ALFREDO MEJÍA MONTOYA
No es posible tapar el sol con dedo, ni las mentiras taparlas con otra diversa. El ingreso de la Guardia Nacional (GN) a las esferas castrenses del ejército, no son casuales, tuvieron que ocurrir eventos trascendentes imposibles de ocultar, por fin se dio cuenta el inquilino y su gabinete de seguridad que sesiona todos los días a las 06:00 de la mañana, y constataron que sus conocimientos en materia de seguridad publica son mínimos o básicos, casi nulos, y tardaron casi cuatro años para darse cuenta de ello. Mientras, la ciudadanía endeble está a merced de la delincuencia organizada, cárteles de drogas, de las bandas medias, de las pequeñas y hasta de los criminales solitarios y seriales.
Su capacidad cognitiva en materia de seguridad pública obligó a López Obrador crear un Frankenstein que le llamaron Guardia Nacional. Sin embargo, la ignorancia de las competencias, funciones y atribuciones que debía tener ese organismo de seguridad pública, no la comprendieron nunca, por ello, la representatividad de la GN debía recaer en un Servidor Público de carácter Civil, con conocimientos en derecho administrativo, con experiencia en materia de seguridad pública, no lo encontraron y los que había eran de la oposición. Por lo que decidieron armar el minúsculo grupo que se arrogó conocimientos de seguridad pública, bajo el irresponsable lema oficial del proyecto “abrazos, no balazos” y definir una estrategia sobre la cual desconocían. Mientras, afuera del bunker liberal, se rompían todos los récords de víctimas de crímenes dolosos, homicidios, masacres, feminicidios, extorciones, secuestros, fusilamientos, incendios, quema de vehículos privados, públicos, etc., perdiendo todo control sobre la delincuencia del pasado y la que se creó y expandió a partir de la llegada de López Obrador en 2018.
Cuánto tiempo se perdió, y López manifestando que la culpa era de los gobiernos anteriores, cuando se ufanaba que ya lo sabía al haber recorrido varias veces el país (sic), y fueron temas de campaña. Que él llegaría a meter al ejército a los cuarteles, conocía muy bien a los miembros de los cárteles, también en donde ejercían su poder e influencia, en que radicaba el poder mismo, sus territorios, el trasiego de producto o crímenes que realizaban, eso no le era nuevo para López Obrador: lo sabía.
Y la historia continúa … cuando parece que se le han acabado los temas, recicla uno de sus más grandes distractores en toda su administración, que no es lo mismo que gobierno. La Guardia Nacional ha sido un gran distractor del Inquilino de Palacio, tanto para sus seguidores fieles como para la otra parte que considera que no gobierna.
Sin embargo, … cuando una institución no puede ejercer las atribuciones para las cuales fue creada, pierde el objetivo de su creación.
Y la GN en lugar de infundir respeto y admiración, es vilipendiada y ofendida cada vez más por el pueblo donde hace acto de presencia. Sería tanto como llegar a pensar que el solo hecho de pasar al Ejército Nacional y disciplina castrense, se va a erradicar la violencia de la delincuencia organizada, de la delincuencia en las calles y en el transporte público. Lo cual prácticamente no va a ocurrir, cuando el mismo mando, el Comandante Supremo de las fuerzas armadas que es el Presidente de la República, les ha ordenado que no den enfrentamientos con el pueblo y mucho menos con los criminales.
Mientras no se dé un cambio de chip e instrucciones en el sentido de que lo que importa es proteger a la Sociedad Civil de los malandros, los actos criminales continuarán sin medida alguna, y eso lo veremos al final de la presente administración, como el gobierno que más baño en sangre al país, por las instrucciones que salieron del bunker de Palacio Nacional. Entonces, para qué fue creada, si su razón de ser estuvo siempre impedida por su Superioridad.
El mensaje es claro, el Inquilino desea fervientemente, que la GN desaparezca o se extinga, sacarla de la influencia del área administrativa y pasarla a la esfera castrense, y en su caso, como es de esperarse con el tiempo, el mayor fracaso sea para la SEDENA y no para el Poder Ejecutivo porque no tenía ni proyecto ejecutivo, ni funciones ni atribuciones, y todo salió de una ocurrencia de López Obrador al crearla. Costándole a los contribuyentes miles de millones de pesos, en salarios, alimentos, combustibles, armas, instalaciones, etc.
Ahora mismo la SEDENA tiene a cien mil efectivos más para llevar a cabo las casi doscientas cincuenta tareas encomendadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que le corresponde realizar a otras dependencias federales, y que por instrucciones del comandante supremo de las fuerzas armadas les ha turnado para su operación y realización de dichas obras.
Es claro que para SEDENA lo óptimo sería que la Guardia Nacional se quedara en la influencia administrativa de manera formal, bajo la jurisdicción civil como lo establece la Constitución, y no aceptar el juguete de Frankenstein que les obsequia López Obrador al que no le alcanzarán las baterías para demostrar que la idea era viable, y el tiempo lo ha puesto en el lugar de la historia que le corresponde, sobre todo, porque realmente el objetivo principal de pasar a la GN a la esfera castrense es desaparecerla. Y reconstruir mediante el fracaso de la SEDENA una policía militar. Sin perder de vista la militarización del país.
Aunque también esta estrategia tiene lumbre entre líneas, ya que el ejército no es el pueblo bueno que cree en su mesías y le avala todas sus mentiras y engaños, sino que en la democracia, ello puede dar un vuelco grave de momento, pero beneficioso a largo plazo, el atentado de un golpe de estado democrático … por parte del ejército y su diluida o desaparecida GN, donde ante la traición manifiesta, arremeta contra el bunker del centro histórico y tomen el poder político, no para quedarse con él y tratar de gobernar, no, porque ellos no están preparados para esas funciones ejecutivas, sino para convocar a elecciones nuevamente si ya se sucedieron las del 2024 o antes, si así lo requiere la PATRIA.
Lo anterior tiene elementos o bases sustentadas en las acciones que ha llevado a cabo López Obrador, de traer del extranjero a médicos de Cuba, que no son médicos y si son militares de otro gobierno, para en caso de perder las elecciones, entrar en acción los operadores políticos y armen las revueltas de fraude, lo que le dará motivo a López para suspender las garantías individuales por causas exógenas a su mandato y quedar de nuevo hasta que la paz sea reconstituida.
Al respecto, el Ejercito deberá hacer lo conducente y defender las instituciones de la República. Esa es su función primordialmente de conformidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sobre todo porque el presidente Andrés Manuel López Obrador que ha estado en campaña desde que inició su mandato, si sus candidatos pierden las elecciones del 2024, lo cual no es difícil ante las fracturas y divisiones que él mismo creó en el partido oficialista, el país estará en serias dificultades, recordemos que si su partido no gana, hubo fraude, … si gana pese a la intervención de la delincuencia organizada y uso de dinero público no hubo fraude, esa es su conceptual idea de democracia, y dudamos de que haya cambiado su visión en seis años y se haya vuelto democrático, lo cual en una persona como él, sería utópico o prácticamente imposible.
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