SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Las películas de la firma inglesa “James Bond”, que entre inicios de los años de 1980 y durante la década de los noventas fueron filmadas, progresivamente mostraron una Unión Soviética que cada vez era menos eficiente en la defensa de sus intereses, que siempre eran oscuros y malévolos; inclusive al final de una película los comandantes rusos solicitan ayuda a los británicos para recuperar OTRO submarino nuclear perdido en el Atlántico y se puede apreciar la mueca de sorna de los súbditos de la monarca Isabel Segunda. En dichas películas cuyo denominador común ha sido mostrar lugares lujosos como los casinos en Monte Carlo o Macao donde pululaban hombre guapos y mujeres espectaculares, el reverso de la moneda era cruzar la “cortina de hierro” y retratar a la Europa oriental que incluye Rusia, la cual evidentemente se le mostraba al público como más atrasada respecto a la modernidad occidental. Se hacía ostentación de sus autos deportivos, modernísimas ciudades, enseres domésticos y moda de alto diseño, especialmente si se le comparaba con las estrecheces en la vida diaria que experimentaban los ciudadanos del área soviética. Todavía en la actualidad, la serie de televisión finlandesa “Sorjonen” que se transmite por la plataforma Netflix, filma a gran escala, la evidente modernidad que se materializa en el diseño finlandés, desde la comandancia de policía hasta un numero indeterminado de casas particulares y edificios públicos; en cambio, cuando el binomio Sorjonen y su colega la policía rusa Lena cruzan a la madre Rusia y se dirigen a San Petersburgo las escenas son lóbregas, los interiores están sucios y desgastados y el hotel donde se hospedan pudiera ser del siglo XIX. ¡¡No se sorprendan mis queridos lectores mexicanos, cuando se filman películas en la frontera mexicano-estadounidense, las escenas del lado gringo son a todo color y retratan rascacielos y autopistas americanas; en cambio la visión del lado mexicano es igualmente lóbrega, en colores sepias, en los barrios bajos de cualquier ciudad mexicana fronteriza y los personajes gordos, tatuados, violentos pero cobardes frente al poderoso, en fin ¡¡Mexican greasers!!
Toda esta reflexión que tiene como pretexto la forma como el cine occidental apreciaba y aprecia a los outsiders, también tuvo la intención en subrayar que para los años de 1980 y 1990, las URSS era un “imperio del mal” en plena decadencia, liderado por policías decrépitos que poco duraban en los cargos, luego por un inteligente político, Mijail Gorbachov, que hay que subrayarlo, fue utilizado por todos los intereses profundos del mundo occidental en América y Europa, más adelante por otro borracho útil en la persona de Boris Yeltsin hasta que llegó Vladimir Putin que, del desastre de los años de corrupción total en Rusia fue reconstruyendo un país que se le veía con lástima, luego sirvió para enriquecer aún más, a las oligarquías occidentales y las propias rusas, y en la actualidad con el conflicto en Ucrania vuelve a ser el sumun del mal.
De aquellos años 80/90s de la perestroika que era el intento gorbachiano por modificar el perfil, las prácticas, proyectos, inversiones y libertades en el campo de la economía soviética, aquí en México, los críticos del gobierno salinista que por igual estaban en el Frente Democrático Nacional como en el PAN, subrayaban e insistían que el presidente Salinas estaba implementado un tipo mexicano de perestroika pero no iba acompañado de la Glasnot, igualmente gorbachiana, que buscaba transparentar las instituciones de gobierno, sus actividades y avanzar hacia procesos electorales genuinamente certeros y democráticos. En ello se parecía y le gustaba que fuera publicitado por parte de los salinistas, que dicho régimen presidencial se había abierto al concurso de la economía mundial y por lo tanto se parecía al longevo régimen de Porfirio Díaz. En aquellos años la oposición precisó que al salinato le faltaba su Glasnot en temas mexicanos. Nosotros, los hijos de Huitzilopochtli, que podemos hacer burla de todo, va la siguiente anécdota: en aquellos años se estableció frente al Hospital de Cardiología en Tlalpan una lonchería cuyo nombre era “La perestorta”. Alguna vez exhibió una caricatura de Gorvachov comiéndose una torta a la mexicana acompañada de refresco: sin duda una imagen muy ortodoxa en nuestro imaginario popular.
Hoy, agosto de 2022, algunos miembros del Partido Republicano en los Estados Unidos homenajearon a Mijail Gorbachov, porque sin duda su actuación como presidente sirvió a los intereses reaganianos y de las posteriores administraciones de Bush, padre e hijo. Como en su historia de la post Primera y Segunda Guerra Mundiales, los intereses de los Estados Unidos están haciendo un magnífico negocio con el tema de la guerra en Ucrania: olvidémonos de la venta de armas de alta tecnología, importa mucho las transacciones multimillonarias producto del gas licuado a ser exportado y vendido a los países europeos, los cuales esperan un invierno frío y con una inflación, que promediada en agosto, superó a la mexicana con medio punto porcentual para ubicarse en el 9% (porque hay países como Estonia y Letonia con niveles de 22% y otros como Finlandia con 4% de inflación).
El finado Gorbachov y el exsecretario de Estado, Henry Kissinger, abogaron se iniciaran lo más pronto posible a conversaciones de paz, porque entre más tiempo pase, los horrores humanos, los resentimientos mutuos y males propios de la guerra, serán más difíciles de neutralizarlos para firmar algún tipo de pacificación. Vale la pena ponderar que los países otrora de “la cortina de hierro” como Polonia, Bulgaria, Ucrania, Estonia, Letonia y Lituania tienen las posturas más anti-rusas; la Unión Europea ya se dio cuenta que aventarse como el Borras es peligroso y le está costando cara su altanería -pero está en su naturaleza como dirían los modestos argentinos. Y los Estados Unidos, con la chovinista clase política americana que acompaña al presidente Zelenski, han azuzado a los bandos en pugna, se están frotando las manos, y el Estado Mayor estadounidense ha analizado con gran detalle los movimientos militares rusos, su armamento, las razones de los descalabros rusos y en general el desgaste militar/económico/político de Rusia: a Washington le beneficia.