Los Privilegios del Poder
VERÓNICA V. GONZÁLEZ Y ARNOLDO PIÑÓN
El colapso en la mina de Coahuila sacó nuevamente a flote la situación riesgosa en que los mineros mexicanos realizan su trabajo, condición que desde hace décadas se conoce, sin que hasta ahora ningún gobierno lo resuelva.
Pero, los riesgos laborales no son privativos del sector de la minería, miles o quizás millones de jornaleros de las cadenas agrícola y alimentaria de todo el país trabajan en condiciones que ponen en riesgo su seguridad y su salud.
Son esos desgastes paulatinos, que poco a poco van mermando el estado físico de los trabajadores agrícolas, en su mayoría sin seguridad social.
Bajo el titulo Accidentes y Enfermedades de Trabajo, Percepciones y Buenas Prácticas en el Sector Cafetalero Mexicano, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) analiza la seguridad y salud en el trabajo de diferentes actores de la cadena productiva de café en México.
De acuerdo con el documento a pesar de que existen disposiciones internacionales y nacionales, leyes y normas que exigen su cumplimiento, el marco legal y sus implicaciones son poco conocidos o ignorados por empleadores, gobiernos y trabajadores, principalmente en las cadenas mundiales de suministro.
En el caso de México las inspecciones de seguridad en el trabajo que se realizan en fincas pequeñas, medianas y grandes dedicadas a la cosecha del café y, en general, a la producción agrícola, son mínimas.
Las empresas dedicadas al tostado, molienda y empaque de café, entre 2015 y 2019 reportaron mil 375 accidentes de trabajo, lo que coloca a estas industrias en el nivel V que es el máximo nivel de riesgo de acuerdo con la clasificación del IMSS.
Productores y jornaleros de este sector no tienen acceso a los servicios de seguridad social debido a las elevadas cuotas que deben pagar; las organizaciones de productores no cuentan con recursos económicos suficientes para poder erogar este gasto de manera permanente, debido a la fluctuación de los precios del café, actualmente los precios del aromático son muy bajos, así como también productividad de los pequeños y medianos productores, que no les permite contar con los recursos económicos para cubrir las erogaciones requeridas.
El documento de la OIT menciona que debido a la baja difusión que entre los cafeticultores tiene el tema de la seguridad en el trabajo la incorporación de los trabajadores y productores a algún régimen de seguridad social está restringida.
El nivel de desconocimiento sobre la seguridad en el trabajo por productores y trabajadores asalariados se relaciona con las condiciones de vulnerabilidad de las zonas cafetaleras, en las que existen carencias sociales en la alimentación, en los servicios básicos de salud y vivienda y en el acceso a la seguridad social, además del rezago educativo, agrega.
RIESGOS
Los factores de riesgo en la salud de los trabajadores cafetaleros son diversos, entre ellos destaca el ergonómico, como la dirección de fuerzas en diferentes direcciones, levantamiento y transporte de carga, movimientos físicos repentinos, entre otros, que favorecen el desarrollo de alteraciones osteomusculares.
Asimismo, el riesgo físico, debido a la exposición a temperaturas extremas, a la radiación solar, a la vibración de máquinas y herramientas de trabajo, entre otras.
Otro riesgo es el biológico, durante la separación y clasificación de residuos y por contacto con fauna nativa peligrosa (víboras, alacranes, arañas) que ponen en riesgo no solo su salud, sino también su vida.
El químico, porque los trabajadores están en contacto directo con plaguicidas, herbicidas, fungicidas y otros muchos productos químicos, lo que repercute en su salud. Estos productos también causan problemas ambientales, como contaminar las aguas subterráneas;
El sobretrabajo, debido a que en temporadas de alta producción (siembra y cosecha), la carga laboral, el estrés, la exigencia física y la extensión de la jornada laboral tienen consecuencias directas sobre la salud física y mental de las personas.
En el caso de México, el Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo y las normas oficiales que lo complementan establecen aquellas disposiciones que los patrones y trabajadores deben cumplir en materia de prevención y de promoción de mejores condiciones de trabajo.
Estas disposiciones obligan a las empresas u organizaciones sociales a elaborar programas que incluyan las medidas de prevención y de seguridad e higiene en función de la peligrosidad de las actividades realizadas.
Para el caso específico de las actividades agrícolas de acuerdo con esta normatividad, es necesario construir esquemas sólidos de acción que permitan incidir en la prevención de accidentes y enfermedades propias de la labor agrícola.
El hecho de no disponer de datos sobre accidentes (lesiones, amputaciones, muertes) y daños a la salud lleva a subestimar la magnitud del problema, contribuye a reforzar dicha situación y a que las medidas preventivas sean inadecuadas o, en el mejor de los casos, se apliquen en forma deficiente.
NOVENO EN
EL MUNDO
En México, se producen anualmente cuatro millones de sacos de café de 60 kg, colocándose así en el noveno lugar en la producción de este aromático, después de Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia, Etiopía, Honduras, Uganda e India.
El cultivo del café se desarrolla en 13 estados: Chiapas, con 1 675 115 sacos de café de 60 kg; Veracruz, con 1 029 374 sacos; Oaxaca, con 481,548 y Puebla, con 307 731 sacos. Es decir que entre Chiapas y Veracruz suman el 70 por ciento de la producción.
La superficie de cultivo es de 697 366 ha, distribuidas en 58 regiones y 404 municipios.
El café es un cultivo prioritario en nuestro país, tiene cadenas productivas integradas y una importante generación de empleo, tanto para mexicanos como para migrantes centroamericanos.
Aproximadamente 550 000 productores de café —el 90 por ciento de pequeña escala— trabajan en 480 municipios distribuidos en los 13 estados mencionados. El café es la principal fuente de ingresos de muchos pequeños productores.
Los accidentes de trabajo y los riesgos en la salud de los trabajadores cafetaleros no son tan espectaculares como los del sector minero, sin embargo, valdría la pena de autoridades federales y estatales voltearan su mirada hacia ellos.