ALBERTO F. MENA MALLEN
La historia contemporánea de los partidos políticos en México, se ha hecho muy amplia a partir de los problemas que enfrentó el Partidhttps://www.infobae.com/america/mexico/2022/07/01/tepjf-resolvio-que-claudia-sheinbaum-no-hizo-actos-anticipados-de-campana-presidencial-rumbo-al-2024/o Revolucionario Institucional, (PRI) con la escisión del Frente Democrático Nacional, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, que después generó al Partido de la Revolución Democrática, (PRD) y ahora al Movimiento de Regeneración nacional (Morena), mismo que más se asemeja a una agrupación civil-política, que a un partido.
Todos, sin excepción, tienen y han tenido problemas internos, -hasta los que se incorporaron al PRD-, debido a la feroz lucha por el poder, candidaturas y el dinero, que les permite vivir muy cómodamente a quienes los dirigen. Pero el nacimiento de la “oposición” se debe, -no exclusivamente-, a la pluralidad de ideas que ha existido, sino porque una oposición institucionalizada es un requisito para el buen funcionamiento de un gobierno democrático, que es lo que quería presentar México y el PRI a su población y al mundo en su momento.
Y vamos con dos pasitos para atrás y una adelante en la construcción de un México democrático. No se puede avanzar debido a la lucha intestina en estos institutos políticos, tal y como se ve actualmente en Morena, y antes en el PRD, que casi se extingue, debido a las diferencias entre sus “tribus”, lo cual lo obligó a cambiar estatutos, disolver a dicha tribus y a nombrar una dirigencia temporal, en noviembre del 2018. Apenas la logró en las últimas elecciones del 2021.
Y ahora Morena, -integrada por muchos militantes del PRD, PRI y otros organismos políticos-, anda de las greñas y con las uñas afiladas por las mismas razones. Y por disfrutar del poder que emana del gobierno, de sus recursos, de sus prerrogativas, nadie quiere salir del hueso político que ello representa y, para la conformación del Consejo Político Nacional, se dieron hasta con la cubeta, lo que se conoció a través de las redes sociales, pero que fue minimizado por su dirigente Mario Delgado y por la regenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Aunque ya antes, se había pronosticado el desorden que se veía venir en las elecciones, ahora la dirigencia nacional afirma, al tener otros datos, que no pasó a mayores, incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador, coincidió con ellos en el sentido de que todo salió requetebién, pero con algunos prietitos en el arroz que no modifican los resultados.
Mario Delgado, luego de acusar a “ajenos” por el cochinero en su partido, destacó que, si hay algunas irregularidades, se sancionaran en su momento, pero como anda en campaña para las elecciones del próximo año, en el Estado de México y Coahuila, así como para las presidenciales del 2024, pues no volteó a ver en todos los Estados y por ejemplo en Chihuahua, previo a la elección, hubo acusaciones mutuas entre los distintos grupos que integran a este partido en la entidad, por irregularidades en el registro de aspirantes.
El dirigente nacional anticipó la expulsión de militantes a los que “les ganó la pasión” y el fin de semana incurrieron en prácticas de acarreo, compra de votos y quema o robo de urnas y confirmó que se repetirá el proceso en cinco distritos, de 19 donde se detectaron irregularidades y se cancelaron las votaciones. No habló de la violencia que existió en algunos puntos de votación.
Antes, Porfirio Muñoz Ledo, una de las figuras importantes de Morena acusó al presidente y al partido de tener relaciones con el narco, mientras Gerardo Fernández Noroña dijo que el primer mandatario daba muestras de preferencia por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a quien pidió sacar las manos del proceso. El coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, además de no participar en estas elecciones, destacó que ya estaba todo prefigurado en el proceso interno y lamentó la mala calidad de los comicios de su partido.
Lo antidemocrático les sale por las venas, como sucedió con el matrimonio de Ana Elizabeth García Vilchis, presentadora de la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, y su esposo René Sánchez, integrante de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal (CJEF), quienes no respetaron la fila de quienes votaron en Puebla y se metieron por la salida.
Hubo los que calificaron estos hechos de “canibalismo”, porque entre morenos se destazan entre ellos por indisciplinados. Que se sepa no hay educación política, pero si adoctrinamiento; no pueden afirmar que no son iguales al resto de los partidos políticos, cuando claramente se observa que si lo son, porque hay registros, denuncias de acarreos, compra de votos, uso de programas sociales, violencia, prepotencia y hasta quema y robo de urnas, y las denuncias que se presentan son de los mismos morenistas. Todo aquello de lo que siempre se han quejado, lo están haciendo ahora como partido en el poder.
El ADN de Morena, proviene de sus ancestros, quienes, en su tiempo, mostraron de qué estaban hechos -muchos institutos políticos desparecieron al no alcanzar el porcentaje de la votación requerida-, eran autoritarios y sectarios, caciquiles y porriles, unipersonales, anti institucionales y el ejemplo que aportan a la vida política y pública no ha sido nada convincente por lo que, si no se puede gobernar a si mismo, los mexicanos no merecemos que nos gobiernen.
A menos que el presidente meta la mano para ordenarlos, los augurios que pueden pronosticarse desde ahora serán de que no avanzarán como lo pretenden, además de que tienen en contra un mal gobierno que ha lastimado a millones de mexicanos al hacer más pobres de los que había antes de su ejercicio.
Pero como traen las mañas de sus padres y abuelos, -crecieron torcidos-, las utilizarán para conservar el poder a como de lugar; incluso hay señalamientos, de que en las elecciones presidenciales si no ganan, no reconocerán el triunfo de sus oponentes, lo que provocará un caos y una desestabilización en el país, y si es eso, que nos agarren confesados.
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