Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sin demérito a la asistencia para la renovación del Congreso Nacional de Morena, habría que señalar que juegan con su propia democracia. No atienden las reglas y manipulan los números. Actúan como en el viejo régimen. Rellenan urnas. Queman boletas y aparecen sin folio. Compran votos y regalan despensas.
Todo se niega. Nada de lo circuló en redes sociales, es verdad, Las otrora benditas hoy son las malditas”.
No es novedad. La violencia que en sus inicios como partido registró el PRD, se trasladaron a Morena.
Y los acarreos, los votantes fantasmas, los acarreados, las dádivas de 300 pesos, son copia del modelo que instauró el PRI.
Importante, si resulta cierto y se puede certificar, la participación de un millón entre militantes y simpatizantes en este ejercicio para renovar su Congreso Nacional.
Ni cómo discutirle a Mario Delgado cuando presume que ningún otro partido político tiene la capacidad de convocatoria de Morena.
Diría, en lo personal, que ese poder para llevar a la gente a una elección que, primigeniamente, debería importar solamente a los militantes, tiene como carnada los programas sociales. Y podrá decir misa el presidente y pedir que todo mundo sea libre para ejercer su derecho, pero Delgado y Citlalli Hernández, las cabezas visibles -no las que mandan- de Morena prestaron oídos sordos … o se apegaron al guión.
John Akerman, el ideólogo que prepara a las juventudes morenistas para llevarlos como la nueva generación en algunos lustros, hizo pública, a través de sus redes sociales, la denuncia: están comprando votos por 300 pesos.
Delgado desconoció todo hecho de corrupción, de acarreo, de manipulación, de embarazo de urnas, de boletas apócrifas. Esta en su papel. Nadie con dos dedos de frente acepta su culpa. Menos si solamente obedece órdenes.
Como ejercicio ciudadano, la elección de los cargos para el Congreso Nacional, es sumamente democrático.
Como realidad política, no deja de ser una charada más de quienes quieren conservar el poder a costa de lo que sea… aunque lo principal es la venta de los programas de apoyo social.
Hay temor y mucho entre los adultos mayores. Han sido amenazados para votar por todo lo que haga, ofrezca e incumpla el presidente de la República. Y los dirigentes de Morena se cuelgan del mensaje para insistir en que Morena les salvó la vida.
Quizá tengan razón en cierta parte. Porque, aunque en pobreza extrema y abandono familiar los ancianos sobrevivieron.
No se puede ni se debe negar que el apoyo que reciben les ayuda. No es suficiente. Jamás lo será para quienes ya no pueden o no quieren ser productivos y que carecen del respaldo de sus hijos, nietos y parentela a la que apoyaron en los tiempos de jauja.
Fue la primera jornada. Y quienes aspiran a una candidatura, sobre todo presidencial, queman incienso por el ejercicio. Y acuden prestos y raudos a las urnas para que, por supuesto acompañados de sus equipos de prensa, les tomen la foto que muestre que son parte del “pueblo bueno”.
Con todos los desaciertos, desorganización, actos ilegales y acarreo mayúsculo, creo que convocar a un congreso abierto para renovar a sus integrantes, debe ser el camino para todos los partidos políticos.
Con una condición: que sea real la participación y se entierren los viejos vicios del pasado que tanto añora el presidente de la República.
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