Relajamiento de Normas en la Pandemia y Asesinatos de Médicos: Fórmula Explosiva 

Los Dados de Dios

NIDIA MARIN

México sigue inmerso en la crisis en materia de salud, misma que avanza hacia el precipicio.

Sí, mientras el gobierno federal se sale con la suya y prefiere aplicar la “Inmunidad del rebaño” antes que cumplir con las vacunas necesarias (lo cual es observable en todas las “olas” de Covid-19 que se han presentado, pero más evidente en la actual), el crimen organizado ataca a los médicos mexicanos -incluidos los pasantes-, los que de por sí han sido de los sectores más afectados en la actual pandemia (más de 200 contagiados y más de 1,400 fallecidos) y hoy son uno de los puntos focales de los sangrientos sucesos en la República.

Y claro, la consecuencia es la existencia de una anarquía en ese sector que hoy cuenta, desafortunadamente, con los peores dirigentes en la Secretaría de Salud, dispuestos a olvidarse del juramento de Hipócrates y acatar los excéntricos mandatos presidenciales con tal de seguir en el triste candelero en que se ubican y en el cual, junto con otros tantos funcionarios de diversas áreas, quedarán exhibidos en la historia por ineptos y agachones.

Si bien la crisis de los servicios médicos en México no inició en la actual administración, ha sido en ésta donde se ha profundizado a niveles alarmantes, sobre todo por el desconocimiento en la materia de quienes lo encabezan.

México Evalúa ha tocado los puntos clave de la problemática en el sector salud mexicano: exclusión de 33 millones de mexicanos; inequidad con un 26% de la población, sobre todo la más pobre y a la que abarca el régimen laboral.

Es indispensable romper el cordón umbilical entre salud y trabajo a fin de erradicar y superar la dicotomía entre formalidad e informalidad. La salud no es una prestación laboral es un derecho humano”, asegura.

Y de ahí que, en la actualidad, “solo el 45% de la población, 56 millones de personas, cuenta con afiliación a servicios de salud de la seguridad social −IMSS, ISSSTE, ISSSTE estatal, Semar y Sedena−. El 27% de la población (33.8 millones de personas) está afiliada a sistemas públicos diferentes a la seguridad social, como el Seguro Popular, hoy Insabi e IMSS Bienestar. El 2% cuenta con seguro privado o afiliación a otra institución. Y el 26% restante carece totalmente de afiliación a servicios de salud”.

DESCUIDO Y

NINGUNEO

Como si no fuera suficiente… “El sistema de salud ha descuidado la atención primaria en salud, que es responsable de prevenir, identificar el riesgo, así como detectar las enfermedades en su etapa temprana. En esa etapa deberían resolverse el 80% de las necesidades de salud, detectar y contener los riesgos mayores”.

Y claro… “La fragmentación del acceso a servicios se agrava con la insuficiencia presupuestaria. México es de los países de la OCDE que menos gasta en salud, destina sólo 2.8% del PIB cuando6.6% es la proporción promedio de los países que conforman este organismo internacional. Esto se refleja en las debilidades de infraestructura hospitalaria y de recursos humanos que enfrentamos. Tenemos, por ejemplo, una baja proporción de personal de enfermería con respecto a médicos: 1.2 versus 2.7, que es el promedio de la OCDE”.

Asegura la organización México Evalúa que en el 2020 se registró un crecimiento de 9% (con relación al año anterior) en el gasto público en materia y apenas superó en 3% el presupuesto asignado en el PEF 2020. También considera que el incremento en la variación anual no fue nada excepcional si se considera que desde 2016 no hubo crecimiento, y en 2019 se acumularon tres años de caídas consecutivas.

En un contexto de pandemia, que el Gobierno ejerza en tiempo y forma los 670 mil millones de pesos (2.7% del PIB) que tiene presupuestados para 2021 como gasto funcional en salud, tiene una importancia vital. Sin embargo, a febrero sólo ha (había) ejercido el 11% de ese monto y las principales instituciones de salud en conjunto (IMSS, ISSSTE, Secretaría de Salud y FASSA) no ejercieron 20.6% del presupuesto aprobado en el bimestre.

Por otra parte, preocupa la forma en que la atención a la pandemia ha acaparado los recursos del sector salud, y desplazado la atención de otros padecimientos. Resulta dramático, por ejemplo, que en 2020 sólo se dieran 168,173 consultas para la atención de cáncer de mama y cervicouterino en unidades de la Secretaría de Salud y de Servicios Médicos Estatales y Municipales, el equivalente a 43% del total de consultas otorgadas en 2019 (383,462).

Las consultas en las 101 Unidades de Especializadas Médicas en Enfermedades Crónicas de la Secretaría de Salud, que atienden principalmente a pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad y dislipidemia (todas comorbilidades de covid-19), también se redujeron el año pasado: un 49% con respecto a 2019.

Por último, los efectos económicos de la pandemia, que han terminado afectando al mercado del trabajo, también han permeado en el ejercicio del derecho a la salud. El porcentaje de ocupados que no contó con acceso a servicios de salud alcanzó el 62.3%, cinco puntos porcentuales por arriba de su promedio en el periodo entre 2006 y 2020. Por su parte, el porcentaje de quienes tenían acceso a servicios de salud y lo perdieron debido al desempleo ascendió́ a 8.2% de los ocupados en el tercer trimestre: 1.3 puntos porcentuales por arriba de lo observado en promedio durante los catorce años previos”.

Dicho lo anterior la organización hace una serie de propuestas que convendría ser revisadas por el gobierno.

IRRESPONSABILIDAD

DE LAS AUTORIDADES

La alternativa es continuar en el camino actual, el que por cierto es pésimo, gracias a las actuaciones irresponsables de las autoridades, ya que por ejemplo, en la Ciudad de México durante la cuarta ola sigue habiendo conciertos masivos, a los gobernantes ya no les importan las mínimas normas de cuidado (cubrebocas entre otras) y la que debería dar el ejemplo, navega con la pretensión de llegar a la Silla del Águila (Claudia Sheinbaum) llevándose el cetro de uno de los peores gobiernos capitalinos en la historia de la capital del país.

Pero en la República tampoco cantan mal en cuanto a metidas de pata. Por ejemplo, los casos de los médicos asesinados. Como dijera el año pasado Rodrigo Rojas, en “Saludiario”, “…se trata de la violencia contra los médicos y demás profesionales de la salud. Pero eso no es todo, sino que particularmente se han incrementado las agresiones mortales que ya han dejado varias víctimas dentro del gremio”.

El refiere seis asesinatos en el país el año pasado: Mariana Sánchez (médica interna de pregrado, en Chiapas; Luis Fernando Montes de Oca, en Zacatecas; la radióloga María Esther Talamantes Bañuelos, también en Zacatecas; Michelle Cosío, radiólogo italiano, en Chiapas; José Miguel Trejo Varela, pasante de enfermería, en Zacatecas; el doctor Hiram Fuentes, en Tapachula, Chiapas.

En lo que va de 2022 suman más: Eric David Andrade Ramírez, pasante de medicina, en Pueblo Nuevo, Durango; y la anestesióloga Masiel Mexía Medina, en Boyconá, Chihuahua.

Sin embargo, en años anteriores también asesinaron a pasantes, médicos residentes (mexicanos y extranjeros) y enfermeras en Puebla (dos colombianos), Guerrero y otras entidades de la República. 

De ahí que ahora con la llegada de médicos cubanos a México, también van a padecer la problemática de los asesinatos, a menos que… no tengan nada que ver con la medicina y si mucho con la educación socialista y… el espionaje.

  

 

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