La amenaza de la OTAN e intereses estratégicos: claves de la nueva doctrina naval rusa

La primera doctrina naval de la Rusia postsoviética se estableció en 2001 y fue actualizada en 2015 en medio de las crecientes tensiones con la OTAN, la crisis de Ucrania y la creciente asociación estratégica de Moscú con China. La nueva doctrina sustituye al documento de 2015 y añade una serie de nuevas e importantes disposiciones.

El presidente Vladímir Putin firmó un decreto por el que se aprueba una Doctrina Naval actualizada, cuando Rusia celebraba el Día de la Marina, una fiesta dedicada a los marineros, la aviación naval y las tropas costeras que sirven en la rama marítima de las Fuerzas Armadas rusas.

«Hemos marcado de forma transparente las fronteras y las zonas de interés nacional de Rusia, incluidas las económicas, vitales y estratégicas», dijo Putin durante la ceremonia de firma, que tuvo lugar en la Fortaleza de Pedro y Pablo de San Petersburgo.

«Ante todo, se trata de nuestras aguas árticas, los mares Negro, de Ojotsk, de Béring y Báltico, así como el estrecho de las Kuriles. Garantizaremos su protección con firmeza y por todos los medios», declaró el mandatario ruso.

La Armada, subrayó, tiene la misión de responder «con la velocidad del rayo a cualquiera que decida invadir nuestra soberanía y libertad».

La doctrina actualizada, publicada en el sitio web del Kremlin, establece las direcciones y objetivos estratégicos de la Armada y de las flotas marítimas comerciales de acuerdo con la estrategia de seguridad nacional más amplia y la doctrina militar de Rusia, e incluye principios sobre el estudio, el desarrollo, el uso y la protección de los recursos de los océanos del mundo, la defensa de la soberanía rusa y de los intereses nacionales, medidas para garantizar la accesibilidad a las rutas comerciales mundiales y una evaluación de los riesgos y amenazas para Rusia.

El documento incluye una disposición en la que se destaca el compromiso del Estado con la «preservación del estatus de Rusia como gran potencia marítima, cuyas actividades están dirigidas a preservar la estabilidad estratégica en los océanos del mundo, el fortalecimiento de la influencia nacional y el desarrollo de relaciones de asociación mutuamente beneficiosas en la esfera de las actividades marítimas en las condiciones del mundo policéntrico emergente».

El fortalecimiento de la influencia marítima rusa en el Ártico, incluso a lo largo de la plataforma continental, y el desarrollo del corredor de transporte de la Ruta Marítima Septentrional como arteria de transporte nacional competitiva en el mercado mundial, figuran como principales prioridades nacionales.

Estados Unidos y la OTAN como principales amenazas estratégicas

El documento presta especial atención al papel que desempeñan Estados Unidos y la Alianza del Atlántico Norte (la OTAN) en la configuración de las prioridades marítimas de Rusia, la percepción de las amenazas y los medios para neutralizarlas.

«El desarrollo de Rusia en el mundo moderno se produce en un contexto de grandes y nuevos retos y amenazas para su seguridad nacional, relacionados ante todo con el estatus geopolítico de Rusia y su papel en la política mundial. El rumbo de Rusia hacia una política exterior e interior independiente provoca la resistencia de Estados Unidos y sus aliados, que pretenden preservar su dominio global, incluso en los océanos del mundo. Su política de contención de Rusia exige una política de presión política, económica, militar e informativa», afirma la doctrina.

El documento señala que, desgraciadamente, el factor del poder militar no ha desaparecido de los asuntos internacionales, ya que «las principales potencias mundiales que poseen una importante potencial naval y un sistema desarrollado de bases siguen aumentando su presencia naval en zonas geopolíticamente significativas de los océanos del mundo, incluidas las zonas limítrofes con el territorio de la Federación de Rusia».

La doctrina describe las diez principales amenazas para Rusia en el espacio marítimo:

1.El curso estratégico que sigue EEUU para dominar los océanos y la influencia global de Washington en el desarrollo de los procesos internacionales, incluidos los relacionados con el uso de las arterias de transporte marítimo y los recursos energéticos.

2.El empeño de EEUU y sus aliados de limitar el acceso de Rusia a los recursos de los océanos del mundo y a las rutas de transporte marítimo vitales.

3.Reclamaciones territoriales contra Rusia por parte de varios Gobiernos en relación con algunas zonas costeras e islas del país.

4.El acercamiento de la infraestructura militar de la OTAN a las fronteras de Rusia, y el creciente número de ejercicios de la Alianza en las zonas marítimas cercanas al país.

5.El intento de EEUU de alcanzar una superioridad abrumadora en el poder naval, así como el aumento de las capacidades de otras potencias navales.

6.Los conflictos militares en zonas de especial importancia geopolítica para Rusia y sus aliados, así como los países que tienen acceso a los océanos del mundo.

7.La presión económica, política, jurídica internacional, informativa y militar sobre Rusia dirigida a desacreditar o reducir la eficacia de sus actividades marítimas.

8.Los esfuerzos de algunos gobiernos por debilitar el control de Rusia sobre la Ruta Marítima Septentrional, incluso mediante la creciente presencia de infraestructuras militares extranjeras en el Ártico.

9.Los intentos de algunos países de cambiar los acuerdos legales internacionales existentes para el transporte marítimo en interés de sus propios fines geopolíticos.

10.Y por último, la creciente amenaza del terrorismo internacional, la piratería y el contrabando marítimo de armas, drogas, productos químicos y sustancias radiactivas.

La doctrina esboza varios retos que afectan a las actividades marítimas de Rusia, entre ellos, lo que se percibe como el insuficiente papel del país en las actividades de transporte marítimo, demostrado por el bajo número de buques que operan bajo pabellón estatal ruso en términos porcentuales. El mal estado y el reducido tamaño de la flota de investigación científica del país, así como las sanciones impuestas por varios Gobiernos a los sectores de la construcción naval militar y del petróleo y el gas de Rusia, incluso en el ámbito de las tecnologías de vanguardia, el suministro de equipos y la inversión extranjera, figuran como retos adicionales.

Otros riesgos mencionados en el documento son la insuficiente red de bases de apoyo fuera de Rusia para la Armada rusa, la crisis climática y la amenaza de pandemias, incluida la del coronavirus. Esta última, subraya la doctrina, «ha provocado una incertidumbre geopolítica y una crisis económica mundial relacionada con el deseo de los principales gobiernos extranjeros de alterar el orden mundial actual, una tendencia creciente a la terminación de los procesos de globalización, una batalla por el liderazgo mundial, el creciente papel de las economías nacionales y la gestión estatal, incluso en el ámbito de la actividad marítima».

Foto: © Sputnik / Mikhail Klimentyev

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