualizadas, por lo que las prestaciones económicas se hayan pulverizado. Triste papel el de la doctora…

 

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