Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Salvo que me haya quedado ciego, la información oficial que leo en la Constitución, es que el presidente López termina su mandato el 30 de septiembre de 2024.
Y deberá escuchar. como diría el clásico: ahuecando el ala.
Ha dicho que a partir de esa fecha se irá a su finca en Palenque, que por respeto a usted lector, lectora, no le escribo el nombre, aunque lo usamos cotidianamente para enviar allá a quienes molestan, lastiman, dañan al país y cometen crímenes de todo tipo.
Presuntamente la Constitución debe ser la norma jurídica que encabeza el marco de las leyes que nos rigen y nada, legalmente, hay por encima de ella.
Incluso, durante su gestión hasta ahora, el señor López ha señalado en repetidas ocasiones la expresión de Benito Juárez: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.
Se entiende que el “nadie” lo incluye a él. ¿O no se llama nadie?
Más allá de las interpretaciones personales, estoy cierto de que el primero de octubre de 2024 tendremos un nuevo presidente o presidenta.
De ahí la pregunta de este artículo: ¿amplía su mandato? y se debe a la afirmación formulada ayer en su mañanera de proponer una Consulta Popular en 2027 -así lo marca la Constitución- cuando se celebren las elecciones federales en la que se renovará la totalidad de los integrantes de la Cámara de Diputados, además de los comicios concurrentes.
Si el señor López termina su gestión en 2024 ¡que diablos opina del 2027!
De suyo, estará heredando al sucesor (ra) el Ejército en las calles, que los gobiernos estatales carezcan de policías civiles, aunque algunos se vistan de azul, que cumplan con la norma constitucional de que la seguridad de los habitantes corresponde a civiles y por tanto el que llegue a sentarse en la Silla del Águila tendrá que mantener a los de verde olivo y a los azules marineros con la guardia nacional militar, en las calles para “frenar” la delincuencia y detener la violencia.
Él se queja de lo que le heredaron sus antecesores. ¿Qué dirá el o la que lo suceda?
Ha dicho que en su retiro no participará en ningún evento político ni social al que sea invitado para hablar de política o del país.
Dedicaré, ha sostenido, la totalidad de mi tiempo a “escribir” porque tengo muchos libros por sacar a la luz.
(Será una competencia con Martín Moreno para saber quién produce más “literatura”).
Según su leal saber y entender -y cuyos niveles neuronales superan al resto de sus discípulos- con una evaluación semestral se ´podrá saber si la Guardia Nacional funciona para lo que se adscribió a la Defensa Nacional o no.
Uno tendría que preguntar: ¿y por qué no se hicieron las evaluaciones en estos casi 4 años de su gobierno?
Admitir que cambió de opinión al darse cuenta el cochinero que le dejaron sus antecesores, no es suficiente. Porque en su no estrategia de abrazos no balazos, es cuando los homicidios dolosos han impuesto récord, los feminicidios lo mismo y las masacres no paran. Sobre todo, en estados en donde gobiernan militantes de Moena y que han sido incapaces de capacitar a sus policías estatales y municipales para garantizar la vida y los bienes de sus gobernados.
La política contra la violencia ha sido un fracaso y ojalá escuchará las voces de quienes aben del tema. Sin embargo, su aureola de sapiencia lo hace suponer, no pensar, que todo marcha requetebién.
Tanto que ya piensa en gobernar hasta 2027 y más si los mexicanos lo permitimos.
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